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 EL PASADO NOS DEJÓ MARCADOS



Junio 13, 2015, 10:20:20 am
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Desconectado Francisco de Sales

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EL PASADO NOS DEJÓ MARCADOS
« en: Junio 13, 2015, 10:20:20 am »
EL PASADO NOS DEJÓ MARCADOS



En mi opinión, vemos algunas partes del pasado como algo lejano y antiguo –y a veces casi como si estuviera olvidado o no hubiese existido- y no somos conscientes de su gran influencia en el presente y de cómo nos marca y dirige sin que nos demos cuenta.

Hemos de recordar que llegamos al mundo con la mente en blanco y sin libro de instrucciones, así que fueron otros quienes nos dieron la educación –SU educación o SU concepto de la educación-, nos dieron las normas –SUS normas-, los modos y maneras –SUS modos y SUS maneras-, la religión –SU interpretación de la religión-, las reglas sociales –SUS reglas sociales-, etc. etc.

O sea que vivimos dirigidos por normas ajenas y, en general, no se nos ha ocurrido ponernos a valorar su influencia ni a sopesar si estamos de acuerdo con ellas.

Vivimos en gran medida con unas normas prestadas o inculcadas como órdenes, sin hacer un ejercicio de reflexión consciente para comprobarlas, y definitivamente las convertimos en propias, y nos dedicamos simplemente a respetarlas y obedecerlas, sin rebeldía, sin opinar y sin dar nuestra conformidad por voluntad propia.

Y esto es incongruente del todo.

Es absurdo.

Y es –o debiera ser- inaceptable.

Es muy conveniente –para mí es imprescindible- revisar las actitudes habituales, las cosas que hacemos de un modo inconsciente, esas que hacemos y nunca nos preguntamos por qué las hacemos, y examinar cada una de las normas o leyes que han conseguido que cada cosa de las que hacemos se conviertan en “lo normal”.

En la mayoría de los casos, nos pasamos por alto las preguntas fundamentales, esas que no nos hacemos porque parecen tan obvias que se supone que conocemos las respuestas. Pero… ¿realmente las conocemos?

Nos llevaremos una gran sorpresa el día que nos empecemos a bombardear con cientos de preguntas que empiecen con un “¿por qué?”

Y más grande la sorpresa el día que pasemos a la segunda y más importante gran pregunta: “¿para qué?”

La mejor forma de “Darse Cuenta” –que es el paso previo e imprescindible cuando se pretende modificar algo- es poner en funcionamiento a ese Yo Observador que todos incorporamos.

Hay “alguien” o “algo” dentro de cada uno de nosotros que se da cuenta de las cosas. No es la mente ni la inteligencia, aunque pueda parecer que lo son. Es distinto porque lo único que hace es mirar las cosas como si fuera la primera vez que las ve y ponerlas a nuestra propia vista para que las veamos de un modo innegablemente distinto.

No es la mente ni es el pensamiento, porque éstos, además de darse cuenta, y sin poder ni querer evitarlo, añaden un reproche, una queja, e incluso una posible solución. Solución que viene dada desde una mente condicionada por el pasado, o sea que ni es una opinión propia ni es independiente.

El Yo Observador se distingue precisamente por eso: se da cuenta y nada más. Es un notario aséptico e insobornable que levanta acta de lo que acaba de observar. Sólo dice: “esto es lo que hay”.

En mi opinión –opinión que puede estar del todo equivocada- poco más hay que hacer. Darse Cuenta. Ya hay algo dentro de uno mismo cuya misión es desarrollar las cualidades y tratar de convertir a uno mismo en una mejor persona con voluntad de hacer las cosas de mejor modo posible. Es una especie de instinto de superación o de acercamiento a la pureza que cada persona tiene en su naturaleza original, antes de que el pasado nos marcara. Uno se da cuenta, y dentro se organiza la tarea para comenzar a resolver ese asunto. Y a quien se le encargue la tarea de vigilancia nos advertirá la próxima vez y nos recordará qué es lo adecuado que tenemos que hacer.

Lo menos acertado es enzarzarse en una guerra con uno mismo en la que los reproches y el enfado sean la tónica general.

Está muy bien recordar lo que el Yo Observador nos ha hecho notar, para que la actitud instintiva y normal se ponga en marcha y el “cambio” se vaya produciendo. “Cambiar”, en este caso, no es un cambio sino que es dejar de hacer lo que no se está haciendo del modo adecuado para poner en su lugar lo que uno realmente quiere hacer.

Hemos de asumir que incluso en la educación casi perfecta –escasísima- han habido cosas que no nos han inculcado del modo adecuado.

Hemos de asumir que somos víctimas de un sistema de educación –de deseducación más bien- y no culpables de todo lo que somos -de alguna parte, posiblemente sí-, por tanto, hemos de tratarnos con respeto y cariño ante el descubrimiento de algo que ahora comprendemos que no es lo que nosotros queremos o hubiésemos querido.

Hemos de ser comprensivos con nuestros progenitores y educadores y suponer que actuaron con la mejor voluntad o, cuanto menos, con los mejores conocimientos y circunstancias de las que disponían. Incluso en los casos de infancias realmente duras y desgraciadas –en las que hubo abusos, miseria, violencia…- y sin que yo pretenda justificarlas, hemos de aceptar y comprender que existieron, pero es preferible dejarlas en el pasado y no seguir aferrados a ellas. Son innegables, pero pasarse el resto de la vida quejándose por ellas no resuelve gran cosa.

“Nos resultaría mucho más fácil olvidar las cosas desagradables si no insistiéramos tanto en recordarlas”. Ojalá esta frase te lo aclare.

“La aceptación lo resuelve casi todo”, es otra verdad. Y, en mi opinión, eso es cierto. Es conveniente aceptar el pasado íntegramente –incluso esa parte que nos dejó trágicamente marcados-, sin obsesionarse con él, sin pretender alargar el sufrimiento durante más tiempo, sin magnificarlo, sin convertirlo en un guión trágico y funesto que marque nuestra vida.

Los procesos de Desarrollo Personal tienen como objeto conocerse, salir del estancamiento, aceptar y perdonar, comprender y purificar, eliminar lo que afecta negativamente… en definitiva, amar y amarse.

El pasado nos dejó marcados, sin duda, pero el presente nos ofrece la opción de deshacernos de su influencia en lo que ésta sea negativa.

No nos deshacemos del pasado olvidándolo, sino sanándolo.

Hay que encontrar las partes en las que nos afecta hoy y curarlas.

Lo que nos hace daño, fuera.

Lo que nos impide la plenitud, fuera.

Lo que impide la tranquilidad de nuestro espíritu y aleja de nosotros hoy el sentimiento de paz, fuera.

Conocer las influencias del pasado, de la educación que tuvimos, y las cosas que hacemos de un modo inconsciente y sin saber por qué o para qué, es imprescindible para tener un presente descondicionado, y es prepararse para que una felicidad libre y natural esté en el presente y en el futuro venidero.


Te dejo con tus reflexiones…
« Última modificación: Diciembre 27, 2020, 07:53:14 am por francisco de sales »

Junio 13, 2015, 06:53:24 pm
Respuesta #1

Desconectado Blanca

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Re: EL PASADO NOS DEJÓ MARCADOS
« Respuesta #1 en: Junio 13, 2015, 06:53:24 pm »


Este articulo me ha parecido muy interesante y digno de meditar.

Realmente cuando venimos al mundo,y según nuestro entorno,familiar,social etc.
se nos enseñan patrones de conductas que lo arrastraremos hasta la edad adulta.

Yo ,me he cuestionado muchas creencias,costumbres,que se dan por sentadas,y si no las practicas te ven como bicho raro o fuera de lugar.
Pero a pesar de que se pasa malos momentos y te ves como desplazada de tu entorno,es un lujo tener la fuerza de poder actuar según tu libertad personal.

 

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