CÓMO MOSTRAR TU AMOR A LOS OTROS
Todos los días tienes muchas oportunidades de mostrar tu amor a los demás, a los queridos y a los desconocidos.
El amor está en la amabilidad, en la atención, en el respeto y el cuidado; una palabra, un poco de ánimo, una llamada telefónica, una caricia…
Todo lo que sea despertar sentimientos positivos, es amor.
PREOCÚPATE POR LOS QUE TE RODEAN:
Averigua cómo están y qué necesitan. Cuáles son sus inquietudes, sus deseos más íntimos, lo que sienten… Cuando sentimos que alguien REALMENTE se interesa por nosotros y nuestras cosas, nos demuestra que le importamos, y eso provoca una apertura cariñosa y generosa hacia el otro porque le sentimos íntimo. La empatía fluye naturalmente y nos abrimos, porque todos tenemos la necesidad de sentirnos apreciados, valorados y queridos, y el interés SINCERO del otro así nos lo demuestra. Y si no dispones de tiempo, por lo menos envía un email, un SMS, un Whatsapp, o una nota escrita que seguramente guardarán como un tesoro… cualquier cosa que le demuestre al otro que te acuerdas de él y que te importa. Estate pendiente del otro, y si está atravesando un mal momento ofrécete incondicionalmente, estate a su lado, llámale para recordarle que estás ahí y de ese modo le será más fácil pasar lo que esté pasando porque sabrá que no está solo. Cuida a quien haya tenido una pérdida de un ser querido o haya tenido una desgracia o algo que considere un fracaso. Mímales y serás mimado.
DISCÚLPATE CUANDO COMETAS UN FALLO:
Demuestra que estás intentando mejorar. No estamos exentos de tener fallos. Es una de las ventajas de ser humano: que se entiende que tengamos fallos. Todos. Y muchos. Por supuesto, tratamos de corregirlos para no repetirlos, pero si los hemos cometido, lo correcto es presentarse ante el otro con humildad, con una sonrisa que muestre que no había mala intención, ofrecer disculpas y explicaciones o motivaciones, ser absolutamente sinceros, ofrecer un abrazo como sello de un pacto de intentar no volver a tener fallos, y nada más.
SÉ EDUCADO CON TODO EL MUNDO:
Y especialmente, con los que están muy cerca de tu corazón. Cuida los pequeños detalles. Sé amable. Y ser amable no es solamente ser complaciente y afectuoso, que lo es, sino que según el diccionario también es “ser digno de ser amado”. Bello. Ser amable une dos cosas excelentes: el cuidado y la atención hacia el otro, y, por ello, recibir la recompensa de ser amado por el otro. La educación es nuestra tarjeta de presentación. Tengamos una buena tarjeta.
EMPIEZA A CAMBIAR TU MODO DE RELACIONARTE:
Dale importancia a los pequeños gestos y detalles. A veces, la prisa -que no sé quién ha implantado en la vida-, nos hace pasar por las cosas muy rápidamente, casi sin tener tiempo de paladearlas, de degustarlas y sacarles toda su esencia, y metemos prisa para terminar las conversaciones que podrían ser muy interesantes, aplazamos citarnos con alguien cuya compañía siempre nos es muy grata y enriquecedora, dejamos a un lado esperando a los familiares y seres queridos porque creemos que los tenemos siempre ahí, incondicionalmente, y no les dedicamos la atención que se merecen, ni les demostramos a menudo los sentimientos que tenemos hacia ellos, ni les decimos con palabras lo que siente nuestro corazón. Sería bueno, muy bueno –puedes probarlo si no lo haces habitualmente- ser muy consciente del momento que se está viviendo cuando se está con otra persona, otro Ser Humano, y dejar aparcado fuera el mundo, la vida, los problemas y la prisa, para centrarse en la delicia de disfrutar la mirada de quien nos mira, ser conscientes de su voz, de la sensación tan agradable que sentimos cuando estamos a su lado, y no permitir que la prisa –otra vez…- o la rutina se interpongan y le roben la magia al momento. Dedica un tiempo para los otros. Piénsalo. Y decide.
MUESTRA SIEMPRE LO MEJOR DE TI:
Por tu bien y por el bien de los otros. Cuando saludes a una persona hazlo con respeto, con amor si es posible, y con alegría. Que se alegre de verte. Sonríe siempre, una sonrisa nunca es mal recibida. Sonríe aunque no conozcas al otro, muéstrate así para que sea esa la imagen que guarden de ti. Además, las sonrisas son contagiosas.
HAZ COSAS POR LOS OTROS:
Pero hazlas porque realmente las sientes, ya que si las haces por compromiso, por quedar bien, no tienen el mismo sentido. Todos los Seres Humanos somos buenos y tenemos buenos sentimientos por naturaleza. Se trata de acceder a esa parte nuestra y permitirle que se manifieste como es. No hay ninguna persona que sea normal que no quiera el bien para los otros, que no esté predispuesta a ayudar a quien le necesite, a colaborar con los otros en la medida de sus posibilidades. Sé cálido y maternal en tus abrazos, ofrécelos porque siempre son bienvenidos y todos tenemos carencia de ellos. Vence tus pudores y practica hasta que te sientas cómodo y natural haciéndolo.
Estos son solamente unos pocos apuntes recordatorios. Tú serás capaz de encontrar más y, sobre todo, de personalizarlos y aplicarlos a ti, a tu vida, y a tus circunstancias.
Si te acostumbras a escuchar a tu corazón, tendrás a tu servicio al mejor asesor y guía.
Y no olvides que, para los otros, tú eres el otro.
Te dejo con tus reflexiones…