CÓMO SUPERAR LA FRUSTRACIÓN
La frustración aparece en nuestras vidas cuando no conseguimos realizar nuestros proyectos, sueños y deseos.
Es habitual haberla conocido, aún así es una incómoda compañera de viaje, ya que no te permite volver a soñar, ni a imaginar nuevos proyectos.
Los sentimientos que la acompañan van relacionados con el momento personal que vivamos, aumentando así los sentimientos de ineficacia, de bajo autoconcepto personal, de complejos, falta de motivación e ilusiones, de fracaso…
Es habitual, que nos aconsejen o que leamos en libros de autoayuda, que para realizar nuestros proyectos y deseos, lo que tenemos que hacer es imaginarnos ya en ellos, es decir, pensar, proyectar, soñar con ellos…
Pero ¿Qué ocurre con la frustración?
Normalmente, cuando nos acompaña el sentimiento de frustración, éste ejercicio de proyección no hace sino aumentar más la frustración, ya que junto a ésta proyección de buenas intenciones, aparece el miedo “¿Y si no lo consigo de nuevo?”, “Será mejor que ni lo vuelva a intentar” “Aunque lo intente, fracasaré otra vez”…
Así que, éste no es un buen camino, cuando la frustración está con nosotros.
Sin embargo, cuando logremos deshacernos de éste sentimiento, volveremos de nuevo a desear, proyectar y emprender de nuevo, la búsqueda de nuestros sueños.
Pero, hasta entonces, tenemos otro camino que recorrer.
Si la frustración nos acompaña, y con ella sentimientos negativos y derrotistas frente al sueño que perseguimos, el camino que tenemos que emprender es el de la ACEPTACIÓN,
¿Qué pasaría si no lo consigo?, ¿Puedo vivir sin conseguir esto que me propongo? ¿Cuál es la realidad que hasta ahora me limita? ¿Existen otros caminos para encontrar la felicidad?
Aceptación supone "ser capaz de vivir intensamente y plenamente lo que nos toca vivir", buscando otros caminos para realizar nuestros sueños, que quien sabe, quizás nos lleven al mismo destino.
En muchas ocasiones, lo que nos limita a conseguir nuestros proyectos, es lo mismo que en otras ocasiones, me ayudaría a conseguirlo. Es decir, focalizar la atención, poner ilusión, tener muchas ganas, e incluso la impaciencia por conseguirlo, en ocasiones son buenos componentes para conseguirlo, sin embargo, en otras ocasiones, esto mismo, genera frustración porque las cosas no ocurren en correspondencia a lo que deseamos, tal y como lo habíamos deseado y proyectado. Y éstos mismos ingredientes, pueden obstaculizar, ralentizar o bloquear la meta, pareciendo que ésta no va a llegar nunca. Apareciendo, entonces, una nueva compañera de camino, la Frustración.
Cuando consigamos aceptar la realidad que estamos viviendo, también conseguiremos cambiarla, ya que, desaparecerá la Frustración cuando aceptamos que no todo se puede conseguir, pero que sí puedo buscar y encontrar otras vías para ser feliz.
Así, de ésta forma, con otros sentimientos, desde la Aceptación, la comprensión, la tranquilidad, seguiremos caminando hacia nuestros sueños, sin que éstos paralicen mi felicidad, ya que a lo largo del camino, me pueden sorprender otros caminos que se entrelazan, y sin embargo, finalmente, aún sin pensarlo, puede ser que me haya acercado mucho o incluso que vea conseguido mis sueños, sintiéndome feliz, por el camino recorrido, así como por lo conseguido, aunque esto no sea exactamente cómo y lo que yo había soñado.
Aceptar y vivir felizmente la vida, supone reconocer que las cosas no ocurren cuándo y cómo queremos, sin embargo, aceptar éste camino truncado desde la “normalidad” de la vida, puede llevarnos hasta otra forma diferente de vivir, pero no menos feliz. - See more at:
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Me atrevería a jurar que no existe persona que no haya conocido la frustración, al menos en el mundo occidental donde, a veces, es como si se hubiera convertido en una indeseada compañera de viaje. Pero… ¿qué es la frustración en realidad?
La frustración aparece cuando no conseguimos realizar nuestros proyectos, sueños, metas, deseos… o simplemente cuando no logramos llevar a buen término una actividad. De hecho, la frustración es común en los niños ya que estos a menudo se encuentran con obstáculos debidos al escaso desarrollo de sus habilidades que les impiden terminar con éxito la tarea en la cual estaban inmersos.
Desde esta perspectiva podemos comprender que la frustración es un sentimiento negativo provocado por el deseo de hacer algo o lograr algo y la imposibilidad de conseguirlo. Comprendida de esta manera, podríamos decir que la frustración es una reacción natural (que no es sinónimo de sana). Es decir, es perfectamente comprensible que nos sintamos frustrados si después de un año de estudio no pasamos el examen.
Sin embargo, el problema no es la emoción en sí sino lo que hacemos con ella. Si no aprendemos a manejar la frustración esta se apodera de nuestras vidas y las convierten en un verdadero infierno de desesperanza, amargura, resentimiento y todas las otras emociones negativas que quieras añadir.
No obstante, lo peor no es tan siquiera que nos sintamos tan mal sino que la frustración genera muchas dudas. Primero comenzamos preguntándonos si “¿lo lograré la próxima vez?”, después pasamos a una afirmación dubitativa “quizás fracase de nuevo” para terminar con una rotunda afirmación que pone fin a nuestros sueños y nos sume en el inmovilismo total “no lo lograré, soy un fracasado”.
De hecho, este es el mayor problema de la frustración: genera una falta de motivación y fomenta una autoimagen negativa y de escaso valor convirtiéndose en una profecía que se autocumple. Es decir, si pensamos de antemano que vamos a fracasar en un proyecto, tendremos más posibilidades de fracasar porque asumiremos una actitud derrotista.
¿Cómo salir de este círculo vicioso? ¿Cómo superar la frustración?
La respuesta está en la aceptación. Básicamente, una persona frustrada es una persona que tiene muchas cuentas pendientes con su pasado y que tiene poco conocimiento de sí mismo, o que se conoce pero no se acepta.
La aceptación a la que me refiero es algo muy profundo, no es una aceptación a nivel lógico y racional sino a nivel emocional. Por ejemplo, de seguro sabes qué pasaría si no consigues terminar lo que te propones, conoces todas las posibilidades pero no las aceptas. Porque una cosa es conocer y otra muy diferente aceptar a nivel emocional.
Por tanto, en vez de preguntarte ¿qué sucedería si no lo consigo?, pregúntate: ¿puedo vivir sin lograr lo que me propongo?, ¿existen otros caminos para encontrar la felicidad? y ¿cómo me afecta emocionalmente no lograr mi meta? Solo entonces comenzarás a aceptar la aparente derrota.
Por otra parte, también es importante que aprendamos a aceptar nuestras limitaciones. Porque es importante esforzarse por lograr un objetivo pero llega un punto en que también es necesario abandonar o, si se prefiere, replantearnos nuestras metas adoptando una perspectiva más realista.
Para terminar, nada mejor que recordar una frase del famoso psicólogo que dedicó parte de su vida a estudiar las emociones humanas, William James: “Aceptar lo que ha sucedido es el primer paso para superar las consecuencias de cualquier desgracia”.