LA AUTO-TRASCENDENCIA
En mi opinión, el Ser Humano se enfrenta en su vida a muchas situaciones que no comprende, y tiene que hacer frente a inquietudes personales y espirituales que ni siquiera sabe cómo definir, dónde situar, o quién es el que las plantea, o desde dónde y por qué surge esa necesidad.
El Ser Humano vive en un mundo de emociones y sentimientos que rigen su vida de algún modo pero no es capaz de comprender ni controlar, lo mismo que es regido por una mente que desconoce, cuya forma de proceder no domina, y que le gobierna desde una dictadura a la que le resulta difícil oponerse.
El Ser Humano es incapaz de responder a la mayoría de sus porqués y paraqués, de sus cómos y cuándos, y por ello sufre sin control y duda y duda y duda.
A pesar de ello, en su interior, algo que no es capaz de expresarse de un modo comprensible -usando las palabras necesarias y dando las explicaciones pertinentes-, requiere atención, reclama que se le dedique consideración, insinúa muy sutilmente promesas que no concreta con respecto a estar bien, a mejorar, a encontrarse consigo mismo pero sin explicar qué quiere decir con ello, y uno sufre esa inquietud sin nombre y sin directrices buscando y buscándose sin saber qué es lo que busca ni dónde tiene que buscarlo.
Como se ha podido comprobar hasta ahora, un caos.
La trascendencia es aquello de índole muy importante que está más allá de los límites naturales, teniendo que entender por “límites naturales” los que vemos como humanos -que, por cierto, no son los mismos que los límites reales de nuestras capacidades reales-, pero como somos humanos, si no somos capaces de ver más allá de los límites que nos auto-imponemos, nos quedamos frenados, rendidos, un poco inútiles.
Trascender es empezar a conocer o a saber algo que estaba oculto. Así es y así lo dice el diccionario. Eso requiere tiempos de introspección, o sea dirigir la mirada interior a los propios actos cotidianos, a los pensamientos que no presenta nuestra mente, a los estados de ánimo -para buscar y encontrar el origen que los motiva-, a las reacciones explosivas no meditadas… requiere atención y dedicación, y es una tarea para toda una vida. Toda una vida de satisfacciones para el buscador incansable, porque cada cosa que encuentra en sí mismo que le satisface es motivo de entusiasmo y alimento para su autoestima, y cada cosa que encuentra que no le satisface le brinda la oportunidad de modificarla o reconducirla, así que en cualquiera de los casos todos los descubrimiento han de ser origen de satisfacciones.
Trascender es estar o ir más allá de algo, no quedarse en la superficie de la cotidianidad y la costumbre, no conformase con lo que se cree conocido o lo que se cree que no se puede resolver, no aceptar los frenos autoimpuestos y ansiar lo que esté un poco más allá de nuestra vista y nuestra comprensión actuales. Es algo que una intuición ancestral nos dice que hay, que existe, y que podemos alcanzar con interés y perseverancia.
Trascender, en el sistema kantiano, es traspasar los límites de la experiencia posible. Hay algo más, eso ya no hay quien lo dude, incluso aunque no se sea capaz de imaginar o de explicar a qué se refiere, todos “sabemos” que hay algo más y nuestra alma o nuestro espíritu nos reclaman esa búsqueda; hay experiencias que van más allá de lo rutinario, de lo que vemos con los ojos de diario, de lo que hemos degradado a la categoría de vulgar, y esas experiencias son necesarias para seguir dando los pasos de regreso al Uno Mismo.
Trascender es penetrar, comprender, averiguar algo de lo que desconocíamos su existencia, o que no lo recordamos porque este cuerpo y estas circunstancias y esta mente limitada no son capaces de acceder a ello.
El proceso de auto-trascendencia aparentemente parte del exterior, llegar al interior, y a partir de ahí sigue hacia lo superior.
Eso es lo que se nos propone y es una buena propuesta que te invito a aceptar.
Te dejo con tus reflexiones…