Hay quienes intentan ayudar todo el tiempo a los que les rodean, y en contrapartida, las personas que reciben la ayuda emocional se victimizan a cada paso, ya que encuentran quién tome las riendas de su vida.
La realidad es que nadie tiene derecho a pretender resolver el dolor de los demás, por más amor que sienta por la persona que sufre. Si amamos a alguien o alguien nos importa de verdad, debemos tener cuidado de no convertirnos en "ladrones" del dolor ajeno. Por ello es importante recordar lo que Buda dijo hace más de 2.500 años: "En la vida existe tanto el placer como el dolor. Sin uno no puede existir el otro y ambos son importantes para nuestro crecimiento y desarrollo como seres humanos". Y es que las personas llamadas "rescatadoras" buscan a toda costa el bienestar de los demás, hasta evitarles el sufrimiento y el dolor en su vida. La necesidad de fondo es: "necesito que estés bien para yo estar bien." En este sentido, rescatar consiste en realizar actos por otros, quienes son perfectamente capaces de valerse por sí mismos.
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