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 TAMBIÉN VIVIMOS MIENTRAS SOÑAMOS - 1ª parte



Marzo 10, 2013, 06:08:16 am
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TAMBIÉN VIVIMOS MIENTRAS SOÑAMOS - 1ª parte
« en: Marzo 10, 2013, 06:08:16 am »
TAMBIÉN VIVIMOS MIENTRAS SOÑAMOS
(Trigueirinho)


Este libro hace referencia a los sueños como un poderoso instrumento para la evolución del hombre. A través de ellos es posible participar en la vida en varios niveles de realidad y consciencia. Te invito a descubrir la importancia del dormir correctamente, para no interferir en los procesos del sueño y poder obtener todos los beneficios que nos proporciona durante la noche.

 
LA IMPORTANCIA DE SOÑAR

A través del sueño, el subconsciente se desbloquea de todo aquello que permanece reprimido durante el día. Mientras estamos despiertos, mantenemos un autocontrol natural, sobre nuestras acciones, pensamientos y sentimientos. El sueño se convierte en una oportunidad para liberarlos.
Cada sueño es único. Aunque dos personas sueñen lo mismo, la interpretación puede ser diferente para cada una de ellas. Los sueños, no sólo desbloquean, sino que equilibran nuestra vida consciente. También pueden conectarnos con niveles más elevados de nuestro Ser, con la superconciencia, desde donde pueden venir orientaciones precisas. Otro motivo para prestar atención a los sueños es que son capaces de revelar que no existe separación alguna entre los individuos, ni entre los individuos y el universo.

No se abarca al alma con la mente común. En la vida despierta uno más uno es igual a dos. En el lenguaje del alma no es así. En la vida espiritual, si interpretamos un sueño simbólico en términos racionales, difícilmente lleguemos a una conclusión correcta. A pesar de ser benéfica en algunos casos, la formación intelectual puede, en otros, perjudicar la percepción y la comprensión del verdadero significado de un símbolo que se nos presenta. De esta forma se confirma que es inútil buscar el significado de los sueños en los libros. Delante de los sueños conviene permanecer imparciales, tanto para comunicarlos a otros, si fuera el caso, como para nuestra propia comprensión.
Por el simple hecho de quedarme quieto, tranquilo, impasible e impersonal, permito que el símbolo me transforme. Por ser él un concentrado de energías de otro nivel, con mi actitud imparcial, a pesar de no comprenderlo, termino entrando en contacto con la energía que trae. Cuanto más abstracto e incomprensible fuera el símbolo visto o soñado, más profundo el nivel del que proviene. Cada vez que lo recuerdo, o pienso en él con gratitud y afecto, me energizo y contacto con un núcleo más interno de mi ser.


EL SUEÑO PROFUNDO Y ALGUNOS TIPOS DE SUEÑO

 Los sueños ocurren primeramente en el período que va desde el adormecimiento del cuerpo físico hasta alcanzar el sueño profundo. En éste, cuya duración es de unos pocos minutos, no hay sueños. A través de él nos reabastecemos de la energía íntima para continuar la vida. En el período de retorno del sueño profundo a la conciencia de despierto, recomienzan los sueños. Si durante el día, conseguimos cultivar una actitud de inofensividad, de no crítica, de no juzgar, de ausencia de expectativas, de no ambición, veremos que el sueño será bueno y el sueño profundo realmente restaurados.
Generalmente estamos sujetos a tres factores: la ilusión mental de tiempo y espacio, la conciencia de ser un ego personal y los condicionamientos sobre la sexualidad. Estos factores no existen durante el sueño profundo. En el momento en que perdemos conciencia del yo personal, creamos condiciones para el rejuvenecimiento de las células físicas y, así, despertamos con las fuerzas restauradas. Del mismo modo, la pérdida de conciencia de la propia sexualidad, promueve la regeneración de todo el sistema energético.

Llamamos sueños comunes, normales, a los que son producto de la vida de los deseos. En cambio, los sueños que son mensajes, expresiones u orientaciones precisas que vienen del yo superior, de niveles transpersonales o sea, más allá de la personalidad, son manifestaciones del alma del individuo.
Antiguos deseos que tuvimos en vidas pasadas, también pueden manifestarse en sueños no ambientados en la vida actual. Otro nivel de la vida de los deseos que puede dar origen a sueños comunes es el astral o emocional colectivo. Otro motivo que nos lleva a tener sueños es el deseo, muy positivo, de liberarnos de nuestras limitaciones.

Hay procesos que posibilitan que nos concienticemos de la vida de los sueños.
En el autoanálisis se procura revivir el pasado. Una vez que desentrañamos el pasado, reconstruimos y revivimos una situación antigua, terminamos dándole una fuerza mayor (este no es un método adoptado en un trabajo espiritual moderno).
En la psicología espiritual se utiliza el segundo proceso; que consiste en posibilitar al individuo una vida creativa, organizada,  en la cual él abandone su pasado, dejando de actuar solo para sí, como hacía y comience a dedicarse a una vida altruista. Este método de cambio de vida debe usarse en las proporciones que el individuo pueda tolerar, sin tensiones excesivas.
Según la psicología esotérica, el tercer método consiste en ayudar al individuo a recordar que es un alma, un ser espiritual. Pensar constantemente en el alma, tenerla presente en la consciencia, desencadena un proceso promisorio.

No siempre las asociaciones que hace la mente son útiles para la comprensión de los sueños. Hace falta libertad mental y disponibilidad para permanecer delante de cada sueño como si fuera el primero en la vida, sin permitir la entrada, en su estudio, de ningún preconcepto creado anticipadamente por la personalidad.



DORMIRNOS CORRECTAMENTE

Al acostarnos y prepararnos para dormir, el yo superior reúne todas las energías disponibles, y las lleva hacia la región del centro cardíaco. Debemos descartar los pensamientos que pasan por nuestro cerebro, del mismo modo que, mientras el cuerpo físico descansa, deberá relajarse lo que aún estuviera alborotado en el emocional. Cuando el cuerpo físico y el cerebro duermen, el alma se recoge en su propio nivel: la cuarta dimensión, la mente superior o el llamado plano más alto del mental. Desde ahí el alma, puede o no, enviar impresiones para los cuerpos de la personalidad. Si éstos estuvieran preparados y en reposo, pueden ser atravesados por los mensajes del alma y transmitidos del mental al emocional, del emocional al etérico y de éste al cerebro físico. Así, cuando después del sueño el cuerpo despierte habrá registrado en el cerebro lo que envió el alma.
Si en el proceso de relajarnos percibimos que las preocupaciones del día aún nos acompañan, podemos usar el recurso de recapitularlas a la inversa. Tal revisión debe ser calma, atenta e imparcial, para no promover nuevas asociaciones con hechos ya vividos. Toda la crónica del día se desarrolla en el cerebro, como episodios de una película, y acaba liberándose. Esto equivale a liberar al mecanismo cerebral de esos recuerdos que tienen el poder de excitarlo durante la noche y hacerlo continuar funcionando, produciendo los llamados sueños cerebrales que no tienen ningún valor. Precisamos que el emocional permanezca en estado de relajación, porque la contraparte etérica del cerebro queda en contacto con él, recibiendo tanto sus corrientes positivas como negativas. Podemos relajar el emocional en el momento en que preparamos el físico, procurándonos para ello una buena posición para dormir y liberando al cerebro de los hechos del día a través de una recapitulación inversa. En el momento de la recapitulación, el cuerpo emocional asume la tarea de desidentificarse de todo lo que ocurrió durante el día, y se relaciona con el deseo de tener una noche calma e instructiva.
El mental pensante, o mente concreta, también es capaz de producir sueños por cuenta propia, porque cuanto ocurrió durante el día en la vida cotidiana, queda impreso en ella. El trabajo en el cuerpo mental nos permite aprovechar la energía de la voluntad, que no se encuentra en otros cuerpos de la personalidad. Basta que queramos no sufrir influencias de pensamientos externos, individuales o colectivos. Para ello, antes de dormirnos podemos construir una protección diciendo: “No quiero que el mental registre lo que pasa fuera de mí, ni que haga contactos con quien haya estado durante el día, porque no quiero soñar lo que sueñan esas personas, ni tener sus pensamientos impresos en mi cerebro”.

Sería bueno que, al dormirnos, alcanzáramos con la conciencia zonas más profundas de nuestro ser. Hay que tener un cuidado especial del momento límite que precede al dormirnos, en el que vamos perdiendo la consciencia y entrando en lo onírico. Ahí, el último pensamiento del consciente debe ser positivo y estar imbuido de la voluntad de ir hacia el nivel superior: un pensamiento que sea la afirmación de un mundo espiritual. Esto determina una vida de sueños más adulta.
En cuanto al hábito de leer antes de dormirnos, pueden efectuarse varias observaciones. Toda lectura nos vincula con el plano mental del escritor, o con el nivel que lo inspiró. Si leemos un libro policial antes de dormirnos, podemos descender al astral bajo. Si fuese un libro filosófico de buena calidad, nos relacionamos con el mental superior de la misma vibración mental de quien lo escribió. Si nos dormimos luego de asistir al noticiero de televisión, vibraremos en el ambiente psíquico que nos fue mostrado. De la calidad de ese libro depende la calidad del trabajo onírico. Leyendo apenas unos pocos párrafos podemos entrar en el sueño en buenas condiciones de relajación.


DESPERTARNOS CORRECTAMENTE

Al tomar consciencia de que estamos despertando, intentemos en ese instante, permanecer inmóviles, sin pensamientos. Al mover el cuerpo físico, es como si apagásemos toda la memoria de lo que soñamos. Un simple movimiento de la cabeza puede alterar el cuadro del sueño.
No siempre el sueño entero ofrece material para la reflexión. Es como si la conciencia del cuerpo físico, en sintonía con el yo superior, trajese a la memoria sólo la parte del sueño que realmente tiene significado simbólico y que nos puede aportar enseñanzas. Un sueño nunca se pierde, ese material no se retira de la conciencia, sólo debemos mantenernos confiados y positivos para dar al recuerdo del sueño la oportunidad de reaparecer.
Hay quienes tienen ideas fantásticas al despertar. Para que los dueños de esta tendencia desarrollen esta capacidad en forma sana, se recomienda que, antes de dormir, expongan con claridad el asunto a ser resuelto y lo entreguen a la supraconciencia.
Quienes usan despertador ignoran que el cuerpo físico tiene una conciencia propia, capaz de atender pedidos que le son formulados. Despertar en la hora en que necesitamos es uno de los servicios más comunes que esa conciencia puede prestar.


 

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