AVERIGUA LO QUE NO TE GUSTA Y LO QUE NO QUIERES
En mi opinión, a veces las cosas más elementales, las que son tan obvias, se tienen desatendidas y, además, no sabemos las respuestas reales a preguntas sencillas y, encima, no somos realmente conscientes de las cosas que no nos gustan y las que no queremos –sólo algunas-, así que –si te parece bien- te haré dos preguntas que deberías responderte y no aplazarlas.
¿QUÉ ES LO QUE NO ME GUSTA?
¿QUÉ ES LO QUE NO QUIERO?
Te sugiero que no sigas leyendo hasta que las hayas respondido. Sí, ya sé que la tentación de seguir leyendo es fuerte. Algo dentro de ti te insinúa que tal vez encuentres aquí la respuesta a ambas y de ese modo te evites tener que pensar, o tal vez creas –equivocadamente- que no las sabes. Insisto: no sigas leyendo. Este escrito te va a esperar y, si me haces caso, comprobarás que tiene sentido lo que te digo.
Respóndelas. En dos folios –o cuatro, o veinte…- separados para cada pregunta. Y sin prisa. Mientras más tiempo le dediques, más cosas aparecerán y más de ti averiguarás. El Proceso de Desarrollo Personal se basa en el Autoconocimiento, así que mientras más sepas de ti, de lo que no te gusta y de lo que no quieres, mejor. Y te garantizo que es realmente interesante para ti que las respondas y mientras más precisa y ampliamente sea, mejor.
No sé si retomas este escrito tras haber hecho el ejercicio propuesto o has seguido leyendo. Te adelanto que no vas a encontrar respuestas. Yo no te voy a dar respuestas. Te lo digo por si no quieres perder el tiempo leyendo el resto…
Las respuestas a estas preguntas son, y han de ser, absolutamente personales e intransferibles. Es mejor que broten de ti, de tu sabio interior, o de quien tiene acumuladas tantas reclamaciones hacia ti por tantas cosas que haces a pesar de que no te gustan y por tantas cosas que sigues haciendo a pesar de que no quieres seguir haciéndolas. No te preocupes en exceso: todos tenemos ambos habitantes dentro de nosotros.
Sé realista, eso sí, porque te puedes encontrar con cosas que a pesar de que no te gustan o no las quieres las vas a tener que seguir soportando, por lo menos, un poco de tiempo más. Los cambios raramente son drásticos y radicales. Además, verás que hay cosas de las que has respondido con las que vas a tener que convivir el resto de tu vida inevitablemente.
Tal vez tengas un defecto físico o algo que no te guste de tu cuerpo y tendrás que seguir con ello, tal vez un familiar con el que te ves obligado a convivir, una trabajo o un país que no puedes dejar, circunstancias personales, etc. O… tal vez… también puedas deshacerte incluso hasta lo que parece que es imposible o inevitable. Dale un poco de tiempo porque en función de tu voluntad puedes realizar cosas insospechadas.
Primero averígualo. Después valora cuánto te molesta, lo que te duele, el mal que te provoca, la rabia que te produce… y valora si quieres seguir en la misma actitud a pesar de ello.
Sé consciente y sé honrado.
No te precipites.
Ponle valor, constancia, y amor.
Traza un propósito viable y comprométete contigo para llevarlo a cabo.
Si puedes, hazlo. Por tu dignidad personal, por respeto a ti, por una mejor calidad de vida, porque es lo justo, porque tienes derecho a una vida en la que no tengas que soportar continuamente lo insoportable, porque es absurda y contraproducente la insistencia en mantenerse en lo que no gusta y en lo que no se quiere. Por amor propio: o sea, por amor a ti.
Es necesario, eso sí, tener paciencia con uno mismo. Y, otra vez, amor.
Porque la escritura reflejada en un papel de tanta cosa en la que uno anda metido a pesar de no quererlo puede volverse en contra y puede uno enzarzarse en una retahíla de reproches que no harían sino agravar y enturbiar la relación consigo mismo, y eso es exactamente lo contrario de lo que se pretende.
Lo que se busca es la alianza, la óptima convivencia, la camaradería, la lealtad y el afecto, para trabajar en el sentido de hacer lo que es mejor para uno mismo.
Cuando las cosas sólo se suponen o se imaginan o se piensan, no tienen la fuerza que adquieren cuando se cosifican. Al estar escritas se convierten en innegables. Este es el sentido del ejercicio. Además, en un momento puedes darte cuenta de una cosa y poco después puedes olvidarlo, pero si está escrito te acordarás de ello siempre que quieras.
Bueno… aunque hayas desatendido la sugerencia y hayas seguido leyendo, te sugiero que cojas esos folios y vayas escribiendo. Y no un rato, un día, sino cada instante y para siempre.
El tiempo, que es la vida, sigue pasando pese a tu desatención. Es imparable. “No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy”. Sí, ya sé que conoces la frase, pero te voy a añadir otra: “lo importante no es lo que sabes, sino lo que haces con lo que sabes”.
El tiempo sigue pasando… ¿Ya has averiguado lo que no te gusta y lo que no quieres para dejar de seguir haciéndolo?
Te dejo con tus reflexiones…
