ME LLAMAN
Tengo miedo a mi silencio.
Tengo miedo a mi vacío.
No respiro bien.
Hay algo que me invita/empuja
a retirarme de todas las distracciones,
algo que me invita/empuja
a quedarme a solas conmigo,
con el/lo que soy
-y no con el que estoy siendo, esto me queda claro-
y siento algo parecido al miedo.
¿A qué?
¿De qué?
¿Qué o quién me reclama desde dentro?
¿Y qué tengo que hacer?
¿Sólo callarme y esperar?
Mi mente, desde luego, no colabora.
Al contrario, lo evita pretendiendo ¿salvarme?
¿De qué?
¿De quién?
¿De mí?
¡Qué lucha!
Pienso y no puedo pensar
o siento que no puedo y no voy a poder.
Otra vez respiro mal.
Me obligo a estar quieto
y le pido/exijo a mi mente que no se entrometa.
¿Por qué esta vez la llamada interna tiene tanta fuerza?
¿Qué quiero o qué quieren de mí?
¿Quién es este “mí” que protesta y se opone?
¿Soy “YO” llamando a “mí”?
O sea, ¿soy YO llamando a yo?
(¡Cómo aclaran las mayúsculas!)
¿Por qué se entromete el miedo en este asunto?
¿Por qué miedo a lo desconocido?
¿Por qué asocio desconocido a malo, peligroso y temor?
¿Por qué la mente quiere evitar el encuentro?
¿Por qué no me suelta y me deja a solas conmigo?
¿Quién o qué es ese/eso desconocido que me habita?
No le daré más vueltas.
Aceptaré el reto.
Atenderé la llamada de mi interior.
Francisco de Sales
(Más poesías y prosa en
www.franciscodesales.es)