ENTENDER EL SUFRIMIENTO
Bueno, entender el proceso de la saciedad alimentaria es interesante, sin duda, pero no te va a quitar la sensación de hambre.
Pero es que no es el concepto de los apegos, no tomarse las cosas a título personal, y otras grandes e interesantes enseñanzas, las que van a impedir que alguien sufra. Podrían explicar por qué sufre, pero no es el bálsamo que elimina el dolor.
Y es que no creo que debamos enfrentarnos al dolor, propio o ajeno, desde la perspectiva de eliminarlo. No. No creo que sea ésa la posición adecuada en este asunto. Es decir, no se trata de que analizando el sufrimiento de la gente se pueda llegar a dar con la fórmula que lo elimine.
De ser así, estaríamos a años luz de admitir la realidad de la dualidad, mundo en el que estamos inmersos con nuestra mente. Sobra decir que si elijo algo como deseable, a la vez estoy creando su opuesto. Y sólo ambos, juntos, forman, como las 2 caras de una moneda, esa realidad. No creo que se necesiten ejemplos, pero uno simple que se me ocurre es cuando tenía perro. Había gente que decía que no tendría más por lo que había sufrido cuando murió el que tenía. Y entonces entendí claramente que al renunciar al sufrimiento de su pérdida, renunciaba también a los beneficios y la alegría de su compañía. Y al revés, si coges un perro para disfrutarlo, a la vez te abonas al sufrimiento de sus enfermedades, de su muerte... de su existencia.
Dicho esto, ¿cómo se ve el sufrimiento?, ¿Cómo un obstáculo en el estar permanentemente feliz, algo, la felicidad, que debería acompañar a todo ser humano?, ¿algo que hay que suprimir cuanto antes, eliminarlo, para que vuelva a fluir el bienestar, por ejemplo?
Por muchas luces que encendamos durante el día, no vamos a impedir que se haga de noche.
Tenemos que admitir la dualidad (alegría/tristeza, luz/oscuridad, etc.), si bien, a nada que se reflexiona sobre ello descubres que es sólo una trampa mental; en realidad no existe aunque estamos completamente inmersos en ella. Pero esto ya es otro tema.
Lo que quiero transmitir ahora es el concepto de que no hay nada permanente. ¿Lo sabes?, bueno, entonces admitirás conmigo que la felicidad, el bienestar, la alegría o como lo quieras llamar, también es efímero. Y, por tanto, es normal que el sufrimiento también tenga su presencia, que la gente sufra.
Pensemos por un momento que al igual que tengo hambre y me sacio, o que tengo sueño y descanso, o que me afeito y me vuelve a salir la barba, hoy estoy alegre o contento y mañana no lo estaré. Es decir, ¿realmente nos hemos llegado a creer que la felicidad puede ser permanente, mientras permanezcamos en territorio de la mente? Sólo si se ha trascendido a ésta (a la mente), dejas de sufrir, y parece ser que pasas a estar en un estado de gozo pleno. Pero claro, ya no eres un "yo" individual que es alguien respecto al resto. Experimentas la unidad con el Todo. Y tampoco vas a ver ni estar en el mundo normal como lo estás hasta ahora. Y la mente, créeme, no quiere en absoluto eso. Así, jugamos a ser espirituales, pero sin perder lo terrenal que nos gusta y tenemos. Hablamos de la felicidad absoluta y no la conocemos, sólo tocamos la satisfacción ligada a cosas y asuntos externos. Y si nos sentimos bien interiormente, no es permanente, cualquier cosa externa o sentimiento oculto procedente de la sombra, puede turbarnos y demostrarnos que somos más felices mentalmente que desde nuestro auténtico Ser interior, del que tanto se habla pero que tan poco conocemos.
Recapitulando: dualidad, impermanencia.
Y bien la pregunta ahora, muy interesante, es: ¿cómo me acerco al sufrimiento?, ¿le trato de usted?, ¿le doy una patada en el culo y le digo que se marche?, ¿o le invito a que se siente en el sofá de casa, le pongo un café y le escucho qué quiere decirme?
Ayudar a alguien sobre su sufrimiento, no es conseguir que deje de sufrir. Ayudarle sería conseguir que lo entienda, que se haga su amigo, que intente comprenderlo sin juzgarlo como mala persona e inadecuado. Y esto no es lo normal. Nadie empatiza con tus quejas o tus tristezas, "venga, hombre, pasa página y tira para adelante, hay que estar positivo y constructivo". Ya, pero si no hago la digestión de lo que me está haciendo sufrir, difícilmente volveré a disfrutar de una nueva comida.
Intentas acercarte al sufrimiento como si fuera un problema a erradicar. Y a alguien que está alegre se le dice que lo disfrute, que te alegras de que sea feliz. Pero ¿no son las dos caras de la misma moneda?, ¿no es una muestra de la dualidad en la que nos movemos, que nos alegremos de la felicidad de alguien y le animemos a que deje de estar triste lo antes posible?, ¿no serían ambas formas el modo en que la vida nos habla?, ¿no sería más holístico y comprensivo animar al sufriente a que evite catalogar, etiquetar o juzgar su sufrimiento e intente experimentarlo en toda su plenitud, completamente, que llore, que experimente los sentimientos que se han movido, como intentando encontrar en esa experiencia de sufrimiento qué le está diciendo su interior, su mente, sus sentimientos o la vida misma?, ¿no sería esta postura mucho más constructiva para trascender el sufrimiento, o al menos para integrarlo?, ¿no es el sufrimiento tan buen maestro -o quizás más- que la alegría?
Por mi experiencia personal, puedo afirmar (y no citaré en qué hechos concretos por no considerarlos necesarios) que sólo cuando te haces uno con el dolor y con el sufrimiento es cuando lo puedes comprender. Debes dejarle que te hable. Y sólo cuando lo has escuchado, sin juicio alguno, tu ser, tu mente, una vez hecha la digestión, como elementos vivos que tienden a seguir vivos, solos, sin que los fuerces, darán los siguientes pasos constructivos en relación a lo que te ha pasado. Y habrás madurado, pero sobre todo habrás experimentado contigo mismo.
Y a esto no te animan ni te inducen ni te enseñan, cuando lo sufres, ni la cultura en la que estamos inmersos, ni la religión, ni la sociedad de consumo, ni toda la literatura de la "New Age", ni mucha espiritualidad que hayas leído, ni prácticamente nadie de las personas que conozco.
Anónimo