LA COMPRENSIÓN EN EL CAMINO ESPIRITUAL
(Publicado por Tahíta)
La falta de comprensión es raíz de casi todos los conflictos entre personas y grupos.
Muchas palabras o acciones nos hieren, porque las atribuimos a la maldad, al deseo de dañar, o a mil cosas que nuestra mente interpreta… y condenamos o juzgamos sin tratar de ver más allá de lo visible.
Esto ocurre entre individuos, naciones, razas, y aun entre quienes, pretendiendo ser religiosos o espirituales tendríamos que dar ejemplo de amor y fraternidad.
La falta de comprensión desencadena un sentimiento de amargura y una lucha interna indeseable en quien no comprende, y resentimiento en quien es incomprendido.
Aunque no lo consideremos, la incomprensión, también se cuela en una relación de amor, como la existente entre padres e hijos. Hay padres amando entrañablemente a sus hijos, no llegan a comprenderos, ni llegan a visionar internamente cuáles son sus necesidades verdaderas. También ocurre en otras relaciones, llamadas amorosas.
Abandonemos la noción sentimental de que sólo el amor es suficiente (el amor humano), y reconozcamos que el amor ciego, (sin intuición interna) no evita errores ni daño.
El Amor ha de estar unido a la visión interna, compenetrado y aunado con la sabiduría.
Sin comprensión no puede haber inofensividad… y ser inofensivo es imprescindible para cambiar la situación en que estamos comprometidos TODOS.
Sin embargo, no debemos ser demasiados severos si no comprendemos a todos los humanos con los que nos relacionamos.
Comprender a un ser humano es muy difícil.
Cada individuo es una combinación complicada de elementos de distintas fuentes y niveles, que actúan complejamente.
El verdadero Ser de cualquier humano, nunca está en la superficie, y solo se nos manifiesta muy de vez en cuando.
Por lo demás, el subconsciente es el que parece al mando de la personalidad de la mayoría de nosotros, y la personalidad cambiante, voluble, manipulada por el ego, puede ser todo un desafío para quienes queremos llegar a comprender a todos los seres humanos con que nos cruzamos en nuestro proceso de Amor-vida.
Sin dejar de considerar que la persona también está en proceso de trasmutación, por lo que lo que queremos comprender. Cuando lo logramos, se manifiesta de otra manera: cambió.
Cada individuo, es ÚNICO.
Cada uno de nosotros tenemos elementos de esta vida y de otras, deseables e indeseables, acumulados, haciéndonos parecer como seguramente no somos.
Esas son cargas fantasmales que desaparecerán para que podamos pronto mostrar nuestra realidad.
Mientras, tendremos que comprender al hermano, sea como sea, y se muestre como se muestre, reconociendo que eso que nos hiere, nos duele, nos afecta…no es él, sino su sombra… y como tal, no tiene más sustancia que la necesaria para probar nuestra paciencia, amor y comprensión.
Cada persona generalmente presenta en las circunstancias comunes de la vida su peor aspecto. La personalidad se evidencia y destaca, y no el hombre interno.
En la mayoría, sólo en raros y excepcionales momentos de aspiración y servicio, el ser interno sale a la superficie y se manifiesta temporalmente.
Es necesario saber entonces, que no podemos luchar con irrealidades, sino ir más profundo en cada Ser.
Lo dicho respecto a los demás, se aplica a nosotros mismos.
Tenemos gran necesidad de auto comprensión, lo cual es también muy difícil de alcanzar, porque tendemos, ya sea a ser excesivamente indulgentes con nosotros mismos justificando ingeniosamente nuestros propios defectos y debilidades, o por el contrario, a juzgarnos y condenarnos severamente.
Lo más común es que oscilemos entre ambos extremos.
Cuando EN VERDAD consideremos que nosotros y los demás somos almas que procuran manifestarse a través de personalidades imperfectas, haciendo lo mejor que podemos… entonces nuestra actitud hacia nuestros semejantes y ante nosotros mismos, cambiará.
Así, visionaremos detrás de cada individuo el alma aprisionada, y fluiremos hacia él con reconocimiento y amor; comprendiendo cuán inútiles y erróneos son la crítica y el menosprecio, y que lo único acertado es colaborar amorosamente con esa alma, irradiándole amor y comprendiendo sus conflictos y luchas.
No puede haber propósito espiritual, sin comprensión.
Las herramientas con la que contamos para llegar a ella son: nuestra Mente Superior y nuestro Corazón.
De ellos mana la intuición que necesitamos para aceptar las diferencias entre almas, y las maneras diferentes en que todos podemos manifestarla en lo humano.
El efecto de la comprensión es la expansión del Amor en nosotros y los demás, haciendo posible que energías luminosas y sutiles nos lleven a ir desvelando lo que somos, más allá de todo lo que nos permitimos comprender y aceptar.
Quien se siente comprendido se abre y florece hasta transformarse. Lo mejor que hay en él aflora a la superficie, y se da cuenta de sus posibilidades, que van más allá de las limitaciones que pudimos comprenderle.
Esa comprensión amorosa penetra profundamente y evoca al ser interno, el alma, que surge e inunda de Luz, tanto a quien permanecía sin ser comprendido como al que se dispuso a disipar la sombra para comprender a su Hermano.
Por lo tanto, tratemos de desarrollar Amor y Visión Interna, para desvelar el propósito principal de nuestra evolución.
UN AMOR QUE NOS LIBERE.
A TODOS.