NO HAY QUE RECHAZAR LA AUTOCOMPASIÓN
En mi opinión, es preferible desechar esa idea equivocada de que sentir compasión por uno mismo es un acto de debilidad que hay que evitar a toda costa.
No es cierto. No hay que evitarlo. Pero tampoco es necesario quedarse estancado en la compasión lastimosa y paralizadora, ni es necesario conformase únicamente con el significado menos atractivo de la palabra.
La compasión lleva incluido un sentimiento de pena –esto es cierto- y de tristeza, pero lo único que eso ha de hacer es que terminemos de comprender que somos Humanos, y como tales tenemos derecho a hacer vivenciales todos los estados emocionales –incluidos los menos agradables-, y que además tenemos la capacidad de recuperación, los instintos de mejoramiento y supervivencia activados, y pujante el impulso vital a seguir hacia adelante y hacia mejor.
La compasión implica también un sentimiento de ternura, y cualquier sentimiento de ternura hacia uno mismo es un gran paso en la reconciliación con nosotros mismos que todos tenemos pendiente; la ternura nos humaniza y nos pone en contacto con nuestro auto-amor y nuestro corazón, y despierta nuestra naturaleza más sensible y sentimental, así que siempre ha de ser bienvenida.
La compasión es empatía, es amabilidad y generosidad, es cordialidad y paz.
Es el primer gran paso en cualquier proceso que quiera ser presidido por la verdad, porque la verdad es que todos nos hemos equivocado alguna vez, todos nos tenemos un rencor declarado u oculto en alguna parte, y todos necesitamos perdonarnos y aceptarnos plenamente con todos los errores que hayamos cometido en nuestro pasado o sigamos cometiendo en el presente.
Tener compasión no es algo que tenga que llevar implícito necesariamente un menosprecio o una aflicción, no tiene que estar obligatoriamente relacionado con un inevitable resentimiento, no debe encubrir una rabia que no se quiere reconocer y se oculta.
Desarrollar una sana autocompasión parte de tener una buena relación con uno mismo, y una buena relación debería carecer de cualquier tipo de conflicto personal, ya que por muy soterrado que esté va a estar mal influenciando sin duda.
Hay cosas que no se dicen pero se sienten.
Hay silencios cargados de reproches.
Para comenzar a desarrollar una sana autocompasión, es necesario reconocer y aceptar todo el pasado y todo lo pasado –TODO-, aceptarlo incondicionalmente y sin añadir a ello ningún reproche. Hay que comprender que equivocarse y no tomar las decisiones adecuadas es algo que entra dentro de lo “normal”, y que es habitual acumular errores y equivocaciones a lo largo de la vida.
Es conveniente hablarse y tratarse con amabilidad, ser delicado y atento cuando uno trate consigo, mostrar y demostrarse cariño y auto-cuidado, y preservarse porque uno es lo más importante en su vida y la razón de su vida.
Si uno se trata bien, la relación consigo se suaviza y, sin duda, se logran más y mejores cosas por las buenas y con amor que por las malas y con frialdad o rencor.
Todos llevamos dentro incrustado un crítico, despiadado e injusto, excesivamente riguroso, poco comprensivo y poco perdonador, que analiza cada uno de nuestros actos con la intención de encontrar un motivo para reprocharnos. Es un enemigo imparable que nunca se pone de nuestro lado y sólo tiene ojos para ver lo que considera que hacemos mal.
Con la práctica de la autocompasión uno va suavizando a ese inquisidor y va desdramatizando la vida y rebajando la tensión que produce tener que tomar tantas decisiones a lo largo del día.
Todos somos eternos aprendices en esto de vivir, porque ninguno estamos preparados para hacerlo siempre del modo adecuado. No nos prepararon para ello.
Y nos tenemos que tratar como tales –eternos aprendices-, y ser comprensivos, y ser amigos en todas las circunstancias y a pesar de todo.
Tenemos que tratarnos con mucho cariño, hablarnos de un modo positivo -como nos hablaría quien más nos quiere-, siempre con una sonrisa de ánimo, y estando siempre y en todo momento de nuestro lado y a nuestro favor.
Autocompasión es Autocomprensión. Y eso es bello. Y es adecuado y beneficioso.
Somos Humanos y hemos de amarnos. La compasión es símbolo de bondad, de altruismo, y de reconciliación.
El amor propio es el amor más grande.
Asume esto.
Te dejo con tus reflexiones…