¿ES CONVENIENTE PARTICIPAR EN GRUPOS DE AUTOAYUDA?
Las nuevas tecnologías nos permiten el acceso a comunicarnos con personas que están en otra parte del mundo y que tienen cosas en común con nosotros –mediante whatsapp, facebook, etc.-, y eso nos permite participar en grupos en los que hay un denominador común.
Es muy interesante estar en un grupo de personas que comparten una situación similar a la propia, bien sea por motivos de ansiedad, depresión, soledad, miedos…
Es una forma de no sentirse dolorosamente único, y el lugar en el que uno se puede expresar entre personas que no le descalifican a uno -o le califican mal- porque no le comprenden. Cosa que es habitual estando entre la gente de la que se denomina “normal”.
En estos grupos hay tendencia a una gran empatía entre todos. El hecho de tener un motivo y objetivo común hace que exista una complicidad que no ha sido necesario pactar. Hay una gran apertura a la comprensión sin crítica, y al acogimiento sincero.
Pero, por otra parte, si en el grupo solo se habla "de lo malo", de lo mal que está cada uno, de sus desmoralizaciones, y de la poca esperanza que se ve para resolver lo que le afecta, se puede contagiar un cierto pesimismo entre todos porque uno puede acabar creyendo que si los otros no lo han solucionado –AÚN, porque siempre se está a tiempo- es que no tiene solución.
Compartir también "lo bueno", contagia optimismo, permite salir un poco del pozo pesimista, aporta luz y confianza, y si se hace bien, aporta la agradable sensación de formar parte de otra Humanidad “normal”, cosa que fuera de estos grupos no siempre se consigue.
En estos grupos, que pueden llegar a ser realmente interesantes y provechosos, siempre habrá alguien que desentone, alguien que no se ciña al objetivo del grupo, que no sepa estar a la altura de la delicadeza que se requiere, o sea: que meta la pata. Esto va a pasar y hay que saber lidiarlo de la mejor forma posible, avisando al individuo de lo inadecuado de su actuación antes de proceder a la expulsión si persiste en su actitud.
Por eso mismo es conveniente tener unas normas o principios bien definidos para que cada nuevo participante sepa a qué atenerse y para justificar su expulsión si llegara a ser necesario.
Nunca se habla de esto explícitamente, pero todos los que participan en un grupo se comprometen moralmente a no revelar a personas ajenas cualquiera de las cosas que se tratan –por respeto a los otros y para no romper la intimidad de sus confidencias-, y se ha de respetar siempre el cuidado con lo que el otro cuenta, siente, o sufre, porque cada uno es como es y eso ha de ser absolutamente respetado.
Cuando alguien expone un asunto suyo está haciendo un ejercicio de sinceridad y confidencia que no se ha de defraudar utilizando después esa misma información en contra de quien la expuso, así como tampoco es adecuado ridiculizar o menospreciar o agredir verbalmente al otro por el hecho de ser distinto de uno mismo, o por darle importancia a cosas que uno no considera importantes.
El otro tiene su propia escala de valores, y hay que respetarla aunque no se esté de acuerdo con ella, y su situación personal puede impedirle ver con ecuanimidad lo que desde fuera puede parecer muy evidente.
Respeto, acogimiento, cuidado, empatía, cariño, sinceridad… estos son algunos de los elementos imprescindibles para que cualquier grupo prospere y sea productivo.
Cada uno de los integrantes ha de asumir la parte que le corresponde para alcanzar el objetivo de quien tuvo la generosidad de crear el grupo, en el que uno puede llegar a sentirse cómodo, bien acogido, hasta querido, en medio de amigos invisibles, y en paz.
Francisco de Sales