Sí, ya lo sé: “Cada uno es como es”.
(Aunque en realidad solamente es una frase hecha)
Sí, lo sé: lo que a unos les emociona a otros les deja indiferentes.
(Cuestión de sensibilidad y de darse permiso para emocionarse)
Que sí, que la misma frase o la misma imagen a cada uno le puede decir una cosa distinta.
(Lo que uno permite que la frase o la imagen le digan)
De hecho, yo –que soy muy poco constante y tengo una pésima memoria-, me propongo cosas que me duran justo lo que tardo en olvidarlas, mis propósitos firmes no se mantienen firmes, y aplazo algunas cosas continuamente como si confiara en esa eternidad que pregono por todos los sitios que no existe.
Leo un artículo sobre lo bueno que es caminar y, sí, salgo a caminar un día. En los próximos días encontraré una excusa (en eso casi todos somos expertos) cada día distinta, para no salir a caminar.
Me planteo seguir una dieta o un tipo de comida y lo hago una temporada hasta que la tentación de otras cosas más placenteras desmorona mi buena intención. Otra vez.
A veces escribo folios con frases impactantes rebosantes de sabiduría y las pongo a la vista: que no se me olvide que eso que propone la frase es mi firme propósito. Hasta que se me olvida.
“PROMETO NO ABANDONARME NUNCA MÁS”, por ejemplo.
Ya se está amarilleando y, en cambio, está muy poco usada.
A pesar de todo lo que he escrito, realmente me siento muy satisfecho de mí, y conmigo mismo.
Soy una buena persona. Y esto ya me parece motivo más que suficiente para estar dichoso.
Acepto mis dificultades, mis limitaciones, hasta lo que no me termina de gustar de mí, pero… no me rindo. No me quedo resignado y conforme sino que trato de hacerlo de otro modo. Del modo que creo que es el correcto.
Me doy una oportunidad tras otra.
Me despierto y mi primer pensamiento es que tengo otra oportunidad para empezar a hacer lo que realmente quiero hacer y para empezar a ser como realmente quiero ser.
Y empiezo el día con ánimo y con confianza en que, antes o después, lo voy a lograr.
Ahora creo que he encontrado una motivación, por fin, para hacer realidad mis propósitos, para encauzar mis energías en el buen sentido y no derrochar el tiempo –que es la vida- como hago muy a menudo.
Es una frase que a mí me sirve, pero eso no quiere decir que tenga que servir a los demás.
Sí es una invitación a que cada uno busque la motivación que mejor le vaya y la convierta en su aliada.
“QUIERO SENTIRME ORGULLOSO DE MÍ MISMO”
Esta es la frase.
Sin entrar en matices de si el orgullo es bueno, o es puro ego, o es un error.
No es gran cosa, pero me es útil.
Quiero mirarme al espejo y responderme con una sonrisa.
Quiero pensar “este soy yo” y sentir una agradable satisfacción.
Quiero hacer lo necesario para que el día de mi juicio final (que en mi caso es todos los días) tenga en los labios una sonrisa silenciosa que lo diga todo y pueda sentirme muy a gusto de compartir mi vida conmigo.
Quiero sentir mi autoestima en el sitio que le corresponde.
Quiero experimentar complacencia al pronunciar mi nombre, quiero sentirla al pensar en mí y en lo que estoy siendo y en lo que hago.
(Y, fíjate, he pensado y escrito “quiero”, y no “tengo que”, y eso es muy muy muy importante)
Y sé que esta vez sí lo haré, porque aunque es lo mismo que llevo escuchando durante años y años con mis oídos, esta vez ha resonado en mi corazón, en mi fibra más amorosa, en mi madre interna, y lo haré, PORQUE QUIERO SENTIRME ORGULLOSO DE MÍ.
Invito a que cada uno busque la motivación que mejor le vaya y la convierta en su aliada.
Te dejo con tus reflexiones…