LOS TRIUNFOS QUE TE CONCEDE LA VIDA.
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Autor: Miguel F. Romero. Y. B. Tucumán Argentina.
"Todo hombre paga su grandeza con muchas pequeñeces, su victoria con muchas derrotas, su riqueza con múltiples quiebras".
Giovanni Papini, Escritor italiano.
"Todos somos muy ignorantes. Lo que ocurre es que no todos ignoramos las mismas cosas".
Albert Einstein, Científico alemán.
"La justicia no espera ningún premio. Se la acepta por ella misma. Y de igual manera son todas las virtudes''.
Cicerón, Escritor, orador y político romano.
"El ruiseñor se niega anidar en la jaula, para que la esclavitud no sea el destino de su cría”.
Khalil Gibran, escritor y pintor libanés.
Ha triunfado en la vida aquel que entendió que el conocimiento, la voluntad y la perseverancia son la madre de todas las cosas a emprender. Y entendió que la humildad es una virtud que debe estar presente en cada acto de la vida. Y si no lo entendió, siempre encontrará mayores dificultades en el arduo camino que elija recorrer.
Ha triunfado aquel que en el tiempo de su vida, interpretó acabadamente que el mejor maestro que tuvo, son los tiempos de su vida, y las circunstancias que le tocó vivir. Y supo guardar en su memoria sus aciertos y errores. Y la mejor maestra, es la experiencia lograda en el mismo tiempo que le concedió ella misma.
Ha triunfado en la vida aquel que entendió que para decir algo con propiedad, le fue necesario leer mucho, instruir su intelecto y vivir mucho e intensamente. Y aprender mucho. Y seguir haciéndolo. El tiempo de la vida es un constante aprendizaje.
Ha triunfado en la vida aquel que entendió que nunca podrá dar a sus semejantes, lo que no se siente con el alma, y no está en ellos. Y sería bueno dar de lo que le falta, y no de lo que le sobra.
Ha triunfado en la vida quién ha vivido bien, se ha reído mucho y llorado en diferentes circunstancias, cuando su alma se lo exigió. Y fue amado mucho y amó con la misma intensidad, sintiendo el amor con la simpleza y la sinceridad de un hombre íntegro.
Ha triunfado aquél que supo ganarse el respeto y la amistad de los hombres y las mujeres inteligentes, el amor de los niños y la confianza de las mujeres puras. Y sin enorgullecerse por ello. Y con la mayor de las humildades, y en silencio.
Ha triunfado aquel que luchó con amor en todo su tiempo en la vida, y lo hizo con tesón fuerza y constancia, para su bienestar y el de su prójimo. Sin importarle que se le vaya la vida en ello, si es necesario.
Ha triunfado en la vida aquél que se las ingenió, con esfuerzo y trabajo, para dejar este mundo mejorado, aun en una pequeñez, como un grano de arena en un desierto. Y que logró perfeccionar sus conocimientos con los años y utilizarlos en los momentos justos, en beneficio de sus semejantes.
Ha triunfado aquel que siempre tiene en cuenta la razón de todos, y poco le importa la suya. Porque sabe que la razón, siempre será de los justos y probos. Pero si la tiene y la reconoce, sabrá defenderla.
Ha triunfado aquel que supo administrar el tiempo de su vida adecuadamente, preservándolo para cada cosa y en los momentos justos, y guardando algo para sí mismo.
Ha triunfado aquél que supo adecuarse a las pérdidas de su trabajo y esfuerzo de toda una vida, en manos de incapaces elegidos por nadie, que le impusieron políticos corruptos y Ministros de economía incapaces, elegidos “a dedo” por el poder de turno, sometiéndolo a dolorosas injusticias. Y levantarse dignamente y empezar de nuevo.
Ha triunfado aquel que más le importan las heridas que recibe su pueblo, que aquellas sobre su propio dolor y sus heridas, y sin claudicar jamás en sus ideas.
Ha triunfado aquél que cayó en las trampas y las mentiras de muchos de los gobernantes de turno, perdió el esfuerzo de años, muchas veces, y supo levantarse sosteniendo a su familia, y seguir adelante, con dignidad. Y ejerciendo su experiencia y su magisterio de duras circunstancias, y enseñárselas a las generaciones futuras.
Ha triunfado aquél que, aun con dolor, supo reconocer sus defectos, pero nunca tuvo en cuenta, todas sus virtudes. También supo perdonar lo perdonable, y disculparse con honor, y hacerlo públicamente, de sus propios errores.
Ha triunfado aquel que, en el tiempo de la vida, pudo sentir la voz de su sangre, aún en los silencios profundos. Y escuchar sus vivencias. Y formar su descendencia, libres de pensamientos y obras, en libertad, con su guía de la experiencia de sus años, y en armonía.
Ha triunfado aquel que fue capaz de realizar un trabajo honesto para su sustento y el de su familia, progresando a costa de su propio esfuerzo y perseverancia, evitando a los hipócritas, las dádivas y a los corruptos de turno.
Ha triunfado aquel que amó a una mujer, fundó una familia, tuvo hijos y les dio ejemplos, sustento y progreso, sin pedir nada más que amor. Y supo sostenerla en el tiempo.
Ha triunfado aquel que se dio cuenta que lo más doloroso para él, no es perder a la mujer que más ama. La realidad es otra y más dura. Y es la consecuencia de perderse a sí mismo, el pos de una quimera posible, obnubilado por el proceso de amar hasta con los huesos, y olvidándose desgraciadamente de quién es, un ser único y valioso, lo que es todavía mucho peor.
Ha triunfado aquel que entendió y supo hacer primero lo que le era necesario, y luego lo que su conciencia le dicte. El bien, siempre empieza por casa.
Ha triunfado aquél que fue capaz de cultivar su huerta o su jardín, plantar árboles, amar a sus nietos y escribir un poema, con la tinta de su sangre, y lágrimas en los ojos.
Ha triunfado aquel que supo valorar la amistad como un bien supremo y sostener sus principios en el tiempo de la vida, y remediar con el cariño y el afecto, los océanos de distancias con sus amigos, y sentirlos en su corazón, aunque sus ojos no los vean.
Ha triunfado aquel que fue capaz de conmoverse con las lágrimas de un niño, y derramar las suyas en los pliegues de sus años, y protegerlo con su vida.
Ha triunfado aquel que logró que sus hijos, en el tiempo de la vida, lo consideren un amigo, para recién entonces, sentirse su padre. Porque el oficio de ser padre, nos puede llevar toda una vida aprenderlo. Aun así, es una tarea no fácil de lograr.
Ha triunfado aquél que buscó lo que necesitaba, sin claudicar nunca, y encontró lo mejor que había en los demás, y entonces, les prodigó lo mejor que tenía.
Ha triunfado aquel que supo permanecer incólume, a veces empobrecido, por patriota, sin dejarse amedrentar por los políticos de turno y no transigir ni su pensamiento ni su obra, sabiendo que las ideas no se matan, trascienden. Y que el honor es uno, y le pertenece.
Ha triunfado en la vida aquel que aprendió a cultivar la amistad, cuidándola, respetándola, para luego con honestidad y altruismo, cosecharla. Y conservarla. Y con altruismo, aceptar sus culpas y las de sus amigos. Porque nadie podría vivir sin amigos. Son la familia que elegimos nosotros, libremente.
Ellos, con su sinceridad y amistad, son el bien íntimo más valorable.
Ha triunfado aquél que supo ayudar a su prójimo, dejándole lo suyo, lo propio, y sin que fuera necesario que nadie le pida nada, y en total anonimato.
Ha triunfado aquel cuya vida sirvió como un buen ejemplo y fuente de inspiración, y que dejó recuerdos que tengan la vigencia en el tiempo, con el recuerdo de sus convicciones.
Ha triunfado aquel que supo dejar hasta el final de su vida, hasta el último aliento, lo mejor de sí mismo, para que los que lo sobrevivan, siempre lo recuerden, y no lo dejen morir.
Ha triunfado aquél que, cuando fue necesario, por una causa justa y escuchando a su conciencia, supo jugarse por un amigo, sin esperar nada a cambio.
Y, finalmente….ha triunfado aquel que pasó por la vida amando y soñando, cayéndose y levantándose, dignamente, fortalecido, concretando sueños y realidades, buscando un lugar en el mundo, venciendo utopías, y sus propias debilidades.
Y supo dejar su vida en la tierra construyendo cimientos sólidos y buenos ejemplos. Y cuando se fue del tiempo de su vida, se llevó, satisfecho de sí mismo, su alma plena, hasta las auroras desconocidas y hermosas, del devenir de sus nuevos tiempos.
