CÓMO UTILIZAR LA MENTE SUBCONSCIENTE PARA PERDONAR
La vida no tiene favoritos. Dios es la vida y este principio vital fluye a través de todos y cada uno de nosotros en este momento. El principio vital gusta expresarse a sí mismo como armonía, paz, belle¬za, alegría y abundancia a través de usted. A esto le llama usted Vo¬luntad Divina o la tendencia a la vida.
Cuando usted pone resistencia mental al fluir de la vida a través de su cuerpo, en su mente subconsciente se fijará esta congestión emocional, produciendo toda clase de condiciones negativas. La Vo¬luntad Divina nada tiene que ver con las condiciones caóticas o desdi¬chadas en que se desenvuelve este mundo. Todas estas condiciones son traídas por el pensamiento negativo y. destructivo del mismo hombre. Por esta razón, es necedad culpar a la Voluntad Divina de nuestros problemas o penalidades.
Son muchísimas las personas que ponen resistencia para que les fluya el principio vital, acusándolo reprochándolo por las penurias, malestares y sufrimientos de la humanidad. Hay otras que le culpan por sus penas, dolores, pérdida de seres queridos y tragedias persona¬les. Descargan su ira contra e¡ principio divino y lo creen responsable de su miseria. Mientras esta gente sostenga tales conceptos negativos acerca del principio divino, experimentarán automáticamente las reac¬ciones negativas de su mente subconsciente. En la actualidad, tales personas no saben, ignoran, que se están castigando a sí mismas. Es necesario que comprendan la verdad, que hallen la liberación y suspendan toda condenación, resentimiento y cólera contra cualquier poder ajeno a sí mismos. De otra manera, no podrán avanzar en pros¬peridad, felicidad o actividad creativa. En el instante que estas perso¬nas mantengan en su mente y en su corazón un Dios de amor y cuan¬do crean que el principio divino en el Padre amoroso que los observa, los cuida, los guía, los sostiene y los fortalece, este concepto y creen¬cia acerca del principio de vida o divino será aceptado por su mente subconsciente y les llegarán bendiciones innumerables.
LA VIDA SIEMPRE PERDONA
Cuando usted se corta un dedo, la inteligencia subconsciente dentro de todos y cada uno de nosotros comienza inmediatamente a repararla. Nuevas células se reproducen formando el tejido que cu¬bren la herida. Cuando coméis por error un alimento contaminado o dañado, la vida le provoca el vómito con el fin de conservarle. Si us¬ted se quema la mano, el principio vital reduce el edema y la conges¬tión, reproduce los tejidos y la piel.
La vida no tiene nada contra usted y siempre perdona sus erro¬res. La vida nos devuelve la salud, vitalidad, armonía y paz, cuando usted coopera pensando en la armonía con la naturaleza.
Sus pensamientos negativos, dolorosos, mórbidos y la mala vo¬luntad se posesionan y obstaculizan el fluido del principio vital en usted.
COMO ELIMINO SU SENTIMIENTO DE CULPA
Conocí a un hombre que trabaja todos los días casi hasta la una de la mañana. No prestaba la debida atención a su mujer y sus hijos. Siempre estaba muy ocupado, trabajaba mucho. Creyó que la gente lo felicitaría por tanto empeño en su trabajo y su constancia de pasar la media noche en pleno trabajo. Sufrió una hipertensión y se sintió culpable. Inconscientemente había procedido a castigarse trabajando duro, olvidando completamente a su familia.
Un hombre normal no hace esto. Se interesa en sus hijos y en su desarrollo.
Le expliqué la razón de por qué trabajaba él tan arduamente, diciéndole: "Hay algo que lo está devorando, pues de otro modo no actuaría así. Se estaba castigando a sí mismo y ha aprendido a perdo¬narse usted mismo". Tenía un profundo complejo de culpa con su hermano.
Traté de convencerlo de que la Divina Providencia no lo estaba castigando, era él mismo quien se castigaba. Por ejemplo, cuando usted desprecia la ley vital, sufrirá de acuerdo con esto. Cuando usted pone su mano desnuda sobre un alambre de alta tensión, lo quemará. Las fuerzas de la naturaleza no son malvadas; es el uso de ellas lo que de-termina si tienen un efecto bueno o malo. La electricidad no es noci¬va; depende de como usted la use, ya sea para incendiar un edificio o alumbrar una casa. La única pena es la ignorancia de la ley y el úni¬co castigo, es la reacción automática del hombre que desprecia la ley.
Cuando usted emplea mal el principio de química, puede hacer explotar su laboratorio o la fábrica. Cuando usted golpea una tabla con su mano, es posible que se la lastime; el objeto de la tabla no es éste. El objeto puede ser recostarse en ella o para que soporte sus pies.
Este hombre comprendió que Dios no condena o castiga a na¬die, y que todos sus sufrimientos se producían por la reacción de su mente subconsciente a los pensamientos destructivos. En alguna oca¬sión había engañado a su hermano y ahora éste no le prestaba aten¬ción. Aún estaba él lleno de remordimientos y culpa.
Le pregunté: ¿quiere engañar a su hermano de nuevo?
El contestó: No
Cuando le falló, se justificó alguna vez?
El contestó: Sí
Pero no lo ha hecho ahora?
Me contestó: No; estoy ayudando a otros que no saben cómo vivir
Agregué a su comentario: "Usted tiene que perdonarse a sí mis¬mo". El perdón es mantener los pensamientos sintonizados con la ley divina de armonía. La auto-condenación es llamada el infierno (esclavitud y restricción); el perdón se llama cielo (armonía y paz)". Tuvo una total recuperación por cuanto la pesada carga de culpa y auto-condenación fueron eliminadas. El médico comprobó que su pre¬sión sanguínea se había normalizado. Al haber explicado su mal ha¬lló su remedio.
UN ASESINO APRENDIÓ A PERDONARSE A SI MISMO
Hace algunos anos me visitó un hombre que había asesinado a su hermano en Europa. Me explicó que su hermano se entendía con su esposa y que al descubrirle les había disparado en la confusión de tal momento; esto había sucedido quince años antes de nuestra entre¬vista. Poco después conoció a una muchacha americana con la cual se había casado, teniendo tres hermosos niños; estaba ocupando una posición en donde ayudaba a mucha gente; era otro hombre, se había transformado. Sin embargo sufría una profunda angustia y tortura mental, creyendo que Dios le castigaría.
Le expliqué cómo ya no era física y sicológicamente el mismo hombre que hacía quince anos había matado a su hermano; pues se¬gún los científicos nos informan, las células del cuerpo cambian cada once meses; además, mental y espiritualmente era un hombre nuevo, amable, lleno de bondad y buena voluntad por los demás. El hombre "viejo" que había cometido el crimen, quince años antes, estaba men¬tal y espiritualmente muerto. En este momento él estaba condenando a un hombre inocente.
Esta explicación causó un profundo efecto sintiendo como si un gran peso se hubiera quitado de encima; entonces comprendió el sig¬nificado del versículo: "Venid ahora; razonemos juntos; aunque tu mal sea como la escarlata, será tan blanco como la nieve; aunque sea tan rojo como el carmesí, será tan blanco como la lana".
LA CRITICA NO PUEDE HERIRLE MIENTRAS USTED NO LO CONSIENTA
Me contaba una maestra de escuela que uno de sus compañeros le escribió criticándola por una lección dictada con demasiada rapi¬dez; no pronunciaba algunas palabras, la dicción era muy pobre y su discurso pésimo. La maestra se puso furiosa llena de resentimiento ha¬cia el muchacho, pero admitió la crítica como justa; su primera reac¬ción fué infantil reconociendo al fin que la nota recibida era benéfica y maravillosa. Procedió inmediatamente a corregir sus deficiencias de dicción tomando un curso de "Cómo hablar en público" en el City College.
Luego escribió y agradeció al autor de la nota por su interés ex-presándole gran aprecio por sus conclusiones, lo cual le había permi-tido una oportuna y adecuada corrección.
CÓMO SER COMPASIVO
Supongamos que ninguna de las cosas dichas en la carta mencio¬nada hubiese sido verdad. La maestra habría comprendido que el tema de la clase había alterado los prejuicios, supersticiones o creencias sectarias del autor de la nota y simplemente habría visto la expre¬sión de una persona enferma vaciando su resentimiento, como si una caldera sicológica lo hubiera impulsado.
Para comprender este fenómeno se necesita compasión. Usted no podrá ser herido cuando comprenda que tiene la clave de los pen¬samientos, reacciones y emociones. Las emociones siguen a los pensa¬mientos, y usted tiene el poder de rechazar todos los pensamientos que puedan perturbarlo o trastornarlo.
ABANDONÓ EL ALTAR SIN CELEBRARSE EL CASAMIENTO
Hace algunos años fui a una iglesia para celebrar un matrimonio. El novio no apareció. Al cabo de dos horas la novia rompió a llorar di-ciendo: "Le rogué a la Divina Providencia me asistiera con su iluminación, y esta es la respuesta. Si no ha venido, quizás haya sido lo me¬jor para ambos".
Cualquier otra persona en un estado similar se habría dejado lle¬var por un estado emocional, terminando en gritos, tomando sedantes y hasta hospitalizada.
Sintonícese con la Inteligencia Infinita que permanece en el sub-consciente, escódese en la respuesta que reciba en la misma forma que un niño se escuda en los brazos de su madre. Es así como usted pue¬de obtener la salud y el equilibrio emocional.
EL MATRIMONIO ES ALGO MALVADO, LA VIDA SEXUAL ES UNA COSA MÓRBIDA Y YO SERIA UNA MALVADA, DIJO ELLA
Hace algún tiempo entrevisté a una joven de 21 años de edad. Se había educado en un ambiente rancio e insano, le habían enseñado que era pecado bailar, jugar a las cartas, nadar o salir con un hombre.
La joven vestía siempre de negro, no usaba ninguna clase de ma¬quillaje pues según su madre era pecado, quien además le añadía que todos los hombres eran perversos, que el sexo era cosa maligna, cual libertinaje endiablado.
Concluí que esta joven debía aprender a perdonarse a sí misma pues se sentía llena de culpas. Perdonar significa dar. Ella debía cam¬biar sus falsas creencias por las verdaderas vitales y una estimación de sí misma. Cuando salía con jóvenes de la empresa donde trabajaba, tenía un profundo sentimiento de culpa y sentía que Dios la iba a castigar. Varios jóvenes le habían propuesto matrimonio, pero según me contó: "Era un error casarse. Él sexo es algo perverso y yo sería malvada". Era la voz de la conciencia y acondicionamiento mental mal formado desde su infancia.
Estuvo visitándome una vez a la semana y le enseñé como traba¬jan las mentes consciente y subconsciente, tal como yo le expliqué en este libro. Comprendió que había sufrido un embrutecimiento cerebral, hipnotizada y condicionada por su madre ignorante, supersti¬ciosa, fanática y frustrada. Se separó de su familia; empezó a vivir una vida normal y maravillosa. Siguió mis consejos, se vistió mejor, concurrió a los salones de belleza, tomó lecciones de baile con un pro¬fesor y también aprendió a conducir carro. Aprendió a nadar, jugar las cartas; aceptó muchas invitaciones y citas; empezó a amar la vida. Suplicó por tener un compañero adecuado y pidió al infinito espíritu traerle un hombre que armonizara con su modo de ser. Esto se llevó a cabo una tarde cuando salía de mi oficina, había un joven espéren¬me y los presenté; hoy están casados y armonizan entre sí perfecta¬mente.