¡QUÉ NECESARIO ES EL AMOR PROPIO!
En mi opinión, a veces atravesamos situaciones desagradables en las que necesitamos una dosis extra de amor y de consuelo.
Procuramos encontrar ese consuelo en los otros o, a veces, haciéndonos regalos para compensarnos, o distrayéndonos como podamos para tratar de eludir el dolor-.
En muchas ocasiones la atención de otros, sus muestras de cariño y sus palabras de consuelo aplacan el sufrimiento, pero no es el consuelo total que realmente satisfaría nuestro deseo.
No somos conscientes pero, por encima del bálsamo que nos aportan los otros, lo que realmente buscamos es… a nosotros mismos. El llanto, la rabia, la desesperación… es por no encontrar en esos momentos nuestro apoyo incondicional. Lloramos por nosotros. Nos desespera no poder encontrar nuestros brazos abiertos esperando para acogernos con ternura y sin condiciones. Es el llanto, con lágrimas o silencioso, de nuestra propia desesperación. Es el grito de una herida que no encuentra quien la sane.
Lo que buscamos, lo que deseamos, lo que nos sanaría plenamente sería que nuestro Amor Propio -el Amor a nosotros mismos- se manifestara en ese momento, con toda su comprensión, y enjugara el lamento de nuestro desconsuelo.
No hay alivio como el Amor Propio. No hay nadie que nos pueda acoger como nos acogeríamos nosotros mismos… si no fuésemos tan reacios a hacerlo. Esa falta de espontaneidad de nuestros sentimientos hospitalarios se basa en la falta de educación emocional que hayamos podido tener.
Si no nos han amado, será difícil –pero no imposible- que nos amemos.
Si no hemos visto que nos hayan amado en nuestra infancia -durante el tiempo de nuestra educación-, inconscientemente podemos arrastrar la idea de que no somos dignos de ser amados.
Si somos excesiva e injustamente exigentes y rigurosos con nosotros, nada amables ni cariñosos, es posible que hasta lleguemos a creer que “lo malo” que nos pase es un justo y merecido castigo, y que el mejor castigo es nuestra indiferencia o desprecio.
Hay que tener esto muy claro: SIEMPRE TENEMOS QUE ESTAR DE NUESTRO LADO Y A NUESTRO FAVOR. Pase lo que pase. Haga uno lo que haga. Sea cual sea el tamaño del error cometido. Esto hay que grabárselo donde sea para que no se olvide nunca.
El Amor Propio es, y ha de ser –junto con la dignidad-, nuestro más preciado valor. Nuestro tesoro. Lo que nunca, en ninguna circunstancia, nos ha de fallar ni faltar.
Hay que ser comprensivo con la realidad de que no siempre hacemos todo bien, que nos equivocamos a menudo, que no estamos capacitados para enfrentarnos de un modo óptimo a todo lo que nos va ocurriendo.
Somos un niño pequeño y desorientado en esto de vivir y nos tenemos que tratar con paciencia y con cuidado. Siempre. Como hacemos con los niños.
Nos queda un resto de vida en la que tendremos que estar continuamente a nuestro lado. Nadie mejor, ni más cercano, que nosotros mismos para cuidarnos. Somos nuestra responsabilidad.
Pongamos mucho Amor Propio en nuestra vida.
Te dejo con tus reflexiones…