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 DIVAGACIONES POR ENTRE LA MENTE Y EL EGO



Enero 08, 2011, 08:10:35 am
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Desconectado Francisco de Sales

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DIVAGACIONES POR ENTRE LA MENTE Y EL EGO
« en: Enero 08, 2011, 08:10:35 am »
Si queremos estar en paz con el resto del mundo tenemos que empezar por asentar la paz dentro de nosotros.

Si no estamos muy en paz con nosotros mismos, estamos perdiendo a nuestro mejor aliado en el Ccamino de Descubrirnos.
Debemos instaurar un acuerdo interior por el que los buenos propósitos y pensamientos no sean rechazados o rebatidos sistemáticamente y haya una receptividad comprensiva.
Si cambiamos la idea que tenemos de nosotros por otra más atinada, y ponemos otra más generosa, y nos creemos que realmente vamos a esforzarnos en un nuevo Plan de Vida, y confiamos plenamente, ya tenemos una base bastante firme de la que partir.

El Ccamino de la vida es el Ccamino hacia la paz.
Es el Ccamino de la Alianza Interna, de la reconciliación, del acogimiento, del amor.
Si somos capaces de ver el mundo, y a nosotros también, de otro modo, con ojos nuevos, todo será distinto.
Muchas veces no somos capaces de entender las cosas tal como realmente son, sino que las juzgamos del modo como nosotros las vemos.
A nuestra visión subjetiva le importa poco la realidad, a veces, y es capaz de negarla taxativamente.
Nuestro modo de vida puede cambiar si, ante un conflicto personal que vemos llegar, nos hacemos esta pregunta: ¿me importa más ponerme del lado de mi ego y entrar en el conflicto, o prefiero la paz de no escucharle?

A veces se nos olvida que es muy importante dar luz y cuidado a la espiritualidad, y que algunas de nuestras aflicciones pudieran venir de no prestarle atención.
El ser humano, aunque no siempre lo recuerde, es también alma, y más a menudo de lo que creemos ésta nos reclama atención.
La espiritualidad nos pide que sigamos ejercitando en recordar que ya lo sabemos todo, que lo que nosotros somos realmente está dentro, no fuera; que hemos de dejar un tiempo de silencio para que se manifieste; que tenemos que dar a luz a quienes somos y no adoptar a un ego descastado, y, encima, empeñarnos en engordarle.
Estamos llenándonos de quienes no somos insistiendo en querer ser desgraciados con el personaje que representamos sin serlo.

Necesitamos contactar con la unidad, y podemos hacerlo, por ejemplo, en meditaciones, en relajaciones, o viviendo en una continua atención constante, pero libres de las ataduras y zancadillas de la mente.

Descartar dogmas e imposiciones, y hacer limpieza de normas anquilosadas y excesivamente rígidas, o sea, todo aquello que sea dictatorial y nada razonador, es una buena decisión que aliviará nuestro viaje por la vida.

Se trata de evolucionar en la vida, pero no con respecto a los demás, sino con respecto a uno mismo.
Eliminar, por supuesto cualquier indicio de comparación o envidia.
Es mejor estar atento a uno mismo, a crecer, que a vivir en el resentimiento o la frustración.

En la mente confundimos muchas veces al ego con el ser.
Nos hace creer que somos quienes no somos. Y actuamos    -en el sentido de ser actores representando un personaje-, o reaccionamos –que es peor todavía- defendiendo al equivocado.
Acabamos convencidos de que somos el que los demás nos dicen que somos, y defendemos esa imagen, ese ego, a ese ridículo presuntuoso, en vez de promocionar el que realmente somos -con el que nos sentiríamos plenamente a gusto porque la compatibilidad de uno consigo mismo es absoluta-, nos esforzamos en querer llevarnos bien con el que no somos –y la discordancia es manifiesta- y hacemos esfuerzos por aceptar a una imagen de quien no somos.
El resultado es la frustración por la inseguridad que todo ello nos aporta.

En momentos de lucidez, queremos que evolucione el equivocado; hacemos esfuerzos desde el equivocado, y eso es una pérdida de tiempo.
Olvidamos que somos espíritus viviendo una experiencia humana.
Nos ofuscamos con las preocupaciones del ego; damos demasiada importancia a cosas que no son importantes, y desatendemos la espiritualidad.

Los que saben dicen que el silencio y la quietud son indispensables; la mente insiste en convencernos de que es ella quien tiene las soluciones en sus maquinaciones mentales.
El ser, el espíritu, el sabio interior, necesitan silencio para manifestarse; la mente se encarga de hacer ruido vacío para no perder su hegemonía dictatorial.

Se aprende de verdad en el corazón y no en la mente. El corazón tiene la capacidad de comprender por empatía, por complementación, por intuición; la mente, en cambio, sólo registra los datos y, como mucho, discute en el caso de que los considere un atentado a las creencias que ya están admitidas como verdaderas. 

Conviene conocer bien a la mente porque puede ser nuestra mejor amiga o nuestra más encarnizada enemiga.

Pidamos luz para saber discernir.



Julio 07, 2019, 06:22:26 am
Respuesta #1

Desconectado Irene Zambrano

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Re:DIVAGACIONES POR ENTRE LA MENTE Y EL EGO
« Respuesta #1 en: Julio 07, 2019, 06:22:26 am »
También muy interesante.

 

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