MENTIROSO COMPULSIVO O HABITUAL
¿Cómo desenmascararlo?
Antes de entrar a fondo en el tema es importante destacar que un mentiroso compulsivo no es una persona que mienta así porque sí, como por placer. Esta patología pertenece a los trastornos compulsivos y como tal hay que tratarla. En resumen es un trastorno más de los muchos que podemos padecer.
Un mentiroso compulsivo por lo general no lo va admitir y no se preocupa por las repercusiones de sus mentiras, para él es algo natural. No importa si las mentiras son evidentes o incluso si no tienen sentido.
Los mentirosos patológicos son mentirosos habituales que en la mayoría de los casos no analizan la “necesidad su mentira” sencillamente desvirtúan de manera sistemática la realidad, con lo cual casi siempre están mintiendo. Ellos le dirán cosas o incidentes que no tienen lugar, sobre todo acerca de sí mismos para hacer que otras personas los ven como más importantes, lo que por otro lado desvela una falta de seguridad en si mismos.
Los estudios realizados sobre los trastornos compulsivos de la mentira indican que los mentirosos habituales pueden tener otros problemas subyacentes, como el narcisismo o un trastorno obsesivo-compulsivo adicional. La mentira suele iniciarse en la infancia o la adolescencia. Es ahí cuando por diversos motivos se crea el hábito de mentir.
Es posible que hayan observado o notado una persona mintió y salió con la suya. Después de probar la estrategia de engañar una vez y luego otra vez, simplemente por un par de veces y tener éxito, deciden que es la única manera de escapar de ser castigado, consiguen lo que quieren o la atención que ansiaban. Y así es como la mentira compulsiva comienza su camino.
LOS SIGNOS DE UN MENTIROSO COMPULSIVO
No se puede saber el signo de un mentiroso hasta que se le atraparlo mintiendo en reiteradas ocasiones. Usted puede darle el beneficio de la duda si lo hace una vez. Si su nivel de aceptación es mayor, usted podría darle varias oportunidades, sin embargo es cuestión de tiempo que le pille en unas cuantas mentiras y lo clasifique como mentiroso.
El mentiroso compulsivo o habitual cuando es descubierto, busca la manera de ofenderse, tergiversando las preguntas.
Si usted nota que alguien miente deliberadamente a todo el mundo y la mayoría del tiempo, eso es una señal definitiva de que él es un mentiroso habitual y posiblemente compulsivo. Y si detecta que miente a los demás, lo hará a usted también. Sin excepción.
CÓMO TRATAR CON ELLOS
Usted podría preguntarse por qué tiene que mentir cuando no hay necesidad de hacerlo. Sin embargo los mentirosos compulsivos no tiene que tener ninguna razón o motivación especial. Es un comportamiento aprendido en casi siempre autómata.
Si uno de tus amigos, familiares, o pareja sucede que tiene el hábito de la mentira crónica y se contradice con sus propios valores personales, lo que puedes hacer es disociar, no le ponga en evidencia. No retarlo porque él no lo quiere admitir, incluso si tiene pruebas suficientes de que él está mintiendo. Si desea mantener la amistad, doble su atención para tener un mayor control sobre todo lo que oye antes de aceptar lo que está diciendo.
Una persona que dice lo que no es sistemáticamente, no tiene plena conciencia de ello. Él hace promesas pero no puede cumplirlas por que no están basadas sobre la realidad y como consecuencia no va a poder cumplirlas. Y siempre tendrá otra mentira para cubrir su mentira precedente. De modo que es el cuento de nunca acabar.
Si usted está viviendo con un mentiroso habitual, es muy difícil de manejar la situación. Un esposo o esposa que miente sobre todo no es de fiar, y máxime cuando las bases de una relación de pareja es la confianza mutua. En un matrimonio, la confianza es muy importante para realizar sostener el trabajo de la relación. Hay un montón de angustia y frustración en una relación cuando hay engaño y deshonestidad. No puedes parar las mentiras ni tampoco su comportamiento, de modo que la solución final siempre es la separación.
Si esto está sucediendo en su vida, usted puede solicitar ayuda profesional. Pero a menos que su pareja admita y acepta que tiene un problema, él no va a colaborar y cualquier terapia ante estas circunstancias es inútil.
¿ANTE ESTE CASO QUE DEBO HACER?
Eso te deja con la decisión sobre qué hacer, y apenas tiene opciones. Puede actuar indistintamente a sus mentiras compulsivas, si usted tiene la fuerza emocional para convivir ignorándolo, o iniciar una separación por te mereces algo mejor.
Tome acción inmediata si usted encuentra que su hijo se está desarrollando el hábito de mentir compulsivamente. Debe llevarlo a ver a un médico general para que le indique un psicólogo o psiquiatra infantil, dependiendo de su grado. Sin su conocimiento y tratamiento podría estar pasando por un problema en la escuela o en casa, que de manera irremediable derivarás en problemas de convivencia futura.
En definitiva un mentiroso compulsivo o habitual necesita de apoyo y tratamiento para corregir esta patología.
¿CÓMO SE DESENMASCARA A UN MENTIROSO HABITUAL?
Todos sabemos por qué se pilla una mentira. Pues quién suelta un engaño ocasionalmente siente ansiedad y su comunicación no verbal le delata fácilmente. Pero no siempre es así con los mentirosos habituales, quienes perdieron ya la vergüenza por mentir, a fuerza de costumbre. Estos farsantes expertos gozan de la maestría que brinda la práctica. A fuerza de largar embustes para ser aceptados, admirados, invitados, fiados, u obedecidos se han hecho virtuosos de “la impostación”.
Lo que busca en el fondo el mentiroso compulsivo con su mentira es placer, sensación de control, de superioridad, y manipulación de los otros, para eludir sus propias responsabilidades y obtener “más pastel del que en justicia le toca”.
Quién ha sufrido la convivencia con una persona así “listilla impenitente” sabe cuánto la misma, como quienes le rodean padecen, pues sus mentiras crecen de manera invasiva; para sostener las anteriores requiere generar nuevas, cada vez más grandes y arriesgadas.
En su “angustiosa huída hacia adelante” nuestra persona afincada en el embuste, sabe que sus ojos son su parte floja, los que le pueden más fácilmente delatar -pues quien miente ocasionalmente parpadea o evita la mirada- por lo que ella pone unos característicos ojos “de pez”, fijos, hiper-abiertos e inexpresivos o impertérritos.
Mientras que los mentirosos inexpertos deben ocultar los signos de tensión - como movimientos innecesarios, tics, o giros de pies o manos- que delatan su incomodidad y desazón, nuestro mentiroso habitual, acostumbra a sobre-compensar eso y hace todo lo contrario: habla conteniendo cualquier movimiento. Es como si el cuerpo se le hubiera fraguado en un bloque de yeso. En apoyo de su mirada hipertrofiada y hueca, su tronco y extremidades parecen de trapo, cuando va largando extensamente falsedades.
Un mentiroso inexperto se debe concentrar mucho en enmascarar sus expresiones faciales y no contradecirse, por lo que adolece de naturalidad. Por ejemplo, es mucho más fácil sonreír sin estar contento, que empezar y acabar una sonrisa con naturalidad. Otra vez el mentiroso experto, supera este inconveniente: Todos conocemos esa sonrisa fija, que no responde a la situación pero que todo mentiroso avezado instala sin motivo e inopinadamente en su cara. En vez de sudar o ponerse rojo, él permanece dando explicaciones que nadie le ha pedido sonrientemente.
El mentiroso compulsivo necesita memoria para no contradecirse, mucha y cada vez más, tanta que con el tiempo nunca le basta y sus mentiras acaban por desmoronarse en dominó. Mientras, dispone para sus excusas del tiempo de los demás; la propagación de sus patrañas cae siempre a cargo de la paciencia de otros. Con un mentiroso compulsivo la única discusión que se gana es la que no se tiene. Si le preguntamos por algo que es cierto que cometió lo niega impávido... pero si al punto le demandamos si realizó algo que realmente no hizo, el mentiroso compulsivo, a veces, pierde su control automático y exclama enfurecido: “¡Esto sí que es falso!”
Él mismo, con el cambio en su tono, se habrá auto-inculpado, al ver que usted pisa su territorio "o coto" de falacias. Se desenmascara a si mismo así, al revelar que "si eso no", lo otra acusación si que era verdad.
Entonces, quizá sienta usted aquello del refrán. “Engañar a un engañador, no hay nada mejor”. Incluso puede que el pobre mentiroso crónico descubra con alivio cómo, al final, cuando la fe del resto se acaba, solo pasa lo que debía absolutamente pasar.
http://www.despertardominicano.com/vida-y-salud/36-salud/7349-mentiroso-compulsivo-o-habitual-como-desenmascararlo