CÓMO SUPERAR LOS PROBLEMAS CON LA ANSIEDAD
La ansiedad es uno de las causas más comunes por la que las personas buscan ayuda psicológica en épocas de mucho estrés e incertidumbre de algún tipo.
Las personas que han desarrollado un estilo ansioso de enfrentarse a los desafíos de la vida suelen ser gente que necesita sentir que tiene “bajo control las cosas”, que tiene “la certeza” de lo que va a pasar y cuenta con los recursos necesarios para enfrentarlo. Las situaciones poco estructuradas, los cambios sorpresivos e inesperados suelen disparar en ellas fuertes sentimientos de ansiedad y miedo. No tienen en el momento la respuesta necesaria ante este reto. No se sienten preparados para enfrentarlo y esto les genera angustia y desesperación.
Muchas veces se quedan paralizadas. Otras, pueden tener alguna reacción de huída de la situación. Otras más, pueden tener una fuerte crisis nerviosa. Sin embargo, en ninguna de estas circunstancias es probable que puedan analizar las cosas con serenidad y tomar decisiones acertadas ante el reto que se les presenta.
La vida es un constante fluir de cambios. Muchos de éstos, seguramente sabremos, por experiencias pasadas, cómo reaccionar ante ellos. Sin embargo, habrá muchísimos otros que realmente serán nuevos para nosotros. Circunstancias que nunca hemos vivido y ante las cuales no tenemos la menor idea cómo reaccionar o qué hacer. Así es la vida, punto. Sin embargo, recordemos que aunque el desafío actual que tenemos es nuevo para nosotros, realmente “no hay nada nuevo bajo el sol”, quiero decir que, siempre hay alguien que ya ha vivido algo por lo menos parecido y ha encontrado una manera de superarlo satisfactoriamente. Lo que necesitamos es encontrarlo y saber qué hizo. Investigar casos similares.
Hablar con gente que ya haya vivido lo que estamos ahora viviendo y lo haya enfrentado de una manera que haya obtenido los resultados que quisiéramos para nosotros. Estas pueden ser estrategias invaluables de enfrentamiento de la situación. Sin embargo, necesitamos ser capaces de mantener la calma. Conservar la “cabeza fría”. Tranquilizar nuestras emociones disparadas para poder actuar de una manera realmente efectiva en la situación de crisis en que nos encontramos.
Para esto, es importante entender cómo aprendemos a sentirnos ansiosos y cómo calmar nuestras emociones exacerbadas. Aun cuando hay un componente hereditario importante de sensibilidad con el que venimos al mundo: hay gente que nace con una mayor sensibilidad que otra. No todas las personas con mayor sensibilidad desarrollan reacciones ansiosas. Es necesario también un componente importante de aprendizaje. Aprendemos a sentirnos ansiosos cuando nos ocurre algún evento traumático, algo realmente fuerte que nos impacta severamente y nos deja huella.
Pasado un tiempo, como sea que lo hayamos superado, (más grave aún cuando lo superamos con resultados negativos), nos queda el temor de que vuelva a repetirse, de que volvamos a vivir algo como lo que ya hemos sufrido.
Así, cuando percibimos alguna circunstancia parecida a la que nos rodeaba cuando experimentamos la experiencia traumática, anticipamos que lo que sigue será otra experiencia tan fuerte como la anterior o aún peor. Entonces, volvemos a tener los cambios fisiológicos asociados con esta experiencia dolorosa.
Volvemos a sentir nuestro corazón palpitar intensamente, nuestra respiración agitada, nuestras manos sudorosas, nuestro estomago e intestino inflamados y demás reacciones que el estrés que esta experiencia nos produce. En resumen, nos sentimos ansiosos.
En ocasiones, podemos claramente darnos cuenta de que la angustia que estamos teniendo es porque algo de lo de ahora, nos recuerda lo doloroso que pasó antes. Otras veces, conscientemente no captamos la asociación, pero las sensaciones y sentimientos sí, entonces nos sentimos ansiosos y confundidos sin saber por qué. Esto puede angustiarnos aún más.
También puede ser que empecemos a sentirnos ansiosos porque sabemos de la desgracia de alguien con el que nos identificamos de alguna manera. Entonces, cuando en carne propia vivimos algo que guarda cierta semejanza con lo que antes hemos escuchado, sentimos miedo de que pudiéramos acabar igual.
Estas son algunas de las más comunes circunstancias psicológicas por las que las personas aprendemos a sentirnos ansiosos. Si le aunamos a esto algunos otros factores de orden físico, como desajustes de orden hormonal y fisiológico, los efectos pueden verse seriamente magnificados.
De cualquier modo, necesitamos tranquilizar la intensidad de nuestras emociones para luego poder hacer algo más. Cuando el problema básicamente consiste en la intensidad de la emoción y su aparición fuera de control, logrando controlarlos, se resuelve el problema. Hay muchas maneras de conseguir esto. Los medicamentos pueden ser de gran utilidad, aunque podemos llegar a depender de ellos y a largo plazo sufrir los efectos secundarios colaterales, si no los usamos adecuadamente.
También la psicoterapia ofrece un amplio abanico de posibilidades para superar esto. Muchas de ellas, las más efectivas, hacen hincapié en ayudar a la persona a controlar su foco atención, a centrarse en el presente, en el aquí y el ahora.
La persona con problemas con la ansiedad suele vivir en el futuro en el que espera un resultado catastrófico. No mira las muchas cosas buenas que en el momento tiene, no les presta atención porque su foco está en los desastres que cree que vendrán.
También se enseña a la persona a manejar mejor su fisiología. A calmar sus síntomas físicos mediante técnicas de relajación, distintos tipos de respiración, ejercicio físico, entre otras.
Muchas veces las personas que sufren ansiedad son gente que suele dejar las cosas para después. Posponen constantemente enfrentar situaciones que le atemorizan hasta que llega un momento que no pueden seguir posponiendo, tienen que enfrentarlas y caen en crisis. En psicoterapia se ayuda a la persona a enfrentar estas situaciones temidas de distintas maneras según los distintos enfoques de trabajo. Sin embargo, es importante ayudar a la persona a que dé éste paso y reconozca que lo ha dado para superar de fondo el problema. De este modo, irá ganando confianza y seguridad en sí misma.
La ansiedad no solo es algo que puede superarse sino que debe superarse si realmente queremos tener un desarrollo pleno. Si te sentiste identificado en algunas de las partes de este articulo, busca ayuda. En ocasiones, habrá que hacer un trabajo interdisciplinario. Sin embargo, ¡Hazlo! Cuando estos problemas hayan quedado atrás, tal vez te preguntes “¿Por qué no lo había atendido antes?”.
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