LOS MALOS HÁBITOS DE COMUNICACIÓN QUE PUEDEN DESTRUIR UNA RELACIÓN
Con el paso del tiempo, la convivencia y la relación del día, las personas tendemos a utilizar determinados patrones de comunicación que crean estrés y tensión y que, a larga, pueden terminar destruyendo una relación de pareja, de amistad o cualquier otra relación que implique el respeto mutuo.
El principal reto es aprender a identificar estos hábitos de comunicación, darnos cuenta del daño que hacen y del modo en que envenenan una relación y así poder ponerles remedio.
1: VOLVER LOS OJOS CUANDO EL OTRO HABLA
Este es un gesto que puede ser interpretado como desinterés, aunque en realidad se puede producir por muchas otras causas. La persona que produce el discurso puede sentirse ignorada o menospreciada. En el contexto de una reprimenda, si esto sucede probablemente el discurso se volverá más agresivo y la persona que lo recibe y que ha vuelto los ojos mostrará aún más signos de querer evadirse de la conversación.
No olvidemos que la comunicación es un círculo que normalmente sigue el guión de acción y reacción; es la sucesión de estas acciones y reacciones lo que favorece que se afiancen hábitos comunicativos adecuados e inadecuados. Por eso en terapia, una de las primeras cosas que se intentan lograr cuando se percibe una escalada negativa en la comunicación es, precisamente, romper este círculo.
2: IRSE CUANDO EL OTRO ESTÁ HABLANDO
Siguiendo lo expuesto en el punto anterior, este es otro de los gestos que la persona que emite el discurso puede interpretar como una prueba de desinterés por parte de la otra persona. Una buena comunicación termina cuando de alguna manera las personas que participan en ella le ponen fin, no cuando individualmente una toma la decisión de cortarla.
Muchas veces son las habilidades sociales las que juegan un papel importante en este tipo de situaciones. Simplemente, la persona que se marcha necesita una pausa para meditar todo lo que se ha dicho en la conversación. Sin embargo, elige una mala forma de solicitar esta pausa; con haber dicho que la necesitaba probablemente la otra persona lo entendería y no habría llegado a una interpretación negativa de la situación.
3: BESOS DE RUTINA
Aunque puede parecer un acto insignificante, los besos automáticos, los besos de cumplido, pueden enrarecer y ensuciar una relación cuando se dan continuamente o son los únicos. En el contexto de la pareja, el beso es una de las manifestaciones de amor más poderosas, sobre todo cuando van acompañados de otro tipo de gestos que convierten el acto de besar en un acto de complicidad e intimidad. Quitarle su sentido es perder una de las mejores formas de unión de la pareja.
4: MENOSPRECIAR LO QUE EL OTRO SIENTE
Los sentimientos son propios de cada uno, y nadie tiene derecho a juzgar sobre lo que sentimos, ni mucho menos menospreciar esos sentimientos o burlarse de ellos.
Da lo mismo lo irracionales o absurdos que consideremos los sentimientos del otro, no es una cuestión de razón, sino de aceptación y validación. Da igual que una de las personas que participa en la conversación piense, por ejemplo, que la otra no tiene por qué tener miedo de algo. El caso es que esa persona lo siente y si esto es ignorado o minusvalorado la conversación terminará siendo muy frustrante, porque será como si los dos hablaran en dos idiomas distintos.
5: NEGARSE A ADMITIR UN ERROR Y NO DISCULPARSE
No reconocer los errores y negarse a pedir perdón para defender las acciones, aunque estén equivocadas, sólo empeora las cosas. Únicamente si se reconoce el error se puede decir “lo siento”, o al menos, un “lo siento” sentido. Además, no olvidemos que reconocer un fallo también brinda la posibilidad de que una persona le exprese a la otra que está en disposición de entender sus sentimientos.
6: HABLAR CON SARCASMO
El sarcasmo es una burla amarga que, aunque a veces puede resultar divertida, puede confundir e incluso ofender al otro. Es, en el fondo, una falta de respeto hacia la otra persona, porque implica desprecio e infravaloración. El sarcasmo hiere porque traiciona la confianza que una persona deposita en otra.
7: DISCUTIR POR LO QUE SE DIJO O SE DEJÓ DE DECIR, O POR QUIÉN TIENE LA CULPA
Las discusiones sin sentido que buscan culpar al otro de lo que ha pasado no llevan a ninguna parte. Algunas veces, parece como que nos entran unas ganas terribles de discutir y agarramos a la primera persona que encontramos para hacerlo como si fuera un saco de boxeo. Y como tenemos rabia, muchas veces no medimos la fuerza ni el sentido con el que golpeamos. Esto pasa a menudo cuando nos sentimos mal sin saber muy bien por qué y creamos una discusión con alguien para justificar nuestros sentimientos.
Iniciar una discusión sin sentido es muy peligroso ya que la persona con la que se inicia tiene pocas pistas para identificar nuestros verdaderos sentimientos y no es nada fácil que sea empática. Por eso, cuando lo consigue, se valora tanto, una palmadita en la espalda y una frase como “entiendo que tienes un día de perros”, no solamente pueden para una discusión sino que también a menudo consigue cambiar ese día. La carga ya no es tanta, porque de alguna manera se comparte.
Así, un esfuerzo por mejorar estos hábitos de comunicación tan perjudiciales puede mejorar mucho no solo las relaciones de pareja, sino también las relaciones de amistad, las relaciones con nuestros hijos, con la familia política. Esfuerzo quiere decir que muchas veces no es fácil y que otras muchas la inercia no ayuda, pero que normalmente perece la pena. –
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