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 EL ARTE DE DISCERNIMIENTO.



Mayo 10, 2023, 06:13:11 am
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EL ARTE DE DISCERNIMIENTO.
« en: Mayo 10, 2023, 06:13:11 am »
EL ARTE DE DISCERNIMIENTO.

El Discernimiento es una de las grandes joyas de la sabiduría oriental. Este término que la psicología transpersonal toma prestado de la filosofía budista, es fundamental para avanzar en la vida con plena consciencia y absoluta convicción personal.
La psicología budista nos insta a sostener solo aquellas creencias, tradiciones, enseñanzas y prácticas que desde nuestra propia experiencia hayamos comprobado como ciertas y nos sirvan para vivir una vida mejor. Es decir, nos recomienda no asimilar como "verdad" nada impuesto por ninguna autoridad externa, solo por acatar, obedecer o seguir un mandato.
Siddharta Gautama, el Buda, en sus enseñanzas alentaba a cuestionar la autoridad de los dogmas, ejerciendo el propio discernimiento:

No crean en nada sin antes haberlo evaluado ustedes mismos. Hecho esto, descarten lo que no les sirve y acepten lo que sí. Una vez aceptado, asimílenlo y háganlo funcionar para su bien y para el bien de los demás

Si bien es una palabra que resulta un tanto extraña en nuestro vocabulario occidental, encierra una gran sabiduría, sobre todo, cuando se trata de aplicarla a nuestra vida cotidiana.
En el contexto que habitamos, estamos atosigados de mensajes e información disonante contradictoria y superficial que poco o nada nos aporta a nuestra salud mental.
La capacidad de "Discernir", es un excelente recurso que nos preserva de no caer en la esclavitud de dejarnos convencer por cosas que no merecen el más mínimo interés. Del mismo modo, nos cuida de nuestro propio auto-descuido, cuando sin quererlo nos mareamos en nuestros propios enriados emocionales y mentales.

¿QUÉ ES QUÉ EN MEDIO DE TANTA CONFUSIÓN?

La mente humana, bien podría compararse con una selva en su estado más salvaje y natural.
En este inhóspito paisaje nuestros pensamientos crecen como lianas, nuestras creencias se hunden en sus raíces más profundas y nuestros sentimientos y emociones divagan como pájaros que se nos escapan de las manos. Resulta entonces que, cuando intentamos ordenar y serenar nuestra mente, nos resulta muy difícil saber por dónde comenzar.
El Discernimiento es un valioso recurso que nos permite poner equilibrio en este entramado tumultuoso, para que no nos dejemos “tragar” por nuestro propio caos mental. Es como una “cuchilla” siempre lista para hacer uso de ella con plena conciencia e inteligencia.

Quien se atreva a adentrarse en su bosque mental, gozará de la serenidad de tener la claridad mental suficiente para saber “cómo está y qué siente” en su presente

Así en nuestra mente como en un bosque añoso y remoto, conviven viejos pensamientos y antiguas creencias con profundas raíces y junto con tiernos brotes que aparecen y tienen la impronta de lo nuevo por florecer. Concluir que en esta arboleda todo lo verde es de la misma especie y calidad, hace que nos convenzamos de que somos los mismos de siempre, que seguimos queriendo lo que alguna vez tanto ansiamos, que el pasado es exactamente igual al momento en el que estamos y que las voces externas que alguna vez escuchamos tienen título de verdad y certeza.
En medio de tanta confusión, nos perdemos en las lianas de nuestra mente, en los pensamientos que ya han quedado oxidados y viejos y en aquellas creencias que nunca fueron cuestionadas ni reeditadas
Cuando este bosque crece sin que hagamos ningún trabajo de diferenciación e higiene, perdemos total dominio y potestad. Quien decide sobre nuestra vida ya no es nuestro Yo consciente sino los automatismos de nuestra limitada mente.
Sin embargo, podemos contar con un “Yo Superior Interior” que desde la plena consciencia puede transcender esta arboleda para observarla y comenzar a “podar” lo que en nuestra vida “hoy” está demás:

•   ese rencor que no nos deja avanzar,
•   esa negatividad que nos tira par atrás,
•   ese intenso recuerdo que se sigue actualizando cuando queremos dejarlo en el pasado,
•   ese dolor que sigue sangrando porque nunca nos dispusimos a sanarlo.


Así en el bosque, como en la mente, necesitamos de un “cuidador” que mantenga la vigorosidad y la vehemencia mental en un estado armonioso y cabal. Este cuidador es nuestro Yo Consciente que se sitúa por encima de toda la multiplicidad de nuestras voces internas y comienza a “distinguir” lo que verdaderamente queda y lo que está demás. Lo viejo, lo rocoso y lo árido no hacen más que opacar la hermosura de una mente lúcida y enfocada. Así mismo, nuestra productividad crece cuando estamos en “modo presente”, cuando dejamos de mirar “lo de siempre”.

El “Discernimiento” es esa cuchilla afilada con sagacidad que nos permite distinguir y separar nuestras creencias, nuestros pensamientos, nuestras emociones y nuestros sentimientos.
El pasado queda atrás cuando el presente se desliza como la única posibilidad. Saber discernir lo que fue de lo que es, nos descomprime y aliviana la mochila de cargas.

•   ¿Cuántas veces nos preguntamos cómo estamos y nos cuesta identificarlo?
•   ¿Cuántas veces lloramos y no sabemos si es por hoy o por el pasado?
•   ¿Cuántas veces nos quejamos y no sabemos siquiera porque hacemos de esto un mal hábito?
•   
El “Discernimiento” nos puede ayudar a esclarecer lo que se mueve en nuestro interior, haciendo un profundo trabajo de introspección para recién, desde la Plena Conciencia de sí, re-orientar nuestra vida tomando decisiones genuinas y “actualizadas” de acuerdo a “quienes estamos siendo hoy” y no quiénes éramos tiempo atrás. A veces nos quedamos en una vieja versión de nosotros mismos porque no nos adentramos a ordenar nuestra enorme cantidad de contenido mental.
Nuestra mente requiere de un profundo trabajo de “psicohigiene” para que se mantenga limpia y ordenada. Si pensamos nuestra mente como el hogar de nuestra vida anímica, bien vale la pena oxigenarla y purificarla. Seguro, cuando llegas a tu casa te resulta muy poco placentero encontrar todo revuelto y pierdes tus energías tratando de encontrar entre una enorme pila de cosas, lo que te sirve y lo que ya no.

No todos nuestros sentimientos son buenos consejeros, no todas nuestras emociones son guías fiables.
El Discernimiento nos ayuda a diferenciar desde la plena consciencia, qué camino tomar

Cuando ejercemos el “Discernimiento”, ejercitamos el “músculo” del buen criterio. Dejando atrás los reduccionismos de que todo lo que sentimos debe ser expresado, de que todo lo que pensamos es válido y de que los deseos siempre son siempre guías fiables hacia la satisfacción. Cuando “discernimos” nos damos la chance de encontrar el equilibrio entre la emoción y la razón.
Cuando discernimos, dejamos de mentirnos porque implica hablarnos con autentica sinceridad a nosotros mismos. Esa es la valentía que implica comenzar a “trabajar nuestra interioridad”. Atravesando este bosque personal con sus luces y sus sombras, no solo nos conocemos sino que dejamos de tener miedo de mirar hacia dentro. Este paisaje psíquico selvático forma parte de toda la esencia humana. Hay quienes lo miran con miedo desde afuera y hay quienes lo espían y cuando apenas se arriman, prefieren seguir en la misma.
Las personas que en un acto de valor transforman su mente en un ecosistema que sustenta y orienta toda vida, son diestras en utilizar esta herramienta de distinguir sin juzgar. Una mente “transformada”, es una persona liberada de sus automatismos de siempre.

HABILITANDO EL DISCERNIMIENTO

¿Cómo comenzar a poner “cada cosa en su lugar”?
Cada determinado tiempo, es necesario detenernos a dialogar sinceramente con nosotros mismos y preguntarnos: cómo estamos, qué está sucediendo dentro de nosotros, qué emociones experimentamos. Dedicarnos unos instantes a este trabajo de introspección, nos permite conectarnos con lucidez para vivir nuestra vida desde el “hoy” sin quedarnos atascados y desactualizados sin saber muy bien a donde vamos.
Este ejercicio consta de cuatro pasos:

1- Buscar un lugar, un tiempo y un espacio: para hacer de este ejercicio un hábito. El espacio debe ser tranquilo y el tiempo, lo suficiente, para pausar el ajetreo diario. Una música relajante ayuda a generar el ambiente que necesitamos para calmar la mente, sino el silencio es la opción más adecuada para aquello que mejor sintonizan con la cualidad de serenidad. Esta “meditación lúcida” ha de tener tu impronta, no hay una técnica específica que seguir, hay un método propio que crear que vaya de acuerdo a tu estilo persona

2- Convocar a nuestra parte más sincera: se trata de conectar con la parte más “honda”, aquella que no se deja convencer por las excusas, y argumentos que estamos acostumbrados a darnos.
Con amabilidad le solicitamos a nuestro sabio inconsciente que nos brinde información y nos ayude a esclarecer:

•   ¿Quiénes estamos siendo hoy a diferencia de los que fuimos ayer?
•   ¿Qué hábitos necesitamos dejar atrás y cuáles instalar?
•   ¿Qué sentimientos son los de hoy y cuáles son los que de tan viejos tienen otro sabor
•   ¿Lo que pensamos es lo mismo que sentimos? ¿Lo que sentimos es lo mismo que nos decimos?
•   ¿Cuánta coherencia siento en mi interior?
•   
A veces no se trata de tener todas las respuestas sino de aprender a hacernos las preguntas correctas. Sin duda, esta actitud nos mantendrá lo suficientemente despiertos para no enajenarnos y alejarnos demasiado de nuestra más sincera esencia.
El paso siguiente sí será ordenar, distinguir y analizar esa información.

3- Registro de lo obstaculizador: prestar atención a aquello que nos estanca, aquello que nos quita energía, que nos lleva al conformismo: sean situaciones, comportamientos, actitudes, emociones, personas, lugares, que no nos están ayudando, sino por el contrario, están haciendo que nos sintamos atascado. ¡Ojo! No mires tan lejos… tendemos a caer en el lugar fácil de buscar culpables fuera cuando en verdad somos los únicos responsables. Así el daño venga de afuera, el límite se pone siempre desde dentro.

4- Registro de lo facilitador: estamos acostumbrados a “repetir” lo que nos daña… pero cuando descubrimos lo que nos hace bien ¿cuánta perseverancia y tenacidad tenemos en sostenerlo? Muchos hábitos que nos dañan perduran por años, sin embargo, un gesto, ciertos hábitos o conductas favorables tienden a desaparecer como las nubes se corren tras el sol… Pareciera que si de salud y coherencia emocional hablamos, funcionamos “en el mundo del revés”... sumamos lo que nos resta y restamos lo que nos suma.
Es importante incrementar la conciencia para darnos cuenta de aquellas cosas que nos suman calidad de vida, y multiplicarlas para que sean como fértiles semillas. A veces nos es difícil “captarlo”, porque estamos muy acostumbrarnos a “quejarnos” y “lamentarnos”.
Esta selección saludable y criteriosa deriva de la convicción de utilizar el Discernimiento para posicionarnos como protagonistas y dejar de vernos como víctimas a la deriva de las mareas de la vida. Sin duda, no todo nuestro bienestar es consecuencia de la posibilidad de clarificar y limpiar nuestra mente, pero puedo asegurar que lo contrario en verdad no ayuda.
La Vida “con mayúsculas” tiene complejidades que no entendemos pero si a eso le sumamos nuestra propia incomprensión… ¡ahí sí que nos perdemos! Con un buen mapa personal tendremos menos posibilidades de perdernos, pero si aún así sucede… podemos volver sobre nuestros pasos, volver a “situarnos” y seguir andando con referencias fiables que construimos a partir de ejercicios cómo estos que nos recuerdan no solo dónde estamos, sino también hacia donde nos estamos enfocando.

https://www.corinavaldano.com/blog/discernir-para-saber-a-donde-ir


 

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