LOS ESQUEMAS INFANTILES
En nuestro trabajo, los psicólogos, hemos podido comprobar cómo los individuos tenemos tendencias en nuestro carácter que aunque nos generen conflictos o problemas con nosotros o en nuestras relaciones, son muy resistentes al cambio y parecen seguir el guión que aprendimos de pequeños.
EJEMPLOS DE ESTOS COMPORTAMIENTOS PUEDEN SER:
• Personas que buscan parejas que son frías o indiferentes y con las que experimentan el sentimiento de falta, privación o vacío afectivo.
• Hay quienes necesitan apoyarse continuamente en otros y que no pueden tener comportamientos independientes.
• Otros se asustan de cualquier pequeño dolor o molestia corporal y piensan que puede ser el síntoma de una grave enfermedad.
• Hay individuos que se consideran especiales y superiores a los demás y que eso le da derecho para tener privilegios y reconocimientos excepcionales.
• Hay quienes se sienten raros, inferiores o diferentes a los demás y esto les hace apartarse de los demás.
Estos son ejemplos de comportamientos derivados con los esquemas infantiles. Estos esquemas surgen en la infancia como resultado del ambiente familiar, la educación recibida y los mecanismos defensivos que el niño ha tenido que desarrollar para adaptarse a su entorno.
Si un niño ha recibido una educación muy sobreprotectora por parte de sus padres, tomará una imagen de sí mismo como incapaz para enfrentar las situaciones que valora como peligrosas. El resultado es un esquema de temor y miedo que le acompañara durante su vida y una incapacidad para moverse fuera de la zona de confort.
En otro caso, un niño puede haberse sentido abandonado cuando sus padres no le han prestado la debida atención. Esto le ha generado fuertes sentimientos de rabia y pena que le acompañaran durante su vida. Tendrá un esquema de abandono en las relaciones afectivas y reaccionará de manera muy hipersensibilizada a cualquier comportamiento que asocie al abandono. Paradójicamente buscará parejas que le hagan sentir abandonado.
En el caso de los niños que han sufrido abusos, agresiones o maltrato en el ambiente familiar o escolar, generan una actitud desconfiada, esperando de los demás la repetición de los abusos o agresiones recibidas.
Los esquemas o guiones infantiles son decisivos juntos con los aspectos biológicos o temperamentales en la construcción del carácter.
Todos hemos desarrollado esquemas o patrones infantiles que mantendremos a lo largo de nuestra vida. Pero mientras unos pueden haberlos desarrollado de manera poco marcada, otros pueden haberlos desarrollado de forma excesiva y disfuncional. Cuando los esquemas son muy determinantes en el carácter se manifiesta un estilo de personalidad patológico que en los casos más graves se diagnostican como trastornos de personalidad. Cada trastorno de personalidad puede presentar uno o varios esquemas.
Los psicólogos conocemos bien en nuestro trabajo los resultados patológicos que producen los esquemas disfuncionales de los individuos. Suponen la parte fundamental de la terapia psicológica.
Los esquemas infantiles son creencias nucleares que determinan de manera relevante el carácter del individuo. Si son muy marcados estos esquemas requiere la intervención de los psicólogos.
PRINCIPALES TIPOS DE ESQUEMAS
Esquema de abandono:
El niño ha sufrido abandono por parte de los padres o figuras de protección o apoyo principales. Esto le genera un sentimiento de vacío y soledad que puede arrastrar durante toda su vida. Buscar parejas lejanas o poco implicadas en la relación y que reproduzcan el abandono paterno suele ser habitual con este esquema.
Esquema de abuso o desconfianza:
Cuando el niño ha sufrido el maltrato, las agresiones o los abusos sexuales de las figuras de protección en la infancia, desarrollará un sentido de desconfianza en las relaciones con los demás, especialmente cuando establece relaciones afectivas cercanas. Este esquema se puede haber desarrollado fuera del marco familiar cuando el niño ha sufrido acoso escolar o experiencias fuertes de rechazo social.
Esquema de privación emocional:
Los padres han querido al niño pero no han podido transmitirle los aspectos nucleares de las relaciones afectivas: cariño, protección, valoración y guía. Esta falta o privación afectiva hace que la persona que desarrolla este esquema en la infancia busque, paradójicamente, relaciones frías, distantes o indiferentes que activan el esquema de privación.
Esquema de aislamiento social:
El niño ha sido educado en un ambiente familiar aislado, diferente, cerrado, con valores diferentes o con miedos sociales. Los padres han generado desconfianza hacia el entorno. El niño siente que no es igual que los demás, no se siente aceptado por la gente, piensa que no es bien visto y que los otros prefieren no relacionarse con él. Los psicólogos conocemos bien este tipo de problema en nuestras consultas.
Esquema de dependencia:
El niño ha sido muy protegido y se ha acostumbrado a depender de los padres o figuras de protección. Tiene miedo a desenvolverse solo y tiene que buscar el apoyo de los otros. A lo largo de su desarrollo buscará a personas que le sirvan de soporte y si no lo consigue se sentirá muy inseguro y vulnerable.
Esquema de vulnerabilidad:
El niño ha experimentado situaciones de peligro real o los padres han mostrado comportamientos temerosos frente a diferentes situaciones reales o imaginarias como las enfermedades, los viajes, la gente, el futuro, etc. El niño ha experimentado fuertes sentimientos de indefensión que le hacen sentir muy vulnerable a las situaciones que le suponen algún tipo de riesgo.
Esquema de imperfección:
A lo largo de la infancia el sujeto ha recibido mensajes invalidantes por parte de padres, hermanos mayores, otros familiares significativos, profesores o compañeros de escuela. Las críticas reiteradas sobre el comportamiento, el aspecto físico, la inteligencia o la bondad o maldad del niño le generan una imagen de imperfección. A veces este esquema no proviene de las críticas sino de la comparación con otros niños, como hermanos, amigos o compañeros, que tienen mejores cualidades físicas, intelectuales o morales.
Esquema de fracaso:
El niño ha experimentado repetidas ocasiones la no consecución de sus objetivos, sea porque no sabe alcanzarlos o porque son excesivamente elevados. Los padres pueden poner el listón muy alto y el niño nunca lo alcanza. El niño se compara con otros iguales que tienen más méritos y que le hacen sentir fracasado. Los padres muestran frustración ante la no consecución de objetivos por parte del hijo y le transmiten la idea de incapacidad y fracaso.
Esquema de subyugación:
Los padres controlan a su hijo de manera excesiva y castigan severamente cualquier comportamiento que sea mal visto por ellos. El niño experimenta miedo a salirse de las normas familiares. Es incapaz de rebelarse y adopta un comportamiento sumiso e interiormente resentido. De adulto tenderá a someterse a las relaciones afectivas de manera excesiva y muy culposa cuando se rebela a los deseos de la pareja.
Esquema de normas inalcanzables:
Los padres nunca están satisfechos con los resultados de los hijos. Hagan lo que hagan siempre falta algo. Los padres no reconocen los méritos en sus hijos. Estos siempre tienen que luchar por alcanzar objetivos que aunque los consigan pronto los sienten como insuficientes y tienes que seguir luchando por objetivos más elevados y así sucesivamente.
Esquema de grandiosidad:
Los padres han consentido al hijo y le han dado todo lo que éste ha deseado. El niño cree que se lo merece todo y que tiene derecho a que se le otorgue todo lo que desea. Los padres no saben establecer límites y el hijo tiene un sentimiento de grandiosidad y no puede aceptar las frustraciones o las limitaciones.
¿CUÁL ES EL TRABAJO DE LOS PSICÓLOGOS CON LOS ESQUEMAS?
La terapia con los esquemas es un trabajo a mediano y largo plazo ya que supone modificar creencias nucleares de la persona que han sido asimiladas en los primeros años de la vida. Este trabajo parte del reconocimiento por parte del individuo de sus esquemas nucleares más influyentes sobre su personalidad y estilo de vida y la identificación de aquellos aspectos dónde los esquemas generan más conflictos y dificultades. A partir de aquí el trabajo de los psicólogos irá encaminado a fomentar el aprendizaje de comportamientos alternativos que permitan flexibilizar y superar los esquemas infantiles disfuncionales.
Autor desconocido