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 CAPÍTULO 76 - CONFUNDIR AMOR CON ENAMORAMIENTO



Noviembre 13, 2020, 05:47:16 am
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Desconectado Francisco de Sales

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CAPÍTULO 76 - CONFUNDIR AMOR CON ENAMORAMIENTO
« en: Noviembre 13, 2020, 05:47:16 am »
CAPÍTULO 76 - CONFUNDIR AMOR CON ENAMORAMIENTO
– EQUIVOCACIONES HABITUALES -


Este es el capítulo 76 de un total de 200 –que se irán publicando-  que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER.


En el día que escribo esto –no sé si cambiaré más adelante- una de las opiniones que tengo con respecto a las relaciones de pareja es que, tras el aparente amor que lo puede todo y es desinteresado, y tras el embobamiento del enamoramiento que sólo permite ver la parte idealizada y brillante del amor y el amar, en el fondo, y aunque uno jamás llegue a ser consciente de ello o a reconocerlo, hay un interés absolutamente egoísta por el que se desea estar con el otro. La razón de ese deseo es que se piensa que se va a estar mejor con el otro, o con la otra, que solo, ya que si no pensáramos así todos nos quedaríamos solos.

Sí, ya lo sé: al principio suena a auténtico disparate, a error de los gordos, pero a hay bastante de esto que expongo. Reflexiona.

Uno piensa que el otro le va a aportar amor, caricias, cuidado, felicidad, seguridad, ayuda, compañía, etc., y esas razones tienen un peso que cuenta cuando uno está decidiendo, consciente o inconscientemente –y en muchos casos muy obnubilado por la fantasía de cuento de hadas que puede llegar a ser el enamoramiento- si emparejarse o no con el otro.

En mi opinión, lo que puede llegar a convertirse en pareja pasa, por lo menos, por dos etapas.

En la primera etapa –como ya leíste al principio de estos capítulos- surge lo que se denomina “enamoramiento”. En el enamoramiento hay mucho de fantasía, ilusión, auto-engaño, idealización, intereses ocultos, obnubilación, una desvalorización imprudente de lo que no gusta en el otro, un gran matiz sexual, etc.

Visto con objetividad, claramente hay un componente importante de auto-engaño, y el día en que uno se dé cuenta de lo débiles que eran los argumentos que utilizó para hacerse creer que había conocido al amor de su vida –si la relación acaba mal-, será un día nefasto.

Por supuesto que hay posibilidades de que ambos, con un poco más de tiempo –por eso debieran durar un largo tiempo los noviazgos- vayan poniendo las cosas en su sitio, sopesando que hay algunas que no gustan pero hay más que sí agradan y valorando si eso va a ser soportable o va ser un inconveniente insalvable, evaluando al otro en su conjunto y conociéndole en más facetas para adquirir una idea más sincera, personalizada, y próxima a la realidad.

La segunda etapa sería la transformación y consolidación de todo lo anterior, descontando ya la parte de la fantasía, des-idealizándolo en lo que estaba idealizado, teniendo una opinión más cercana a la realidad, ya sosegado un poco el ardor sexual, y sintiendo no ya la necesidad descontrolada de estar con el otro, sino el deseo de estar con él.

Si superan la primera etapa, y se sienten bien en la segunda, es cuando puede tomar una forma definitiva la relación.

Hay una tercera situación en la que no sucede la etapa del enamoramiento y se pasa directamente al amor de un modo más pausado y maduro. Es una etapa en la que ambos son, serena y atinadamente, más conscientes de quién y cómo es el otro, y no es que esto sea más racional y conduzca a una relación con más posibilidades de éxito, sino que la personalidad del otro va entrando en uno de un modo más consciente, evitando la posible confusión que puede aportar el enamoramiento.

En cualquiera de las etapas que se esté atravesando, sería conveniente que estuvieran presididas por la idea sensata de que estamos tratando de nuestro futuro, tal vez del resto de nuestra única vida conocida -que es un asunto más que delicado y más que importante-, y que sería bueno acertar con la decisión de con quién compartirla ya que de esa decisión va a depender nuestra felicidad o infelicidad, y la tranquilidad o el sufrimiento.

Quienes se enfrenten a esta situación por primera vez, que reflexionen.

Quienes lo vayan a hacer por segunda vez, que no tengan miedo.

Para ambos, que pongan todo de su parte y exijan lo mismo, que sean sinceros y dialogadores, conscientes de estar construyendo entre ambos algo que debiera ser sagrado, y que no olviden que la felicidad, solos o de pareja, es uno de los motivos primordiales de la vida.

SUGERENCIAS PARA ESTE CASO:

- El amor de verdad, una vez asentado, generalmente no es tan apasionado y agitado y acalorado como el enamoramiento.
- El enamoramiento es sólo la etapa de acceso al amor. Está bien mantener vivas todas sus cosas positivas, pero también hay que aceptar que no siempre va a ser así.
- El amor, para que se consolide y sea verdadero, no se puede sustentar en la idealización que se hace durante el noviazgo.


Francisco de Sales



 

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