PASIVIDAD: ELIGIENDO NO HACER
Escrito por Jaquelina Pievaroli
Hoy quisiera hablar sobre la pasividad, es un tema que es muy probable que se active muchas veces en nuestras vidas y en diferentes grados, generándonos un bloqueo importante en nuestro crecimiento.
No debemos confundirla con momentos de descanso tan necesarios.
Es un artículo en honor al legado de Mandela con su frase: “Somos dueños de nuestro destino, somos capitanes de nuestra alma”.
En la pasividad nos olvidamos de esto y nos quedamos a disposición de otros o de las circunstancias eligiendo no movernos, quedándonos a la espera.
El estado de pasividad podemos identificarlo con algunas características específicas.
Estas son algunas:
? Nos sentimos débiles, sin fuerzas y energías. El solo hecho de pensar en hacer algo nos genera un cansancio mental.
? Si bien hay una parte de nosotros que necesita ponerse en movimiento también existe otra que genera el peso suficiente para dejarnos estancados donde estamos. Podemos identificarlo como miedo a algo, hay una sensación de peligro del cual debemos protegernos. Por esto podemos decir que la pasividad, una de sus funciones, es la defensa y protección de un miedo interno.
? Tenemos una fuerte sensación de espera, incertidumbre y postergación. Creemos que la resolución de ellas no depende de nosotros sino de algo externo que probablemente sucederá. Éste estado tiene la “ventaja psíquica” de que nos quita responsabilidad o sentimiento de culpa sobre nuestras vidas.
? En la pasividad nos creemos sin herramientas para afrontar lo nuevo, el cambio y, en casos de mayor cronicidad, cualquier pequeña actividad. Nos vemos pequeños y esto nos paraliza frente a los desafíos. Es un estado que refuerza nuestra baja autoestima.
? El temor a la frustración y el fracaso se hacen presentes prevaleciendo ante el desafío del aprendizaje.
? El tiempo lo consideramos eterno, no somos conscientes del límite temporo-espacial.
? Tenemos la tendencia a decir a todo lo que nos piden que Sí lo cual puede hacernos sentir un cierto grado de abuso e incomprensión por parte de los demás. Esta situación nos muestra cómo nos hemos abandonado a nosotros mismos dejando que otros decidan por nosotros.
? Por último, una sensación de inseguridad y hasta desconocimiento de los propios sentimientos, formas de pensar y necesidades.
Podemos identificar acciones que refuerzan la pasividad:
? Generamos mentalmente objetivos muy difíciles de lograr, casi utópicos o que no se corresponden con nuestras habilidades.
? Creemos que siempre nos falta algo para hacer algo, nos auto-convencemos con muchos peros y excusas.
? No pedimos ni aceptamos la ayuda de otros para que podamos dar los primeros pasos, generando así una soledad inhabilitante.
? La mirada la ponemos en los aspectos negativos.
Algunas de las consecuencias que nos puede traer elegir la pasividad son:
? Sensación de no estar disfrutando de la vida. La vida nos pasa por delante y nosotros nos quedamos como meros observadores. No solo nos quedamos observando aquello que perdemos de disfrutar sino también el empeoramiento de nuestras vidas sin actuar.
? Perder posibilidades de experimentar nuevas emociones, sensaciones y nuestras propias habilidades.
? Exponernos a situaciones que no nos agradan.
? Nadie conoce lo que pensamos y sentimos de la vida.
? Experimentamos arranques de ira por la frustración acumulada.
? La pasividad nos genera más pasividad convirtiéndose en un círculo vicioso y de ésta manera vamos perdiendo contactos y hábitos sociales.
Eligiendo la acción
Algunas sugerencias para romper el círculo vicioso de la pasividad:
? Comprometernos con nosotros mismos en la necesidad de ayuda, generándonos un espacio en donde nos ocupemos de nuestra situación. Un buen paso que implica respetarnos a nosotros mismos y nuestras necesidades, nos obliga a mirarnos.
? Descubrir qué nos moviliza el decir que No a otros y profundizar en su cambio de interpretación.
? Reconocernos con derecho a no satisfacer a otros y que otros no tengan que satisfacernos a nosotros. De ésta forma damos lugar a la discrepancia sin ruptura, al respeto por la diferencia, al enriquecimiento desde la diversidad, a la defensa de los derechos propios y al de los demás.
? Valorar y reforzar las actividades que sí estamos realizando en éste momento e identificar en que puntos o áreas de nuestras vidas nos bloqueamos.
? Establecer un plan diario de actividades ya que nos dará un orden y una estructura en la cual podremos apoyarnos.
? Reconocer los esfuerzos realizados más allá de los resultados, abriendo así la puerta al ensayo y error.
? Identificar y no creernos las excusas y los peros que nos ponemos para postergar una acción.
? Detectar los pensamientos negativos que se anteponen a la actividad y reajustarlos haciendo comparativas con la realidad concreta.
? Y todo aquello que surja de nuestra parte de sabiduría interna que sabe lo que necesitamos para salir de una situación.
Como vosotros sabéis el paso fundamental es reconocer que nos encontramos sosteniendo, aunque no de forma consciente, la elección de ser pasivos frente a nuestras vidas.
El resto, como mencioné, son sugerencias, no hay panaceas, principalmente nos tenemos a nosotros mismos.
Un saludo para todos,
Psicólogo en Barcelona
Psicoemo