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 LA FALTA DE APETITO Y LAS EMOCIONES



Marzo 13, 2012, 03:43:40 pm
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LA FALTA DE APETITO Y LAS EMOCIONES
« en: Marzo 13, 2012, 03:43:40 pm »
FALTA DE APETITO Y EMOCIONES
LAS GANAS DE COMER


¿Quién de nosotros no ha dicho o escuchado alguna vez?: “Siéntate y termina, no te levantes hasta que te lo acabes”, “si no comes no hay postre.” Y la inolvidable: “¿Cómo puedes dejar comida, cuando hay niños que no tienen nada, niños que se mueren de hambre?”

Muchas veces tenemos que pelear con los pequeños porque no comen bien o no se acaban lo que se les sirve.
Y más aún cuando no atienden las sugerencias, reglas o imposiciones de sus mayores, entonces los adultos suelen caer en desesperación, empieza la batalla y muchas veces  la  manipulación  con  todo  tipo  de  recursos.  Esta reacción es hasta cierto punto “justi?cada” por parte de los mayores, quienes preocupados desean hacer todo lo posible por que los más jóvenes se nutran, sin escatimar medios para que así suceda. Los mayores comemos lo que tenemos ganas, si un día no nos apetece comer no pasa nada: no comemos o comemos menos. Pero a los críos  no  les  damos  opción,  siempre  han  de  estar dispuesto a comer, “están en edad de crecer”, además no la cantidad que ellos quieran/necesiten sino lo que quieren sus papas, lo dice el sistema.

Muchos  bebés  tras  tomar  un  pecho,  se  quedan  dormiditos  y  relajados,  satisfechos.  Entonces  aparecen los  mayores,  para  decirles: ¡despierta!  ¡Que  te  queda el otro! O todo lo contrario; el bebé quiere más, si llora por  hambre,  se  dice: ¡es  que  aún  no  le  toca!  ¡Es  muy pequeño para comer tanto! Antes había dos vertientes para dar de mamar: la escuela francesa y la alemana, cada 4 y 6 horas respectivamente.
Afortunadamente esto va cambiando, pues ahora casi todos lo pediatras recomiendan dar el pecho según requerimientos.

Podemos aplicar esta educación alimenticia que recibimos ya desde la cuna, al resto de nuestra vida. Si en vez de cuatro o cinco comidas/día se hubiese impuesto comer 10 veces al día, seguro que obligaríamos a nuestros hijos a acatar la norma. Si no se cumple con lo establecido, ante todo nos PRE-ocupamos porque algo ha de estar pasándole  a mi hijo/a, ¿Por qué no come?  ¿Qué puedo hacer? 
Además  de  cualquier  de?ciencia  orgánica,  hay  algo muy importante a tener en cuenta y que podemos considerar cuando los niños no quieren comer, cuando les falta el apetito: su mundo emocional.
La falta de apetito puede revelar cosas interesantes acerca del mundo interior de los jóvenes o pequeños. Un jovencito puede dejar de sentir apetito cuando:

• Se siente estresado

• Por rebeldía a sus mayores

• Por depresión

• Por llamar la atención de alguna forma.

LAS GANAS DE COMER

Homeopatía:

Tratamiento Médico Integral para enfermos con padecimientos crónicos (depresión, alergias, cefaleas, enfermedades de la piel,...)

• Por alguna enfermedad.
• Por miedo o ansiedad.

La  falta  de  apetito  podría  ser  una  pista  importante para comunicarnos con ellos de una forma más profunda,  una  oportunidad  para  conocerlos  más.  Pero  darle prioridad  al alimento antes de dársela a lo que siente, es anular la oportunidad de ayudarles a entender y resolver algo que les represente un con?icto y que podría tener fácil solución.

• Temor o ansiedad: una de las causas emocionales de la falta de apetito es el temor, sentirse amenazado o afectado bajo una circunstancia que parece esta fuera de nuestras manos. 

•  Depresión: cuando  se  ha  sufrido  una  desilusión  o hay tristeza por que las cosas no salen como se pretede, muy frecuente en los jóvenes.

• Inconformidad con la autoridad: al no poder arreglar las cosas de alguna forma, se empieza a caer en comportamientos  que  de  alguna  forma  llaman  la  atención de los adultos.


• Rechazo a la imagen de uno mismo: estar obesos o tener un cuerpo que les desagrada puede ser motivo de la falta de apetito.

• Sentirse no queridos: sentirse queridos y aceptados es  lo  que  más  ansían  los  jóvenes  y  pequeños.  Cuando ellos perciben que no reciben este nutrimento emocional tan importante, podrían caer ya sea en un excesivo apetito o en una falta de él.


ESCUCHAR PARA NUTRIR EL CORAZÓN

Los padres no necesariamente tienen que ser psicólogos profesionales para entender las demandas, problemas y con?ictos de los niños y jóvenes. Pero si pueden hacer mucho, incluso más que una terapia profesional, si  simplemente  tienen  la  intención,  una  mente  ?exible y  una  buena  capacidad  para  escuchar  al  jovencito.  Y, aunque sea difícil de creer, esto resulta más fácil de llevar a cabo conforme los pequeños crecen y se vuelven adolescentes.

Un bebé puede absorber el mundo emocional que le rodea y sentirse irritable, fastidiado o ponerse nervioso y llorón. Pero difícilmente se le quitará el hambre por esto.
Es innecesario buscar formas para que un bebé coma, porque lo hará cuando sienta hambre. En todo caso, si  el bebé no tiene hambre o no se muestra apetitoso, habría quizás que considerar la idea de darle algún masaje o estimulación física para estimular su apetito, liberar su estrés  y hacer funcionar sus intestinos correctamente.
Sin embargo, en el caso de un joven, hay un remedio muy e?caz para combatir la falta de apetito a causa de algún factor emocional, y este remedio se llama escuchar.
     
Si nos volvemos sensibles y aprendemos a escuchar con atención y cariño, sin involucrar nuestro juicio u opinión, podremos ayudar enormemente a que los jóvenes exploren y comprendan mejor lo que sienten. Saber escuchar sin intentar educar o decir “si está mal o bien” algo, es una de las formas más sencillas, sabias y pode-rosas de ayudar a que ellos re?exionen en lo que sienten, y puedan madurar y nutrirse emocionalmente.

Prestar oreja les ayuda a los jóvenes a liberar muchas tensiones emocionales, y es una muestra de afecto invaluable. Y la comida puede ser un momento extraordinario para escucharlos, pues muchas veces este momento es el único que se tiene para compartir en familia una plática nutritiva.

Escuchar es algo que deberíamos de hacer aunque los niños sean pequeños y consideremos lo que dicen como algo tonto. Escuchar es otra forma de nutrir el corazón, de ayudarle a asimilar lo que le hace sentirse intranquilo y de retroalimentarse a partir de sus propias reflexiones
y acciones.

Esto, aunque no lo parezca, in?uye en el modo de comer y en el apetito de los jóvenes. Sentirse en paz y escuchado es el mejor aperitivo de todos. No sólo despertará el  hambre,  sino  los  hará  comer  con  gusto,  asimilando perfectamente el alimento. 

“Todo Conocimiento es vano si no hay Trabajo, y todo Trabajo es vano si no hay AMOR.”



(Revista EL DESPERTADOR)

 

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