La felicidad está asociada a las emociones y puede alcanzarse con el entrenamiento adecuado.
Investigadores norteamericanos han descubierto que las emociones activan determinadas zonas del cerebro y establecido así lo que pueden ser las bases científicas de la felicidad. Han podido observar que la sensación de felicidad alcanza niveles sin precedentes entre las personas que practican meditación, confirmando así que el estado emocional puede modificarse con el entrenamiento adecuado y que, mediante un despliegue controlado de la emoción, las personas pueden alejar los pensamientos y sentimientos que les conducen a la angustia, y suplantarlos por otros que les llevan al bienestar. Por Eduardo Martínez.
La felicidad está asociada a las emociones y puede alcanzarse con el entrenamiento adecuado
Hasta hace poco, la única forma de medir científicamente la emoción era apreciar los cambios psicológicos a través del incremento del ritmo cardiaco, del cambio de la temperatura corporal o de la activación o inhibición de algunas glándulas.
Sin embargo, nuevas tecnologías, como la emisión tomográfica positrónica (PET), o la imagen obtenida por resonancia magnética (MRI), han ayudado a los científicos a descubrir qué partes del cerebro se activan más cuando las personas viven diversas emociones.
Con el apoyo de estas tecnologías, Richard Davidson, director del Laboratory for Affective Neuroscience de la Universidad de Wisconsin, ha descubierto por ejemplo que las emociones positivas y negativas producen diferentes niveles de actividad en diversas partes del cerebro.
Su investigación revela que la gente que experimenta ansiedad, cólera o depresión, muestra mayor actividad cerebral en la corteza derecha prefrontal (justo detrás de la frente), mientras que los que experimentan emociones positivas, manifiestan más actividad en la corteza izquierda prefrontal.
Es más, según sus investigaciones, apoyadas por otras de diferentes disciplinas, las personas están más predispuestas, tanto genéticamente como por sus experiencias vitales, a activar el lado del cerebro responsable de las buenas emociones, por lo que puede decirse que la tendencia natural de las personas es a estar más alegre que triste.
Niveles superiores en meditación
Uno de los descubrimientos que más ha llamado la atención, es que en sus trabajos Davidson exploró con las nuevas tecnologías el cerebro de un lama tibetano y descubrió que la parte de su cerebro responsable de la felicidad mostraba la mayor actividad obtenida nunca en un ser humano.
Para profundizar en este descubrimiento, Davidson desarrolló una segunda investigación con Jon Kabat-Zinn, fundador de la Mindfulness-Based Stress Reduction Clinic, en el seno del la Medical School de Worcester, perteneciente a la Universidad de Massachussets.
Usando como base la meditación budista, considerada como sistema de introspección humana despojada de cualquier contexto religioso, Davidson propuso a un grupo de personas sometidas a situaciones de estrés el conocimiento y la práctica de la meditación budista durante tres horas por semana a lo largo de dos meses.
La finalidad del experimento era medir el impacto cerebral de estas prácticas tibetanas y descubrir si el cerebro del lama que había sido objeto de un estudio anterior, era una excepción de la naturaleza o el resultado de un esfuerzo de meditación.
Colaboración intercultural
Los resultados del segundo experimento desvelaron un sensible desplazamiento hacia los sentimientos de felicidad de las personas que habían conocido y aplicado en sus vidas por primera vez las técnicas de la meditación budista, así como un inesperado fortalecimiento de su sistema inmunológico: tenían más defensas contra la gripe que un segundo grupo de control.
Davidson y otros científicos se encontraron con el Dalai Lama en La India en marzo de 2000 para comentar estas investigaciones y recibieron su apoyo para investigar el cerebro de un segundo grupo de lamas, entregados a la vida contemplativa durante más de tres años.
Los resultados de estos trabajos se van a publicar en la revista Psychosomatic Medicine y serán presentados el próximo 13 y 14 de septiembre en un nuevo encuentro del Dalai Lama con estos investigadores, que se desarrollará bajo los auspicios del Mind and Life Institute, perteneciente al Massachusetts Institute of Technology, con la finalidad de proseguir estas investigaciones.
La finalidad de estos trabajos, tal como se explica en Training the Mind: First Steps in a Cross-Cultural Collaboration in Neuroscientific Research, es proporcionar un marco científico que permita efectuar una transferencia parcial de las técnicas de control cerebral elaboradas por los monjes budistas, hacia los voluntarios que se prestan a estas investigaciones en el contexto científico.
Datos concluyentes
No es la primera vez que las técnicas de meditación son objeto de investigación científica como método para aliviar los efectos adversos de la tensión, pero el estudio de Davidson es el más categórico porque incorpora las variaciones cerebrales asociadas a estas prácticas.
Todavía es pronto para extraer conclusiones de estos trabajos, pero de lo que se sabe hasta el momento se desprende que es posible aumentar nuestra felicidad de forma científica, sin necesidad de ser lama ni budista.
Una de las cosas que ha determinado Davidson es que las personas que oscilan hacia la felicidad o la tristeza lo hacen siguiendo una pauta emocional repetitiva.
Por ejemplo, las personas que han ganado una lotería o que han sufrido un accidente, al año siguiente sus sistemas emocionales siguen siendo los mismos, con una variación muy pequeña, lo que desvela la importancia de las emociones con sus correspondientes registros cerebrales para alcanzar estados de felicidad.
Ruptura budista
Las técnicas de meditación budista parecen romper estos ciclos emocionales, ya que mediante la voluntad introducen nuevos elementos en la sicología de las personas acentuando sus tendencias a la felicidad y desviando las corrientes negativas que perturban la calma interior.
Los resultados de estos estudios sugieren que el estado emocional puede modificarse con el entrenamiento adecuado y que, mediante un despliegue controlado de la emoción, las personas pueden alejar los pensamientos y sentimientos que le conducen a la angustia, y suplantarlos por otros que le llevan al bienestar.
En cualquier caso, ya están en marcha una serie de iniciativas prácticas para empezar a aplicar experimentalmente estas conclusiones.
Por ejemplo, se ha iniciado el programa Cultivando el equilibrio emocional, elaborado por el profesor Paul Ekman, director del Human Interaction Laboratory, en la Universidad de California, San Francisco, que combina métodos extraídos del budismo, como la atención, con terapias de la moderna psicología, con la finalidad de ayudar a la gente a controlar sus emociones y relaciones.
Efectos biológicos
De lo que se sabe hasta ahora, se desprende que la meditación, mucho tiempo promovida como una técnica para reducir la ansiedad y el estrés, produce también efectos biológicos importantes en las personas que mejoran su sensación de bienestar y su fortaleza física.
La meditación, a menudo recomendada como un antídoto contra la tensión y el dolor de enfermedades crónicas, es una práctica diseñada para enfocar la atención de alguien durante un tiempo determinado, notando sus propios pensamientos y sentimientos tal como ocurren, aunque absteniéndose de juzgarlos o de actuar sobre ellos.
La finalidad de la meditación es profundizar en la conciencia del momento presente, desarrollar las habilidades de la atención enfocada y cultivar emociones positivas como la felicidad y la compasión.
Para abundar en estas conclusiones, otros estudios diferentes a los de Davidson, dirigidos por Will Fleeson, profesor asociado de Psicología en la Universidad Wake Forest de Carolina del Norte, han mostrado que la felicidad puede aumentar si nos comprometemos en la vida diaria a ser felices.
(
http://www.tendencias21.net/La-felicidad-esta-asociada-a-las-emociones-y-puede-alcanzarse-con-el-entrenamiento-adecuado_a118.html)