La diferencia entre sueños y metas.
¿Cuál es la diferencia entre un sueño y una meta?
Un sueño siempre es el punto de partida. Supone el comenzar a crear imágenes, pensar en ideas y situaciones que nos gustaría que sucediesen en el futuro en nuestras vidas. Los sueños pueden parecer al principio poco realistas o alcanzables, pero el simple hecho de pensar en ellos nos inspira y nos llena de esperanza imaginando que tal vez algún día podrán convertirse en realidad.
Una meta nace cuando decidimos que ha llegado el momento de comenzar a tomar acción para que ese sueño se convierta en realidad. Las metas comienzan a aparecer cuando nos comprometemos a convertir nuestros sueños en realidad y comenzamos a crear un plan de acción que nos pueda llevar hasta allí.
Muchas personas son simplemente expertas en soñar y soñar. Realmente esa es la parte fácil y divertida. Dejar volar la imaginación y crear en nuestras mentes toda esa serie de resultados que nos harían sentir que nuestra vida ha sido bien invertida. Pero no nos engañemos. Si no nos proponemos dar el siguiente paso, que es la transformación de esos sueños en metas concretas, esos sueños jamás se convertirán en realidad. Es imprescindible poner en juego nuestra disciplina para que todo el proceso se ponga en marcha a través de la acción.
Es cuando te pones tus zapatillas de deporte y comienzas tu rutina de ejercicio, cuando tu sueño de conseguir una forma física de primer nivel comienza a materializarse.
Es cuando ahorras esos primeros cien euros y los inviertes, cuando tu sueño de disfrutar de independencia económica comienza a materializarse.
Es cuando comienzas a documentarte y a estudiar los temas necesarios, cuando tu sueño de escribir una novela comienza a materializarse.
Es cuando comienzas a sustituir comidas poco saludables por alimentos orgánicos y frescos, cuando tu sueño de disponer de altos niveles de energía comienza a materializarse.
Y esta lista podría seguir indefinidamente…
Te animo a coger ahora mismo tu lista de sueños y a comenzar a establecer metas concretas que te pongan en movimiento.
Si eres capaz de soñarlo eres capaz de conseguirlo.
Lo único que te separa de ello es el precio en esfuerzo que necesariamente vas a tener que pagar. Cualquier sueño que merezca realmente la pena va a requerir de un esfuerzo en muchas ocasiones titánico para convertirse en realidad. La única pregunta que has de formularte es muy clara:
¿Estoy dispuesto a “pagar” el precio necesario en esfuerzo?
Y ante esta pregunta solo existes dos respuestas. Una te lleva directamente hacia tus sueños. La otra te dejará siempre en el mundo de los simples deseos y la ilusión.
Quienes alcanzan sus sueños, en un momento determinado de sus vidas decidieron que iban a transformar sus sueños en metas. Y una vez establecidas esas metas, se comprometieron a tomar acción de manera incansable hasta lograrlas. Punto.
Ahí están resumidos todos los secretos:
Poner el esfuerzo necesario hasta lograrlo. Repito: Poner el esfuerzo necesario hasta lograrlo.
© 2012 José María Vicedo –
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