CÓMO MANEJAR EL ESTRÉS DEL DÍA A DÍA
Por Ana Muñoz
A lo largo del día no es raro que suceda algún pequeño contratiempo, como no encontrar las llaves del coche, perder el email que acabas de escribir o que un compañero de trabajo te diga algo molesto. Dado que estas cosas pueden suceder a menudo e incluso varias veces durante un mismo día, el modo como reaccionamos puede acabar ejerciendo una gran influencia en nuestro estado emocional general.
Así, mientras algunos se limitan a buscar las llaves sin más hasta encontrarlas, otros no paran de quejarse, maldecir su mala suerte, despreciarse a sí mismos y pasar un mal rato innecesario.
Estos pequeños pero frecuentes contratiempo pueden llenar tu cuerpo de hormonas del estrés, al igual que sucede con los acontecimientos estresantes importantes. Aunque estos cambios son pequeños (un 10 o 15 % de aumento en los niveles de cortisol, frente a un 100% durante un acontecimiento fuertemente estresante) su mayor frecuencia puede hacer que tengan un efecto acumulativo y hacerte sentir crónicamente estresado.
El estrés crónico debilita el sistema inmunitario, aumenta el riesgo de problemas del corazón y puede perjudicar el aprendizaje y la memoria, además de hacer que te sientas frustrado con frecuencia y aumente tu probabilidad de ver la vida como un camino lleno de desagradables obstáculos que te impiden disfrutar de ella.
¿POR QUÉ SUCEDE ESTO?
Cuando sucede un contratiempo y te dejas llevar por las emociones, es más probable que reacciones mal que si te guías por la razón. Por tanto, si te esfuerzas en usar más tu pensamiento tendrás menos probabilidades de verte abrumado por tu parte emocional (aquella a la que no le gusta ningún contratiempo y desea que todo salga bien siempre). Proponte ver cada pequeño incidente como una oportunidad para practicar tu razonamiento y pensar de un modo constructivo, como “vale, no encuentro las llaves, estas cosas pasan, voy a pensar dónde pueden estar y buscarlas con calma hasta que las encuentre”. Haciendo esto te das cuenta de cómo los pequeños contratiempos de la vida pueden arruinar tu día solo si tú te empeñas en reaccionar ante ellos como si fueran terribles amenazas.
QUÉ HACER PARA REACCIONAR MEJOR ANTE LOS CONTRATIEMPOS
Busca el lado positivo. Has dejado unas horas tu trabajo para conducir durante una hora a una cita con una persona pero cuando llegas te dice que no puede acudir. Aunque tengas todo el derecho a sentirte enfadado, de nada te servirá sentirse mal. En vez de lamentarte y quejarte, puedes aprovechar para hacer alguna cosa mientras estás allí, algo que no habrías tenido la oportunidad de hacer si no hubieras ido.
Busca interpretaciones alternativas. A menudo, la gente saca conclusiones acerca de por qué pasa lo que pasa o por qué la gente hace lo que hace. Por ejemplo, puedes llegar a la conclusión de que una persona es una desconsiderada, que tú eres insignificante o gafe, etc. Pero estas conclusiones no tienen por qué ser ciertas. Buscar otras interpretaciones posibles y no te quedes con la primera interpretación que acuda a tu mente.
Cuidado con el catastrofismo. A veces, puedes reaccionar así porque consideras ese contratiempo como algo mucho más grave de lo que es, como si fuera a tener unas consecuencias terribles para ti. Tómate unos momentos para respirar hondo y piensa que no es ninguna catástrofe, tan solo un contratiempo que puedes controlar y solucionar.
Acepta que los contratiempos existen y existirán siempre porque forman parte de la vida y proponte tomártelos con más calma. Usa la frase “son cosas que pasan”.
Pon nombre a tus emociones. Poner nombre a lo que estás sintiendo (ira, frustración, etc.) ayuda a reducir la activación del cerebro emocional y aumentar la activación del cerebro racional. Esto te ayuda a centrarte en la resolución del problema. Pregúntate: ¿Cómo voy a resolver esto? Y busca soluciones.
Mantén la esperanza. Cuando las cosas van mal pero mantienes en todo momento la esperanza de que van a mejorar, tienes menos probabilidades de reaccionar exageradamente. El optimismo ayuda a reducir el efecto negativo del estrés. Los optimistas afrontan y superan mejor las malas rachas.
Usa la imaginación. Una técnica que suele ser bastante efectiva consiste en imaginar tu futuro dentro de unos años y verte en una situación positiva, aunque realista, llevando una vida agradable y feliz, con tus problemas resueltos. Durante 5 minutos cada día, imagina cómo es esa vida, qué haces, dónde vives y con quién, etc. Según un estudio, este ejercicio aumentará tu nivel de optimismo sustancialmente.