QUIEN NO CONOCE SU MENTE NO SE CONOCE A SÍ MISMO.
En mi opinión, la mente es un instrumento a nuestro servicio que tiene la mala costumbre de acabar controlándonos y ordenándonos a su antojo y –muy a menudo- sin nuestra oposición, salvo en contadas ocasiones en que nos ponemos juiciosos y reflexivos y nos hacemos cargo de tomar las decisiones muy conscientemente.
Conocer nuestra mente a fondo y saber cómo funciona, y por qué, y qué le condiciona, y cuáles son los criterios por los que se rige –muy muy muy a menudo sin saberlo ni ella misma-, es una tarea personal inexcusable y con el rango de prioridad que le corresponde a esa parte que nos gobierna durante el 95% de nuestro tiempo.
Quien no conoce su mente no se conoce a sí mismo. Tal como suena. Es así. Parece absurdo, pero dependemos para casi todo de una mente que es autónoma en la mayoría de los casos, porque hace y decide lo que quiere sin contar con nuestra aportación consciente en cada situación. La mente, cuando no está gobernada conscientemente actúa de un modo automático, por un sistema de acción-reacción, aplicando a cada situación una respuesta que ya tiene previamente preparada y asociada, pero que puede estar sin actualizar y que, además, no siempre se aplica del modo óptimo porque es estándar y responde a todas las situaciones similares del mismo modo cuando la realidad es que cada situación es única.
La mente, el pensamiento, el cerebro, la cabeza…nos referimos con distintos nombres a esos procesos que se manifiestan en nuestro interior sin que sepamos quién es el autor, y a las ideas que se nos presentan espontáneamente y no valoramos si tienen credibilidad real, si son simplemente divagaciones, o si son respuestas de cualquiera de nuestros yoes y no una respuesta NUESTRA, APROPIADA Y CONSCIENTE. Creemos, en demasiadas ocasiones, que eso de que aparezcan dentro de nosotros quiere decir que las hemos elaborado nosotros… y eso no es cierto.
En mi opinión, cada una de esas “ideas” que nos aparecen –sobre todo si tienen una cierta importancia- han de ser reflexionadas desde la objetividad, o sea pensadas atenta y detenidamente, sin darlas por válidas sin más. “Alguien” o “algo” ha tenido esa idea y la ha manifestado, pero después el Yo Sabio, el Yo Consciente, el Yo Objetivo, o quien tenga capacidad y autoridad para hacerlo, tiene que dar el visto bueno, aprobándolo después de haberlo sopesado y verificado, o descartándolo por mucho que nos parezca propio o nos parezca interesante. En nuestro interior hay muchos yoes que dejan sus ideas en el pensamiento y éstas siempre son partidarias y beneficiosas para quien las emite, pero no siempre son lo que un Yo Consciente, dueño y director de sus actos, desea.
La mente es nuestra alidada o nuestra enemiga. Surge un problema cuando uno no sabe disociarse de su mente y escribo SU –posesivo- porque es un modo de dejar claro que hay alguien que se da cuenta de que tiene una mente, por lo tanto uno no es la mente sino quien se da cuenta de que tiene una mente y por tanto es su dueño. Es un poco complicado de entender, porque para relacionarse con la mente solo se puede hacer desde la mente, y para darse cuenta de que uno no es la mente también tiene que usar la mente. Un modo que ayuda a entender el modo correcto de hacerlo es diferenciar la mente consciente –cuando YO tomo el control de la mente- y la mente inconsciente –en la que uno no interviene- a la que solo se puede acceder desde la consciencia.
Si uno conoce y purifica su mente, actualizando los criterios que contiene, se va a ver reflejado en un cambio muy notable en su vida y por tanto en su presente y su futuro. Lo que pensamos decreta lo que nos sucede y cómo nos afecta lo que nos sucede. Uno es feliz si en la mente se lo permite y uno se siente desgraciado si su mente así lo cree. “Con nuestros pensamientos, creamos el mundo” decía acertadamente Buda; yo lo cambiaría por “nuestro mundo”. En la mente está el poder de decidir lo que te hace feliz, lo que te enoja, lo que amas y lo que odias, de ahí la enorme necesidad de saber usarla y de tenerla saneada.
Las cosas son, simplemente son. Es la propia mente quien las califica y al hacerlo las convierte en malas o buenas. Esto quiere decir que si uno tiene una mente generosa, amable, abierta, comprensiva, empática, las cosas tendrán otra calidad distinta que si uno tiene una mente pesimista, negativa, rigurosa, excluyente, dramática, o triste.
Algunos artículos interesantes para conocer la mente:
SOMOS ESCLAVOS Y VÍCTIMAS DE NUESTRA MENTE
http://buscandome.es/index.php/topic,11289.msg13468.html#msg13468¿CÓMO CONTROLAR LA MENTE?
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http://buscandome.es/index.php/topic,13579.msg16005.html#msg16005REEDUCAR LA MENTE
http://buscandome.es/index.php/topic,2405.msg3840.html#msg3840¿LA MENTE PUEDE REVISAR A LA MENTE?
http://buscandome.es/index.php/topic,14896.msg17407/topicseen.html#newNo dejes en el olvido esta tarea porque te garantizo que si la controlas bien tu vida puede dar un gran cambio que ni te lo imaginas.
Te dejo con tus reflexiones…
