CUANDO EL “NO ME DA LA VIDA” SE CONVIERTE EN UNA LOSA
La sociedad actual nos empuja muchas veces a ofrecer una imagen de nosotros mismos que no se corresponde realmente con lo que somos, incluso ni siquiera de lo que podemos llegar a ser. Esto es especialmente sangrante en el caso de las mujeres, a la que se les ‘exige’ ser las mejores madres, esposas, amantes, amigas, trabajadoras, amas de casa, etc. Cuando, a veces sin pretenderlo, elevamos el nivel de autoexigencia, surgen los trastornos de ansiedad relacionados con esa imposibilidad de hacer de todo, y todo bien. Lo que viene a resumirse en esa extendida frase de “no me da la vida”.
Es ese estado vital en el que el cuerpo no da más de sí, y nos sentimos presos de un cuerpo agotado. Y mientras, nuestra mente nos dice: “no pares, no puedes parar. Hay muchas cosas que hacer”. Problemas que a veces se intentan solucionar con parches temporales: desconectar durante unas horas, imponerse -siquiera de forma momentánea- actitudes de despreocupación impostada (Don’t worry, be happy)… El cansancio al que nos conduce ese elevado nivel de autoexigencia puede esconder otros problemas, como proceso de estrés y trastornos de ansiedad.
Conviene ajustar esa válvula para que la presión no nos haga estallar. Hemos de ser conscientes de nuestros logros: a esto llegamos sin ayuda de nadie. Y no pasa nada. Y tampoco pasa nada por pedirla, o por delegar responsabilidades. Y otra cosa: no todo tiene que ser perfecto.
Cada día, cuando nos levantemos, nos vendrá bien recordar una serie de frases que guíen nuestra actitud ante la vida. En lugar de reprocharnos que no hacemos lo bastante para llegar a todo, deberíamos decirnos algo así como “hoy voy a dar lo mejor de mí. Pero sin olvidar que YO, mi estado emocional, mi salud, es lo que de verdad importa”.
Disponer de unas horas del día para uno mismo no quiere decir que estemos fallando a alguien. Nada más lejos de la realidad. Todo lo contrario: es uno de los secretos del bienestar y equilibrio tanto físico como emocional. También tendremos que aprender a priorizar, a organizarnos y a ejercer una buena gestión del tiempo. Reeducar nuestros hábitos, aprender a vivir a otro ritmo se convertirá en la más eficaz barrera para poner coto a la ansiedad.
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