ACTITUD Y APTITUD: ¿EN QUÉ SE DIFERENCIAN?
¿Es lo mismo tener actitud que aptitud? ¿Qué diferencias encontramos entre uno y otro concepto? Resuelve todas las dudas, ¡aquí!
Actitud y aptitud: ¿son lo mismo? ¿En qué se diferencian? ¿Qué significa cada concepto? Aunque tendamos a confundirlos -son palabras prácticamente homófonas-, se trata de dos conceptos totalmente diferentes. La actitud hace referencia a una manera de comportarse, o a una tendencia o inclinación hacia un determinado comportamiento, y la aptitud se refiere más bien a una capacidad o habilidad.
Las actitudes, aunque generalmente se asocien a algo positivo, también pueden ser negativas; en cambio, las aptitudes suelen ser positivas (la capacidad para hacer “X” cosa). ¿Qué más sabemos sobre actitud y aptitud? Para entender mejor sus diferencias, pondremos ejemplos de actitudes y aptitudes en la vida social, laboral, familiar y personal.
ACTITUD Y APTITUD: ¿EN QUÉ SE DIFERENCIAN?
La actitud se define como ‘la manera de estar alguien dispuesto a comportarse u obrar’. En cambio, la aptitud es ‘la capacidad de una persona o una cosa para realizar adecuadamente cierta actividad, función o servicio’. La aptitud también hace referencia a la ‘habilidad natural para adquirir cierto tipo de conocimientos o para desenvolverse adecuadamente en una materia’.
Así pues, ¿en qué se diferencian actitud y aptitud? Como hemos podido intuir, la actitud incluye tendencias, rasgos de personalidad y formas de reaccionar frente a los problemas. En el caso de la aptitud, hablamos de una capacidad para cumplir determinados roles y funciones.
Una actitud podría ser tener iniciativa en el trabajo a la hora de buscar soluciones, y una aptitud podría ser la aptitud para aprender rápidamente o para trabajar de cara al público.
“Las aptitudes suman… las actitudes multiplican”.
-Anónimo-
ACTITUD Y APTITUD EN LA EMPRESA
En el ámbito laboral, actitud y aptitud son dos cualidades especialmente valoradas. Muchas veces se confunden por su similar pronunciación, pero se trata de fenómenos diferentes. ¿Por qué se valoran en el ámbito empresarial? Porque la actitud es lo que hace que un trabajador se involucre en las tareas, se implique, tenga iniciativa, proponga ideas…
Es decir, la actitud aquí se relaciona con una tendencia a buscar soluciones, a actuar de “X” forma positiva para la empresa, a mejorar el rendimiento y los resultados, etc. (todo depende del área específica en la que incluimos esa actitud).
En cambio, la aptitud tiene más relación con la capacidad para desarrollar una serie de tareas o para adquirir unos determinados conocimientos; es decir, tiene más relación con una habilidad o un conocimiento.
En el ámbito empresarial, la aptitud, al igual que la actitud, puede hacer referencia a múltiples campos: aptitud para trabajar en equipo (aunque también podríamos tener actitud para trabajar en equipo), para desarrollar un programa, para elaborar informes, etc.
En este sentido, vemos cómo la aptitud tiene que ver más con aquello más “técnico” (conocimiento), mientras que la actitud tiene más relación con la personalidad, con la iniciativa, con la manera de ser… (es decir, está relacionado con la personalidad y con la tendencia a actuar de X forma).
“La actitud es el pincel con el que la mente colorea nuestra vida. Nosotros elegimos los colores”.
-Anónimo-
ACTITUD Y APTITUD EN OTROS ÁMBITOS
Más allá del ámbito empresarial, la actitud y la aptitud están presentes en nuestra vida diaria, ya sea en el ámbito familiar, social, personal… ¿Cómo diferenciar estos conceptos en dichos ámbitos? Para ello, vamos a poner algunos ejemplos que nos permitan entender mejor sus diferencias:
Ámbito familiar
A nivel familiar, vemos ejemplos de actitud cuando decidimos pasar más tiempo con nuestros seres queridos, por ejemplo, o cuando ayudamos en las tareas del hogar, cuidamos a nuestros hermanos, etc. Es decir, solemos asociar el concepto de actitud con algo positivo (aunque también pueden existir actitudes negativas), pero eso ocurre en todos los ámbitos.
Un ejemplo de aptitud en el ámbito familiar sería ser capaz de llevar a cabo todas las tareas del hogar (capacidad para organizarse).
Ámbito social
En el ámbito social encontramos también multitud de actitudes (pudiendo ser éstas, insistimos, positivas y negativas). Una actitud positiva en este campo sería acordarnos de los amigos y llamarlos de vez en cuando, tener la actitud de reunirse con ellos a menudo, cuidarlos… (actitudes positivas).
Una actitud negativa podría ser responderles mal cuando estamos enfadados. Y en cuanto a la aptitud, podemos pensar en la capacidad para organizar planes diferentes y divertidos con ellos, por ejemplo.
Ámbito personal
Finalmente, las actitudes en el ámbito personal hacen referencia a tendencia a comportarnos con nosotros mismos y con los demás; por ejemplo, tener una actitud positiva ante lo que nos sucede. Y en cuanto a aptitudes, aquí podemos incluir las aptitudes de trabajo, las aptitudes para desarrollar una inteligencia emocional, etc. En realidad, existen aptitudes y actitudes prácticamente para todo.
Como hemos visto, actitud y aptitud son dos conceptos diferentes. Sin embargo, comparten el hecho de que las empresas, por ejemplo, valoran mucho actitud y aptitud en un trabajador, haciendo éstas referencia a multitud de campos y ámbitos.
Más allá del ámbito laboral, todos y cada uno de nosotros manifestamos actitud y aptitud en determinadas áreas de la vida, así como en nuestro día a día. Conociendo sus características, te resultará más fácil aprender a diferenciarlas. ¡Y es que el lenguaje es muy rico pero está lleno de matices!
Por otro lado, ¿Qué crees que es más importante a la hora de desarrollar un proyecto, o de conseguir nuestros propósitos? ¿La actitud o la aptitud? Muchos piensan que la actitud en realidad es lo que mueve a la persona a luchar; si no tienes actitud, ¿de qué te sirve tener aptitud? Es un tema que invita, si más no, a reflexionar.
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