¿POR QUÉ ME ENFADO SIN MOTIVOS?
Por Maite Nicuesa.
Enfadarse es humano. Sin embargo, es importante recordar la sabiduría del mensaje de Aristóteles: "Cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto, eso, ciertamente, no resulta tan sencillo".
¿Qué ocurre cuando una persona se da cuenta de que pierde gran parte de su tiempo inmersa en enfados que no tienen una causa objetiva, lógica y específica? Si tú te preguntas "¿por qué me enfado sin motivos?", entonces te invitamos a leer este artículo en Psicología-Online que puede ayudarte a encontrar la respuesta.
TE ENFADAS SIN MOTIVO PORQUE TE ANTICIPAS
En ocasiones, existe una realidad paralela a nivel humano. Una realidad es aquella que se está desarrollando a nivel exterior que se produce en tiempo presente. Y otra realidad es aquella que se produce en la mente de quien, antes de que se hubiesen producido los hechos, ha realizado una interpretación de cómo debía comportarse la otra persona a partir de su propio criterio y expectativas.
Es decir, una persona se enfada sin motivos de forma habitual con los demás cuando tiende a medir las respuestas y reacciones ajenas a partir del propio juicio de cómo cree que deberían ser las cosas.
Tanto en las relaciones personales, como en la realidad misma de la vida, cuando estableces conclusiones anticipadas del futuro inmediato, corres el riesgo de frustrarte en un alto porcentaje de momentos, sencillamente, porque existen muchos elementos que trascienden a tu capacidad de decisión. Cuando te enfadas sin motivo, experimentas este malestar, porque no aceptas que las cosas sean así y no como te gustaría que fuesen. En esta contradicción está la esencia del sufrimiento habitual.
Es decir, en este tipo de situación, olvidas que cada persona tiene su propio punto de vista. Sin embargo, cuando te enfadas de forma habitual sin una causa lógica, concedes más peso y más valor a tu propia visión. Es decir, te comportas como si tú tuvieses la verdad absoluta o como si los demás estuviesen en deuda contigo por no responder exactamente a partir de tu criterio.
ESTÁS ENFADADO CONTIGO MISMO
Otro de los motivos por los que te enfadas sin motivo es porque nuestro modo de comportarnos y nuestras reacciones en las relaciones con los demás están muy vinculadas con cómo nos sentimos a nivel interno con nosotros mismos.
Cuando experimentamos el ruido interior de estar enfadados con nosotros mismos por algún hecho que no nos perdonamos o por alguna situación que no nos gusta cómo es pero no hacemos nada por cambiarla, entonces, este sentir interno de desencanto y frustración puede hacerse notar a nivel visible por medio de los enfados recurrentes con los demás, enfados que tienen su raíz en esa herida interior que produce vulnerabilidad.
En este caso, estas reacciones externas son una forma de proyectar en la dirección equivocada esa ira interior que tiene una causa distinta en forma de infelicidad. Así como la alegría produce muchas sonrisas en el alma, por el contrario, la desdicha interior produce un desencanto personal que puede manifestarse a través de enfados poco constructivos.
EL ESTRÉS CRÓNICO PUEDE CAUSAR IRRITABILIDAD
El enfado afecta tanto a la higiene mental y al estilo de vida del afectado que, cuando una persona vive condicionada por el ritmo del estrés recurrente, vive sometida a la prisa, la presión por los resultados y la ocupación constante.
El estrés crónico afecta de forma notable al estado de ánimo. Incluso las personas más optimistas y alegres pueden mostrarse irascibles cuando viven periodos de este tipo porque el estrés afecta a pilares importantes de la vida. Por ejemplo, la calidad del descanso o la ruptura del equilibrio entre el trabajo y el tiempo de ocio. A veces, la manifestación de aquellos enfados que se producen sin un motivo fundamentado es un síntoma de ese estrés que desborda a la persona.
DETRÁS DE UN ENFADO SIEMPRE EXISTEN MOTIVOS
Después de lo dicho, conviene puntualizar que, detrás de una actitud marcada por enfados frecuentes sin un motivo aparente, en realidad, sí existe una causa. Solo que es un dato que no muestra una relación de causa-efecto que es lógica y coherente entre el inicio de la secuencia y el detonante de la misma.
Pero, esto sí está pasando por algo, por tanto, la persona se encuentra ante el reto de analizar qué le está ocurriendo a nivel emocional para tener estas respuestas desproporcionadas que le roban tanto tiempo y energía.
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