CÓMO NOS AFECTAN NUESTRAS PALABRAS
Publicado en la revista Gotitas de Bienestar, Buenos Aires 2007
De la misma manera que creemos en las palabras de otros, creemos también en las nuestras, por eso cuidar lo que decimos es también cuidar de nosotros mismos.
Las opiniones, las críticas y los juicios que hacemos de los demás, hablan muy poco de ellos pero lo dicen todo sobre nosotros. Al principio es un pensamiento que resulta de compararnos e imaginarnos en la misma situación, pero al traducirlo en palabras no solemos hacerlo a través de la comprensión y olvidamos que cada persona es diferente. Al hablar nos implicamos, damos una imagen que en ocasiones no es auténtica sino fruto de nuestras creencias y que cuando lo es, sería mejor preservar para lo que realmente nos concierne.
Cuidar de cómo decimos las cosas es igual de importante. Las palabras provocan una emoción o sensación: amor, ánimo, consuelo, odio, ira, miedo...La forma de expresarnos puede cambiar esa emoción en quien escucha, pero también en quien habla. Todo lo que escuchamos nos afecta, mucho más si es nuestra propia voz quien lo dice. Recordemos que el lenguaje nos hace humanos, sin embargo, a veces permitimos que nos deshumanice. Depende de si hablamos con una carga emocional negativa o positiva, ensuciamos o limpiamos nuestro pensamiento, lo cual influye en la actitud, la conducta, y en la imagen que damos a los demás y a nosotros mismos.
Ser coherentes con lo que decimos, usar nuestras propias palabras, sin utilizar expresiones ajenas ni frases hechas, evitar verbos que denoten obligación o exigencia como: tener que o deber, nos ayuda a mantener nuestra autenticidad. Si nos esforzamos un poco en hablar desde la empatía, evitando juzgar e intentando ser objetivos, experimentamos una transformación que cambia nuestro mundo y la percepción que tenemos de él.
Mar Cantero Sánchez
Escritora y coach literaria