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 LOS APEGOS



Enero 18, 2014, 04:39:16 am
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Desconectado Francisco de Sales

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LOS APEGOS
« en: Enero 18, 2014, 04:39:16 am »
LOS APEGOS



Desde  que  nacemos  se  nos  enseña  a  estructurar nuestra  vida.

Poco  a  poco  vamos  aprendiendo  que  las cosas son ?jas: un horario para comer, para dormir, unos
estudios  que  realizar,  una  ciudad  que  es  la  mejor  del mundo para vivir, unos amigos…  y nada más lejos de la realidad.

Somos los únicos seres de la creación que llevan relojes, que construyen casas permanentes; hoy en día no se concibe que una persona pueda “vivir” sin estudios, cada día nos exigimos más, pero debemos recordar que muchos de nuestros padres no sabían ni leer ni escribir;  eso  sí,  han  sabido  criarnos  con  amor. 

En de?nitiva, nos gusta estar amarrados, pero desgraciadamente no  vemos  las  cuerdas,  pues  son  cuerdas  emocionales, sentimentales, las camu?amos como lazos de amor, de amistad, de seguridad.

Desde  pequeño  se  fomenta  la  posesión: colecciones de cromos, de estampitas, coleccionables de todo tipo, todo nuestros enseres de trabajo (lápices, gomas, etc., con nuestro nombre)

Queremos aferrarnos a la vida. Si pudiésemos pondríamos estatuas nuestras en cada jardín,  en  cada  rincón  de  casa,  somos  como  los  grandes dictadores de la historia: construyen grandes edi?caciones,  grandes monumentos, muchas estatuas, como para seguir aquí una vez que se han ido. Cada día intentamos amarrarnos al pasado.

¿Quién no tiene un móvil con cámara fotográfica para encerrar un tiempo pasado?

¿Quién no tiene un CD, DVD, o  un  disco  duro  con  toda  esa  música,  esas  películas guardadas que nunca se ven, que nunca se escuchan? 

Creemos que cuanto más poseemos más somos, no nos damos cuenta que tanta posesión lo único que hace es tapar nuestro deseo de Ser.

Pensamos que cuanto más preparados estemos más somos, y nada más alejado de la realidad.

Valoramos a las personas por lo que poseen, no  por  lo  que  realmente  son.  Por  ejemplo: alguien  que hace dos años era un simple ciudadano, hoy es un alto, se le abren, todo el mundo lo admira, todos lo respetan.

Sus palabras pesan. Y todo por el cargo que ocupa; en el momento que deje de ejercer como tal lo perderá todo, cuando deje de interpretar su papel no será nadie. Otro tomará el testigo del poder para seguir interpretando el teatro. Como decimos normalmente: el hábito no hace al monje.

NO NOS DAMOS CUENTA QUE TODO PASA, NADA HAY EN LA VIDA QUE SEA PERMANENTE.

La naturaleza nos enseña que  nada  es  eterno,  las  montañas  son  continuamente erosionadas, el reino vegetal está en continuo cambio; los  ríos,  los  manantiales,  el  mar,  todo  discurre,  todo ?uye; nuestro cuerpo nos enseña que hay que renovarse continuamente (la piel, cabello, cada célula tiene su periodo de vida y es reemplazada por otra en un continuo y perfecto orden).

Pero aquí está, el Ser humano, rey de la creación, intentando poseer una casa en la playa, en  el  campo,  cambiar  a  un  coche  mas  potente  y  más grande.

Se  nos  ha  enseñado  a  estructurar  la  vida como  si  las  circunstancias  fueran  permanentes,  como si la existencia ideal consistiera en amarrarse a una experiencia  estática,  donde  la  realidad  fuera  inmutable.

Aprendimos a buscar estabilidad para hallar felicidad.

Y esta creencia falsa nos ha llevado a apreciar más la rigidez de la muerte que la ?uidez del movimiento de la vida. La tendencia marcada a querer retener y poseer es hoy el obstáculo más grande que tiene un hombre para alcanzar  su  apertura  de  conciencia,  y  representa  una fórmula muy e?caz para producir estancamiento.

La vida marca ciclos de aprendizaje.

CUANDO UNO DE ELLOS SE COMPLETA Y TODO SE DERRUMBA, DEBEMOS TENER LA SABIDURÍA DE SEGUIR ADELANTE SIN MIRAR ATRÁS.

La experiencia bien vivida se entrega para liberarnos: dejamos ir  nuestra  infancia  y  la  relación  de  dependencia  a  los padres; la adolescencia y el despertar de la primavera.

Muchas veces quedan atrás también las relaciones de pareja,  porque  el  compañero  muere  o  se  divorcia.  Los hijos se van del hogar y dejan un vacío. Para todos nosotros hay tiempos de abundancia y de escasez; de alborotada juventud y de soledad en la vejez.

En  la  naturaleza  solo  el  hombre  no  acepta  bien  el cambio y la separación. Parece no saber que para poder avanzar  es  preciso  soltar. 

Por  eso,  cuando  la  realidad cambia, el ser, que no es capaz de vaciarse de lo viejo, se queda rezagado.

Nadie nos enseña que hay un trabajo consciente que hacer, para liberarse de las ataduras del pasado  y  deshacerse  del  exceso  de  equipaje,  antes  de continuar la marcha.

Un ciclo de vida concluye y la realidad cambia, pero la mayoría de los individuos se quedan atorados en la añoranza del recuerdo, y se niegan a contemplar el regalo de un nuevo amanecer.

Cuando existe una dicotomía entre lo que es y lo que uno desearía que fuera, se crean estados de angustia, insatisfacción, dolor,  miedo  y  resentimientos  que  deben  ser  sanados.  El individuo, que vive fragmentado, debe volver a la unidad, y esta solo se alcanza sabiendo cuál es la enseñanza evolutiva escondida tras cada ciclo de experiencias.

Cuando lo conocido se derrumba y el horizonte cambia, es importante preguntarnos ¿Qué debo aprender ahora?

¿Cuál es la razón para que el universo me haya colocado en esta situación?

Para disolver apegos es necesario un cierre.

Lo que quedó atrás y ya no tiene validez, no debe ser alimentado con la energía del pensamiento por más tiempo.

No es posible avanzar por el camino con la mirada ?ja en el espejo retrovisor.

Cuando hay obsesión con imágenes repetitivas, que vienen del pasado, es señal de que todavía queda algo pendiente por disolver y transformar.

Entonces, con la ceremonia del perdón sanamos viejas heridas, aquellas que solo con el roce del recuerdo sangran nuevamente.

También podemos trabajar en la  aceptación  de  la  desaparición  de  un  ser  querido.  O reconsiderar nuestras quejas, que seguramente se reducen a que alguien cercano a nuestro corazón no cumplió bien  con  el  rol  que  le  asignamos.  En  este  último  caso hay que comprender que la culpa es solo nuestra, pues nuestra es la tarea de aceptar que cada ser nace con el derecho y la libertad de ser él mismo.

Cortar los lazos del pasado también signi?ca renunciar  a  los  resentimientos  generados  cuando  las  metas humanas previstas no se cumplen. A veces la vida tuerce nuestro destino para darnos la oportunidad de realizar una misión evolutiva trascendental, que el ojo humano no ve, porque el cerebro no conoce.

Por ello cada día, a cada instante que podamos, debemos de estar pendientes para trabajar en la disolución de los apegos, debemos soltar amarras y salir del puerto
donde estamos anclados, de no hacerlo así permaneceremos toda la vida en el mismo puerto.

Y  no estamos hechos  para  permanecer  inmóviles,  nuestro  destino  es recorrer el mundo que nos conduce de vuelta a casa.


(http://www.biotienda.net/revista.html)


 

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