El primer paso es darnos cuenta qué tanto nos preocupamos.
Para ello, vamos a elaborar nuestro diario de preocupaciones.
Durante dos semanas, lleva contigo unas hojas o un pequeño cuaderno y apunta cada vez que te preocupas, sin importar la causa.
No analices, ni juzgues tus preocupaciones.
En estos momentos, no importa si son importantes o no, necesarias o innecesarias, reales o imaginarias.
Simplemente anótalas.
Ten cuidado con las preocupaciones encubiertas.
Es decir, con aquellas preocupaciones que, porque forman parte de nuestra forma de pensar, ya no las vemos como tales.
Por ejemplo, pensamientos expresados con las palabras "espero que no…", "no quiero ni pensar…", "ya se lo que me espera", etc.
Recuerda, que muchas veces nos es difícil detectar nuestros pensamientos, pero si estamos angustiados, estresados, temerosos, etc., muy probablemente estamos preocupados por algo.
Busca que pensamientos pueden estar debajo de esos sentimientos.
Una vez finalizadas las dos semanas, guarda tu diario durante 2, 3 o 4 semanas más.
Pasado ese tiempo, sácalo y cuenta todas las veces que te preocupaste.
Casi toda la gente se asombra al darse cuenta de la gran cantidad de veces que se preocupa durante el día.
Y déjame decirte, que es muy probable que te hayas preocupado mucho más de lo que registraste.
Ya sea porque no te diste cuenta que estabas preocupado o porque por algún motivo, no lo apuntaste.
A todas las personas que registramos por primera vez (y a veces por segunda y tercera) nos pasa.
Ahora analiza cada una de las preocupaciones, preguntándote:
1. ¿Es un problema que tiene solución o es una situación dolorosa?
Si no es un problema, táchala.
2. ¿Tiene solución en estos momentos o no?
Si no tiene solución a más tardar durante esa semana, elimínala, porque significa que no vale la pena que te preocupes por el momento.
3. ¿Yo tengo el control de esta situación?
Si no es así, quítala de la lista.
Ahora pon la situación que te preocupa en perspectiva.
Pregúntate:
• ¿Qué tan importante es la situación que me preocupa?
¿Va a seguir siendo igual de importante dentro de 5 años?
¿dentro de 1 año?
¿de 6 meses?
Si no es así, bórrala.
• ¿Mi vida va a cambiar de manera importante, si esto que me preocupa sucede?
Si sus consecuencias no son graves, elimínala de tu lista.
• ¿Si no puedo hacer nada respecto a lo que me preocupa, me va a causar un gran sufrimiento?
Si tu sufrimiento va a ser de corta duración o sólo se trata de un malestar o incomodidad, olvídate de ella.
El daño que te causa la preocupación, aunque tu no lo detectes, puede ser mucho mayor, por lo que no vale la pena que te preocupes.
Otra técnica que te pueda ayudar a poner las cosas en perspectiva es la siguiente.
Escribe:
Si lo peor que me ha pasado en la vida es… y lo califico con 10 (como lo más negativo) ¿Esto con cuanto lo calificaría?
Trata de ser muy objetivo, ya que generalmente esto nos sirve para ver que la mayoría de las cosas que nos preocupan, realmente no son tan importantes, aunque las vivimos casi como si se trataran de vida o muerte.
Aquellas preocupaciones que obtuvieron una calificación menor a 7, déjalas pendientes para la semana que entra, pero durante esta semana no pienses en ellas.
Las que obtuvieron 7 o más, apúntalas en una hoja aparte y en lugar de preocuparte elabora un plan para solucionarlas.
Aprende a posponer tus preocupaciones, para el momento adecuado.
Si te preocupa algo relacionado con un evento que va a suceder dentro de 6 meses, si puedes hacer algo ahora, hazlo y no te preocupes.
Si no, apúntalo y guárdalo para cuando se vaya a presentar dicha situación.
Descubre la causa real de la situación.
Con frecuencia, nuestras preocupaciones nos sirven para cubrir problemas que nos resultan dolorosos de enfrentar.
Por ejemplo, preocuparnos por la posibilidad de que a mi pareja no le guste el vestido que voy a usar en la fiesta, puede ser una forma de "tapar" mi inseguridad respecto a la fragilidad de nuestro matrimonio.
Reemplaza las preocupaciones innecesarias por imágenes o pensamientos muy satisfactorios.
Dejar de pensar en algo que nos preocupa puede costarnos trabajo, pero cambiar ese pensamiento, por un recuerdo o imagen de una situación muy placentera o "vernos" haciendo algo muy agradable puede ser de mucha utilidad.
Ten a la mano tu "archivo mental",(un grupo de imágenes ya pensadas), para tener ya preparadas varias imágenes o pensamientos con las que puedas sustituir inmediatamente tus preocupaciones innecesarias.
Nunca te sientas culpable por no preocuparte, al contrario.
Si tiene solución actúa y si no, olvídalo.
Piensa que te estás regalando salud.
Con frecuencia nuestras preocupaciones aumentan, porque tenemos malos hábitos que las provocan.
Como, por ejemplo, posponer, manejar el tiempo de forma inadecuada, no saber establecer metas y llevarlas a cabo o tener una actitud pesimista que nos mantiene atados a ver sólo los problemas y los posibles aspectos negativos de cualquier situación.
Una mala autoestima es, también, un elemento importante en el hábito de preocuparnos.
Tú sabes que la información es importante, pero la acción es determinante.
Trabaja en las conductas, hábitos, pensamientos, etc., que necesites modificar.
Reconócete y apláudete por cada logro, por pequeño que sea, porque te lo mereces por tu esfuerzo.
Date el tiempo que necesites.
Busca mayor información, apoyo, etc. cuando te haga falta.
Como resultado, obtendrás el éxito.
Diferencia entre problemas y preocupaciones.
Los problemas y las preocupaciones son parte de la vida pero no tienen por qué ser la parte más importante de ésta.
Para resolver los problemas, necesitamos contar con la información adecuada y actuar de acuerdo a ésta y para suprimir las preocupaciones, necesitamos analizar nuestros pensamientos y no permitir que el miedo y el pesimismo nos controlen.
¿Te sientes así, con frecuencia?
Resuelve los problemas y acaba con las preocupaciones.
"No hay problemas, sólo situaciones que demandan una solución adecuada". (Anónimo).
Los problemas y las preocupaciones.
¿Has tenido o tienes muchos problemas en tu vida?
¿Los resuelves bien y más o menos rápido?
¿Te preocupas mucho?
¿Cuándo estás preocupado por algo, resuelves el problema con cierta facilidad y rapidez o la preocupación te mantiene angustiado durante un tiempo?
Los problemas y las preocupaciones son parte de la vida.
Todos tenemos y hemos tenido problemas y todos nos preocupamos en diferentes situaciones.
Sin embargo, nuestra forma de ser, nuestra actitud y nuestra manera de percibir el mundo que nos rodea, pueden aumentar o disminuir dichos problemas y preocupaciones y pueden determinar nuestra manera de manejarlos.
Casi siempre pensamos que problemas y preocupaciones van juntos.
Pero es importante separarlos y analizar cada uno de ellos, para poder ver:
• Qué sí es un problema y qué no lo es.
• Cuándo la solución del problema depende de nosotros y cuándo tenemos que aceptar que aunque nos afecta, nosotros no podemos hacer nada al respecto.
• Cuándo la preocupación es necesaria, porque me lleva a analizar la situación y a actuar.
• Cuando es una preocupación innecesaria, que sólo me hace sufrir.
¿Qué es un problema?
Un problema es una situación que consideramos negativa y que queremos cambiar, pero que, de momento:
• No sabemos cómo llevar a cabo ese cambio,
• no nos sentimos capaces de lograrlo o
• no contamos con los elementos necesarios para hacerlo.
Una situación se convierte en un problema para nosotros, cuando nos molesta, no nos gusta, nos afecta de alguna manera, etc.
Si lo consideramos nuestro problema, por que nos afecta a nosotros, pensamos que podemos y/o debemos solucionarlo y esto no siempre es así.