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 50 FRASES DE DANIEL GOLEMAN SOBRE LA INTELIGENCIA EMOCIONAL



Mayo 29, 2018, 07:41:52 am
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50 FRASES DE DANIEL GOLEMAN SOBRE LA INTELIGENCIA EMOCIONAL


En un sentido muy real, todos nosotros tenemos dos mentes, una mente que piensa y otra mente que siente, y estas dos formas fundamentales de conocimiento interactúan para construir nuestra vida mental.
El control de la vida emocional y su subordinación a un objetivo resulta esencial para espolear y mantener la atención, la motivación y la creatividad.
Es la combinación entre el talento razonable y la capacidad de perseverar ante el fracaso lo que conduce al éxito.
Las críticas adecuadas no se ocupan tanto de atribuir los errores a un rasgo de carácter como de centrarse en lo que la persona ha hecho y puede hacer.
La atención plena parece alentar la velocidad de procesamiento mental, fortalecer las conexiones sinápticas y establecer o expandir redes neuronales ligadas a lo que estamos ejercitando.
El autodominio exige autoconciencia más autorregulación, componentes clave de la inteligencia emocional.
Los pensamientos obsesivos son la leña que alimenta el fuego de la ira, un fuego que sólo podrá extinguirse contemplando las cosas desde un punto de vista diferente.
El arte de las relaciones se basa, en buena medida, en la habilidad para relacionarnos adecuadamente con las emociones ajenas.
La inteligencia académica no ofrece la menor preparación para la multitud de dificultades –o de oportunidades– a la que deberemos enfrentarnos a lo largo de nuestra vida.
El simple hecho de prestar atención establece una conexión emocional en cuya ausencia la empatía es imposible.
Las emociones negativas intensas absorben toda la atención del individuo, obstaculizando cualquier intento de atender a otra cosa.
La meditación nos enseña a ignorar las distracciones y a enfocar nuestra atención en lo que queremos enfocarla.
El tiempo libre posibilita el florecimiento del espíritu creativo, mientras que las agendas demasiado estrictas, por el contrario, lo sofocan.
La inteligencia interpersonal consiste en la capacidad de comprender a los demás: cuáles son las cosas que más les motivan, cómo trabajan y la mejor forma de cooperar con ellos.
Las ideas creativas son como un capullo delicado: hay que mimarlas para que florezcan.
En un mundo tan cambiante encontramos que la flexibilidad, la posibilidad de adaptarse al cambio es más importante que la experiencia.
Las emociones perturbadoras y las relaciones tóxicas han sido identificadas como factores de riesgo que favorecen la aparición de algunas enfermedades.
La tensión emocional prolongada puede obstaculizar las facultades intelectuales del niño y dificultar así su capacidad de aprendizaje.
No permitas que el ruido de las opiniones ajenas silencie tu voz interior. Y, lo que es más importante, ten el coraje de hacer lo que te dicten tu corazón y tu intuición. De algún modo, ya sabes aquello en lo que realmente quieres convertirte.
Sin una atención selectiva, la experiencia sería un completo caos.
La exploración nos aleja del foco actual para abrirnos a nuevos horizontes y posibilitar la flexibilidad, el descubrimiento y la innovación.
Dominar el mundo emocional es especialmente difícil porque estas habilidades deben ejercitarse en aquellos momentos en que las personas se encuentran en peores condiciones para asimilar información y aprender hábitos de respuesta nuevos, es decir, cuando tienen problemas.
Todas las emociones son, en esencia, impulsos que nos llevan a actuar, programas de reacción automática con los que nos ha dotado la evolución.
Las fortalezas y debilidades de la competencia emocional de un jefe pueden medirse, respectivamente, con el pleno aprovechamiento o el mal uso del talento de sus subordinados.
La compasión se erige sobre la empatía que, a su vez, requiere prestar atención a los demás. Si estamos absortos en nosotros, no nos daremos cuenta de los demás y seguiremos nuestro camino, indiferentes a su sufrimiento.
El logro real no depende tanto del talento como de la capacidad de seguir adelante a pesar de los fracasos
Cada emoción nos predispone de un modo diferente a la acción; cada una de ellas nos señala una dirección que, en el pasado, permitió resolver adecuadamente los innumerables desafíos a que se ha visto sometida la existencia humana.
En el mejor de los casos, el CI parece aportar tan sólo un 20% de los factores determinantes del éxito.
El estrés, por consiguiente, disminuye la resistencia inmunológica, al menos de forma provisional, tal vez como una estrategia de conservación de la energía necesaria para hacer frente a una situación que parece amenazadora para la supervivencia del individuo.
Hay que tener en cuenta que el impulso es el vehículo de la emoción y que la semilla de todo impulso es un sentimiento expansivo que busca expresarse en la acción.
El camino para salir de la pobreza es la educación. Si se puede hacer algo para ayudar a chicos pobres para que sigan en el colegio más tiempo se estará haciendo algo muy positivo para mejorar su posición en la vida.
Tal vez no haya habilidad psicológica más esencial que la de resistir al impulso.
Si queremos vivir adecuadamente, es necesaria cierta destreza para movernos en tres ámbitos distintos: el mundo externo, el mundo interno, y el mundo de los demás.
La infancia y la adolescencia constituyen una auténtica oportunidad para asimilar los hábitos emocionales fundamentales que gobernarán el resto de nuestras vidas.
El respeto y el amor no sólo pueden despejar la hostilidad del seno del matrimonio, sino también de todos los demás ámbitos de nuestra vida.
Existen algunas competencias que diferenciaban a los trabajadores estrella de los otros. A saber: empatía,
El liderazgo no tiene que ver con el control de los demás sino con el arte de persuadirles para colaborar en la construcción de un objetivo común.
Recordemos que la creencia básica que conduce al optimismo es que los contratiempos y los fracasos se deben a las circunstancias y que siempre podremos hacer algo para cambiar éstas.
El conocimiento de uno mismo, es decir, la capacidad de reconocer un sentimiento en el mismo momento en que aparece, constituye la piedra angular de la inteligencia emocional.
Para tomar una buena decisión tenemos que aplicar sentimientos a los pensamientos.
La empatía siempre entraña un acto de autoconciencia.
Mirar directamente a los ojos abre la puerta de acceso a la empatía.
Adueñándose de nuestra atención, la tecnología entorpece nuestras relaciones.
La culpabilidad, la vergüenza y el miedo son los móviles inmediatos del engaño.
La capacidad de expresar los propios sentimientos constituye una habilidad social fundamental.
Dirigir la atención hacia donde se necesita es una de las tareas principales del liderazgo.
Los optimistas consideran que los fracasos se deben a algo que puede cambiarse y, así, en la siguiente ocasión en la que afronten una situación parecida pueden llegar a triunfar.
En muchos sentidos, la mente emocional es infantil, y cuanto más infantil, más intensa es la emoción.
El poder de las emociones es extraordinario, sólo un amor poderoso -la urgencia por salvar al hijo amado, por ejemplo- puede llevar a unos padres a ir más allá de su propio instinto de supervivencia individual. Desde el punto de vista del intelecto, se trata de un sacrificio indiscutiblemente irracional pero, visto desde el corazón, constituye la única elección posible.
La mayor ventaja de los equipos de trabajo tal vez sea la económica porque, al igual que ocurre con los trabajadores “estrella”, los equipos pueden suponer un extraordinario beneficio económico.
La facilidad con que una sociedad desprecia, y hasta sepulta, las visiones discrepantes depende evidentemente del conjunto de lagunas compartidas por sus ciudadanos. No nos damos cuenta de lo que nos desagrada ver y tampoco nos damos cuenta de que no nos damos cuenta.
La empatía desaparece en el mismo momento en que nuestros sentimientos son tan poderosos como para anular todo lo demás y no dejar abierta la menor posibilidad de sintonizar con el otro.
Los líderes que usan su eficacia emocional para inspirar confianza, compromiso y compasión tendrán mejores resultados. Esta habilidad de hacer aflorar lo mejor de las personas se traduce a los resultados financieros.
Cuando los ojos de una mujer atractiva miran directamente a un hombre al que encuentran atractivo, el cerebro de éste segrega dopamina, un inductor de placer, cosa que no sucede cuando mira en otra dirección.
Cuanto mayor sea nuestra atención, más clara, rápida y sutilmente captaremos, aun en situaciones ambiguas, el estado interno de otra persona. E, inversamente, cuanto mayor sea nuestro desasosiego, menor será también nuestra capacidad de empatizar.
El enfado es una emoción muy intensa que secuestra el cerebro. Cuando el enfado nos atrapa hace que se nos reorganice la memoria hasta el punto de que uno puede olvidarse, en plena discusión, de porqué ha empezado.


 

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