SUPERANDO EL MIEDO Y LA SOLEDAD
El miedo y la soledad son subproductos de la creencia de estar separados de lo divino.
Así mismo también la depresión, la ansiedad, las preocupaciones, la sensación de desamparo, la infelicidad, el sufrimiento y el miedo a perder, son consecuencia del mismo pensamiento.
Estas sensaciones son aceptadas como naturales y parecen verdaderas ya que abundan en el mundo. Sin embargo, estas sensaciones no son reales y por tanto se pueden superar.
Estés o no estés sintiéndote separado, estás bajo la suave protección de toda la red que permite tu existencia y que cuida de ti.
Estés o no estés sintiéndote preocupado, vivirás todo lo que tengas que vivir en cumplimiento del plan divino.
Has venido a experimentar tus situaciones y las puedes comprender con amor a ti mismo o puedes desvelarte por las noches sintiendo que estás solo e indefenso frente a todo.
Tendrás que vivir lo que viniste a vivir sintiéndote solo o sintiéndote parte del plan.
En lo profundo de tu interior, la verdad sigue existiendo desde siempre y sigue estando vigente aunque no puedas verlo o aunque no quieras creerlo.
Puedes seguir siendo fiel a lo equivocado que guarda tu mente o puedes abrirte a sentir dentro de ti lo que es innegable, que jamás se te puede privar del privilegio de estar conectado a la Fuente y que ella habita dentro de ti donde quiera que estés.
Nada puede afectar tu paz mental porque eres parte de todo lo divino y cuentas con todo su potencial.
Dentro de ti existe una agradable sensación de pertenecía, de completitud, de conexión y de protección.
Puedes comenzar a despejar la nube que enmascara esa maravillosa luz que portas en tu interior.
Tu luz está oculta, no ha dejado de brillar y no podrá dejar de hacerlo solo porque no la recuerdes.
Cuando tus pensamientos te hablen de miedo y soledad, es porque te has inundado de los pensamientos que abundan en el mundo y no porque sean realidad.
Es perfectamente posible llegar a tu centro interior de paz y confianza, es lo más natural, de acuerdo a lo que tú eres.
Para recordarlo puedes hacer el siguiente ejercicio:
Por la mañana, cuando te levantes, siéntate en silencio de tres a cinco minutos con los ojos cerrados. Intenta sumergirte en tu interior, intenta llegar a lo más profundo de tu mente. Concéntrate en lo maravilloso que eres, de lo magnifico de tu naturaleza, trata de sentir la compañía de lo divino, trata de sentir la completa protección que te rodea, mientras repites las siguientes palabras:
LO DIVINO VA CONMIGO DONDE QUIERA QUE YO ESTÉ.
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