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 LA NOSTALGIA



Diciembre 22, 2010, 04:26:42 pm
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Desconectado Francisco de Sales

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LA NOSTALGIA
« en: Diciembre 22, 2010, 04:26:42 pm »
Cuando algo o alguien que nos agrada desaparece de nuestra vida
lo guardamos en el almacén de las nostalgias.
(Francisco de Sales)

Que no se instale en ti la languidez por la nostalgia. Lo que ha de aportarte es lo contrario: la claridad para ver la responsabilidad de vivir bien el presente.
(Francisco de Sales)




Es inevitable para el ser humano dejarse caer de vez en cuando en los brazos apacibles de la nostalgia. Una sonrisa se apropia de nuestra boca, una lágrima silenciosa sale en busca del pasado, y nos hace creer que alguna vez vivimos en un mundo que era mágico, aunque entonces no supimos apreciarlo.
Llevan tiempo a nuestro alrededor insistiendo, muchas veces erróneamente, con eso de que “cualquier tiempo pasado fue mejor”, y, al mismo tiempo, la nostalgia tiende a teñir con una pátina que optimiza e idealiza lo bueno del pasado, mientras tiende a diluir las cosas desagradables. Esto último es un mecanismo de autodefensa del ser humano, que, por naturaleza, prefiere olvidar lo malo para no insistir en el sufrimiento.

La nostalgia, si somos capaces de darnos cuenta de ello, lleva un recordatorio implícito: el tiempo pasa. Aquel tiempo que ahora se añora, en su momento fue solamente un presente. Ahora estamos en otro presente que, posiblemente, en unos años pase a instalarse en nuestra nostalgia. Hagamos que sea bello, consciente, especial, pleno, vivo, para que, cuando llegue el momento de mirar atrás nos encontremos con algo de lo que nos sintamos orgullosos, y no sea un patatal o un vacío lo que nos encontremos. Seamos conscientes de que estamos forjando las nostalgias del futuro.
Ya sabes que esto es tu responsabilidad.

La nostalgia también tiene un lado oscuro que ven los que son conscientes de que alejarnos de la infancia y del pasado nos acerca más a la muerte –aunque no lo pensemos con estas palabras-; lo ven también los que se empeñan en querer aferrarse a aquel pasado –que ya sólo es pasado y ahora es inexistente- y no encuentran en el presente real algo que se parezca a aquel tiempo que nunca jamás regresará, ni al que podemos regresar; lo ven los que renuncian al presente y a seguir creciendo insistiendo en la imposibilidad de viajar hacia atrás en el tiempo; y ven también esta parte negativa de la nostalgia los que tuvieron una infancia o pasado desagradable, pero no quieren desprenderse de ese motivo de drama que encuentran en su vida que, aún siendo cierto, ya no tiene existencia.
A veces, todo esto se convierte en un obstáculo para aceptar y vivir el presente.

Sin que nos demos cuenta, nos lleva hacia la tristeza. Empieza con una dulzura agradable, con una sonrisa leve que se instala en la boca y en el corazón, con una alegría que realmente se alegra, pero… inevitablemente acaba apareciendo un poso apenado, por lo lejano y lo irrepetible. Son sólo imágenes y recuerdos; si acaso, alguna voz que resuena o un olor que aún se puede percibir; ciertos momentos especiales, las comidas de los domingos, los familiares o amigos –algunos ya no están entre nosotros-, el colegio y los compañeros de la infancia, las vacaciones de verano, los primeros descubrimientos de la vida,  un beso, la confraternización de la camaradería, el río o la playa, los paseos en bicicleta…
Todo tiene un tono rosa para la nostalgia, que es el sentimiento más apreciado de nuestros recuerdos.
No olvidemos que el poder recordar es una facultad maravillosa que nos regala la vida, pero… es importante tener muy claro esto: cuando uno se relaciona con cosas del pasado, ha de ser muy consciente de que la realidad es el presente, y no el pasado.
Hay que seguir en el presente, y traer hasta aquí todo lo que queramos; podemos voltearlo, disfrutarlo, rememorarlo, regodearnos en ello, pero ha de tener una duración limitada, y una vez que se termina de usar hay que dejarlo ir hacia el sitio que le corresponde; no se ha de intentar retenerlo, porque no pertenece a esta etapa.
El dolor se produce cuando es uno el que deja este presente, que quizás no le agrade, y se traslada entero al pasado, con la intención imposible de quedarse allí y no regresar, “porque aquello era bueno y esto no”.
Hay que entender perfectamente la diferencia entre uno y otro modo de hacerlo.
Si te prestan un juguete tienes que tener claro que puedes disfrutarlo todo lo que quieras, pero hasta que tengas que devolverlo. Cuando llega el momento de la devolución no puedes enfadarte porque no te lo puedes quedar: ya lo sabías antes de empezar. Quédate con el placer que te ha proporcionado mientras lo tuviste pero no te amargues por no poder tenerlo siempre. Así pasa con la nostalgia.

Si no nos quedamos anclados en ella, ni la idealizamos hasta el punto de que acabemos convencidos de que la vida actual no vale nada y ya nada merece la pena porque no volverá a ser como era entonces, nos ayuda a tener una mejor comprensión de la vida. Todo pasa, todo es efímero. Las cosas tienen vida exactamente el tiempo justo de su duración. Pudiera ser una especie de balance significativo: lo que he hecho hasta ahora y cómo lo he hecho, lo que me ha pasado, la porción de mi vida que llevo consumida… es sin duda el inicio de mil caminos, que podemos recorrer con optimismo o con penar y pesar.
Debiera llevarnos, sin posibilidades de pérdida, a una conciencia despierta que hiciera un balance preciso: lo anterior, el presente y lo porvenir. Lo anterior como fuente de aprendizaje; lo presente como tarea a realizar con conocimiento de su importancia y grandeza; lo porvenir como algo que llegará y se vivirá con intensidad y sabiduría.

Si no sabemos extraer de ella la parte positiva -que sin duda la tiene-, es el camino previo a transformarse en la mujer de Lot, que se convirtió en estatua de sal por mirar hacia atrás. A partir de entonces, ya no pudo seguir su camino. El Camino de su Vida.

Por tanto, es mejor aprovechar lo que de bueno aporta. Además de que refuerza la memoria, por el ejercicio del recuerdo, si la nostalgia es por motivos felices, nos recuerda que nuestro pasado fue bueno, y eso ha de servirle de alimento a nuestra autoestima: que tenga la certeza que no se tambalea de que ha habido buenos momentos en nuestro pasado.
Si esa rememoración de lo acontecido nos lleva, por ejemplo, a la época del colegio, quizás nos apetezca tratar de encontrar o reunir a los que compartieron esa etapa de nuestra vida; quizás el recuerdo de que entonces nos gustaba pintar nos invite a tomar clases de pintura y practicar hoy.
No podemos olvidar que también somos el que vivió lo que ahora es pasado; reconectarse con esta etapa cimenta con más fuerza la base de nuestra actualidad.


DESDE UN PUNTO DE VISTA MÁS ESPIRITUAL
Siempre se ha hablado de una nostalgia indefinible e imposible de ubicar, cuyo origen o razón no se descubre, que es una especie de tristeza por la intuición de que falta “algo”, no se sabe qué, que impide llegar a la plenitud. Se dice en el mundo esotérico que se debe a la ausencia de la parte que nos falta y complementa, que se encuentra en un más allá que es el origen del cual partimos.
Se dice, también, que hay una nostalgia del Paraíso en el que alguna vez habitamos, o de cuando estábamos en la cercanía continua de Lo Superior, y que eso implanta una rebeldía secreta en el Ser humano que no se conforma ser humano.


VISTO DE OTRO MODO
“No hay nostalgia peor que añorar lo que nunca jamás sucedió”, dice Joaquín Sabina en una de sus canciones.
Esto es un arrepentimiento disfrazado de nostalgia. Es cierto que no están en nuestro pasado o presente; son cosas que no existen porque no tuvimos el coraje o la visión de realizarlas, y esa añoranza por lo que no fue, duele, afecta a la autoestima, y crea un estado desagradable que uno soporta del mejor modo posible.


RESUMIENDO
“La nostalgia es como el dulce: un poco está bien, pero mucho empacha.”
La nostalgia, estando firmemente anclados al presente, y en marcha hacia adelante, está muy bien. Es estupendo poder regodearse en el placer de traer a la actualidad, desde el recuerdo, lo que ya no existe; es un hermoso milagro.
Traer las cosas de su mundo etéreo del pasado, para después de disfrutarlas dejarlas partir sin melancolía, sin querer retenerlas.
Disfrutar con nostalgia, sí; pero dejarse abatir por la nostalgia, no.



Mayo 07, 2017, 06:34:06 am
Respuesta #1

Desconectado OM

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Re:LA NOSTALGIA
« Respuesta #1 en: Mayo 07, 2017, 06:34:06 am »
Un artículo para volver a leer...

 

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