¿RECUERDAS QUE TIENES LA OPCIÓN DE CAMBIAR?
En mi opinión, hay cosas que no se pueden cambiar ni aunque uno lo desee. Ante estas cosas inamovibles -si es que realmente lo son y clasificarlas así no es un autoengaño- puede que no quede más remedio que la resignación, pero, insisto, tiene que ser muy real y no una excusa que uno utiliza para no afrontar el cambio. Se dice que no hay que ser prisionero de las cosas que no se pueden cambiar.
El resto de cosas se pueden cambiar si uno lo desea con una convicción firme y mejor aún si uno cuenta con su propio apoyo y con la seguridad de que tiene derecho a cualquier mejoramiento que afecte a su vida y su bienestar.
“En mi opinión, hay cosas que no se pueden cambiar ni aunque uno lo desee”, leíste antes y es así, pero también es cierto que se puede cambiar la percepción que se tiene de esas cosas y verlas de otro modo, preferiblemente menos doloroso. Supongo que ya conoces eso que tanto se repite de que “si algo no te gusta, cámbialo. Si no puedes cambiarlo, cambia tu actitud”. Si no podemos cambiar la cosa sí podemos cambiarnos nosotros mismos y en muchos casos es la mejor opción por la propia salud mental y emocional. Las cosas son como son y no como desearíamos que fuesen. A veces se trata simplemente de aceptar sin oposición y, sobre todo, sin frustración.
Compruebo en muchas conversaciones que hay personas que tienen problemas de diferente índole en su vida, personas a las que les pasan cosas que les hacen sufrir mucho, que se mantienen en su tristeza y en una rendición abatida por su situación… pero no hacen nada para cambiarla. Se quedan quietos tratando de que los golpes le duelan lo menos posible pero sin hacer nada para esquivarlos. Se les olvida algo importante: se olvidan de que tienen la opción de cambiar algunas de esas cosas.
“Para cambiar tu vida por fuera debes cambiar tú por dentro. En el momento en que te dispones a cambiar, es asombroso cómo el Universo comienza a ayudarte y te trae lo que necesitas”, escribió Louise. L. Hay. Hay mucha verdad en eso. Muchas personas se quedan quietas esperando que sea el mundo quien dé el primer paso. Se quedan esperando el milagro sin poner nada de su parte. “A Dios rogando, pero con el mazo dando”. Así es como tiene que ser.
Algunos se quedan aferrados a sus miedos, encogidos en su desgracia y conformándose con quejarse de vez en cuando, víctimas de sus propios pensamientos desesperanzados y funestos y sin recurrir a lo que es muy lógico y cierto: el que cambia sus pensamientos cambia también su presente y su destino. Y es increíble cómo puede cambiar todo cuando se decide cambiar el modo de ver algunas cosas y, también, cuando uno toma la determinación firme de cambiarlas.
“Tu vida no va a cambiar de la noche a la mañana, pero si no empiezas hoy con algo nunca va a cambiar”. Es una de esas frases que contienen mucha sabiduría concentrada en pocas palabras. Muy sencilla, simple, obvia, pero cargada de razón. No se puede cambiar el pasado, pero sí el presente y el futuro.
Es conveniente recordarlo muy a menudo, a diario, cada instante. Tenemos la opción de cambiar. Es muy posible que nada real nos esté atando y que sean sólo los miedos y una aceptación resignada, inútil y equivocada de algunas situaciones. Se nos olvida la posibilidad de la rebelión, de la revolución, del alzamiento contra un porvenir en el que limitarse a seguir repitiendo las mismas quejas de siempre.
Cambiar es una decisión personal e intransferible. Es un derecho. Tal vez sea también una obligación. Hay que soñar, desear, ambicionar, y también escapar si hace falta. Es muy agradable tener una vida que sea lo más parecida posible a la que uno desea y para ello es posible que haya que renunciar a algunas cosas, o romper relaciones, e incluso perjudicar a terceros. Si uno es consciente al tomar estas decisiones y es capaz de dejar de lado los convencionalismos y también lo que los otros esperan –o exigen- de uno mismo, dejarán de parecer decisiones egoístas –a la vista de lo o los perjudicado por ello- para ser decisiones cargadas de auto-cuidado y llenas de Amor Propio.
El futuro depende, más que nunca, de ti y de los cambios que hagas. Recapacita sobre lo que acabas de leer, prestando atención especial a lo que más te ha dolido o revuelto, y comprobarás que, si te lo propones con ganas y firmeza, algunas de esas cosas que te parecen tan imposibles de cambiar no son tan imposibles.
Te recomiendo este vídeo:
https://www.youtube.com/watch?v=UczMAbKxy4QEntra en este enlace y escribe, entre comillas, “cómo cambiar”:
https://buscandome.es/index.php?action=searchTe dejo con tus reflexiones…