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 40 - SENTIBILIDAD



Junio 22, 2020, 07:55:34 am
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40 - SENTIBILIDAD
« en: Junio 22, 2020, 07:55:34 am »
CAPÍTULO 40 - SENTIBILIDAD

Este es el capítulo 40 de un total de 82 -que se irán publicando- en los cuales se explicarán los conocimientos necesarios acerca de TODO LO QUE HAY QUE CONOCER PARA HACER BIEN UN PROCESO DE DESARROLLO PERSONAL.


“Cuando estés triste, tolérate la tristeza: llora;
cuando estés enfadado, tolérate el enfado: grita;
cuando estés asustado, tolérate el miedo: tiembla;
cuando estés contento, tolérate la alegría: ríe;
pero siempre, expresa y siente.”
(Anónimo)


He inventado una palabra: SENTIBILIDAD.
Refleja y resume la capacidad de sentir y de utilizar y disfrutar los sentidos, los sentimientos y  la sensibilidad.
Piensa en ella, y verás que te confirma ideas acerca de algo que te gustaría modificar en ti. Supongo que en alguna ocasión habrás pensado que te gustaría disfrutar más de esas capacidades o no permitir que afecten –lo doloroso- a tu sensibilidad.

Hay una sola gran emoción que todos aceptamos sin oposición, que es el amor.
Si las cosas que nos suceden son agradables, lo que sentimos también lo es: felicidad, alegría, afecto, paz…
Las desagradable, en cambio, indican el rechazo que sentimos hacia la aceptación de las cosas que no deseamos o no nos gustan: rabia -que puede ser buena si se canaliza bien-, aflicción, amargura, angustia, antipatía, miedo, odio, tristeza, envidia…


VISTO DE OTRO MODO

Habitualmente estamos confundiendo emociones y sentimientos y les damos el mismo trato. Son dos palabras que las aprovechamos para describir incluso los mismos estados y como son palabras simplemente, no es necesario discutir sobre ellas. Lo que importa es lo que simbolizan.

Para mí, le emoción es una sensación (el diccionario decía antes que “sensación” es la impresión que las cosas producen en el alma por medio de los sentidos) y es una sensación que surge del fondo del Ser, natural, inherente, sin forzarla.
En cambio, los sentimientos son una reacción que brota desde el inconsciente como respuesta a algo que viene del exterior y que se compara con las expectativas que se tenían.

La creencia de que poseemos el control sobre nuestros estados emocionales es completamente falsa, y es a partir de esa falsedad que deriva gran parte de la infelicidad de las personas, ya que tratan de aferrarse a lo que les resulta agradable, y quieren ser y estar igual de bien en cada momento, y que cada situación les produzca la misma emoción, y eso es imposible. Cuando oímos una canción por enésima vez no nos produce la misma emoción que la primera; puede ser más intensa, porque nos trae un recuerdo agradable o hemos descubierto su belleza, o puede ser de hastío por la repetición o porque ya no estamos en “aquel” momento de la primera vez.
Por lo tanto, pretender controlar lo incontrolable y pretender manejar desde la razón un asunto de las emociones, es imposible. Intentamos crear un dominio sobre las emociones con el que en realidad no podemos contar. En el momento que somos conscientes de ello y lo aceptamos, se pueden empezar a superar las batallas emocionales internas y se pueden empezar a ganar guerras.


SENTIR, SENTIDOS, SENTIMIENTOS Y SENSIBILIDAD

Hemos visto lo que son los sentimientos, pero interesa no confundirlos con “sentir”, que es experimentar sensaciones producidas por causas externas o internas.
Sentir es apreciar lo que nos rodea en la forma en que nos llega.
La sentibilidad aúna sentir, sentidos, sentimientos y sensibilidad.
EL cóctel es perfecto, lo tiene todo.
De su correcto uso puede llegarnos una mayor intensidad vivencial.
La vida sin sentir ni experimentar ese sentir carece de una parte que debiera ser imprescindible.


SIENTO, LUEGO EXISTO

Lo importante es lo que sientes, no lo que sabes.
Sé consciente de las impresiones emocionales que recibes, descúbrelas, conócelas, acéptalas, no pierdas el contacto con ellas, permanece a su lado. Vive con ellas.
Las emociones básicas son: enfado/ira, miedo, felicidad, tristeza y amor.
Las emociones, en sí mismas, pueden no ser buenas ni malas. Es conveniente expresar la ira cuando se produce (aunque procurando no involucrar a quien no tiene la culpa) y también es conveniente expresar el amor cuando se siente.
En el “sentir” no hay ni virtud ni pecado.

La mejor manera de conocerlas, para que no hagan daño, o de aprovecharlas para que nos sean útiles, es comenzar por permitirles que se asomen a la conciencia cuando y como gusten, sin censura o precisión de ninguna clase.
“Estoy feliz… estoy triste… siento rabia… tengo miedo…”.
Muy bien.
Observa tranquilamente tu felicidad, tu tristeza, tu rabia o tu miedo…y luego decide libremente qué quieres hacer con ello.

A la pregunta de si hay que vivir y expresar las emociones, los dolores, el sufrimiento, cada uno deberá contestar por sí mismo.
Toda emoción necesita del gesto que la expresa para realizarse.
Si estamos encolerizados, sólo podremos desplegar totalmente nuestra cólera si somos capaces de expresarla. Si la censuramos o la disfrazamos de otra cosa perderá la utilidad que nos puede aportar.
El gesto no sólo expresa a la persona, sino que es la persona en su modo de expresarse. ¿Y qué pasa si no se expresa?...  porque no es un problema de los demás si tenemos dolor, si estamos de mal humor o si experimentamos tristeza.
Pero, al mismo tiempo, reprimirlo no debe convertirse en una mentira para nosotros mismos.
A medida que expresamos de manera más abierta nuestros sentimientos, tenemos menos necesidad de precavernos ante las amenazas externas, ya que en lugar de ocultarlos, la persona abierta los utiliza como guía para interpretar el mundo en que vive.
Cuando no vivimos nuestras emociones, no vivimos en un mundo real.
Es posible disfrazarlas, negarlas, racionalizarlas, pero el sentimiento doloroso no desaparece hasta que ha recorrido su curso natural.
En realidad, cuando eludimos una emoción, sus efectos dolorosos suelen prolongarse y resulta cada vez difícil dominarla.


Existen, básicamente, dos tipos de sentimientos: los que llamamos positivos, que incrementan el propio sentido de la fuerza y bienestar, el sentido de plenitud, de vida, de totalidad y aportan esperanza, y los que llamamos negativos, que se interfieren en el placer, agotan la energía y dejan a la persona extenuada emocionalmente, con una sensación de bloqueo, vacío, y soledad.


Uno de los objetivos de la vida es sentirnos cómodos con nosotros mismos y aceptar nuestras emociones sin fingimientos.
Al mismo tiempo que se expresan los sentimientos, hay que estar atentos a la información que sale desde nuestro interior mediante esos sentimientos.


Conviene vivir y sentir con total intensidad cualquier emoción, también cualquier sentimiento que se manifieste, porque en ese preciso momento de expresión es cuando se puede captar toda la intensidad que emana.
Si siento una emoción de gratitud hacia la vida no debo aplazarla hasta llegar a casa y poder estar encerrado en mi habitación, porque después no podré recrear el ambiente emocional que me ha llevado hasta esa situación.
Si siento emoción frente a una puesta de sol, no debo esperar hasta llegar a casa para repetirla con más tranquilidad, porque en mi imaginación el sol no tendrá el mismo color, ni mi impresión será tan amplia como cuando miro con los ojos reales, ni la sensación de grandeza de la Creación se podrá expresar en mi habitación cerrada.


CADA PERSONA

Cada persona tiene la posibilidad de vivir las emociones de la forma más sublime o de la forma más vil.
Cada persona tiene la opción de sonreír a las adversidades o de no disfrutar de las cosas buenas de la vida.
Cada persona es, siempre, libre de encarar la misma situación a su manera y de quedarse con el sufrimiento aparente y externo de los sentimientos dolorosos, o de encontrar en ellos la lección magistral y bella que esconde cada una de esas situaciones que hemos elegido vivir.
Cada persona es propietaria exclusiva de sus sentimientos y tiene el poder de hacerlos sus aliados.
Cada persona tiene en sí la responsabilidad de hacerse feliz y la obligación de evitarse los sentimientos dolorosos que sean prescindibles.
Cada persona puede aprender por sí misma y decidir o puede esperar y padecer sus reacciones emocionales descontroladas.
Cada persona es el Dios de su Universo Personal.


POR SI NO LO SABES

Las emociones son importantes para el uso de la razón.
Hay quienes afirman que tenemos dos tipos de cerebros, uno racional y otro emocional, y dos tipos de inteligencia, también una racional y otra emocional, y que se relacionan entre ellos con suma facilidad.
De hecho, y sin que nos demos cuenta, en muchas ocasiones, cuando creemos estar pensando, en realidad estamos sintiendo, y le hacemos creer al cerebro que “hemos pensado” cuando en realidad “hemos sentido”, ya que las emociones o los sentimientos dirigen las decisiones.
Quizás sólo actúa en exclusiva el cerebro “racional” cuando nos desbordan las emociones: al estar tan afectadas pierden parte de sus capacidades, y tiene que ser el raciocinio frío quien gobierne…si le dejan. Es por eso por lo que sabemos que cuando estamos emocionalmente afectados no somos capaces de pensar con claridad.
Es innegable el poder de los sentimientos sobre la razón.
Muchas veces, el corazón nos dice una cosa y la razón otra distinta, y, muchas veces, aunque sepamos que deberíamos obedecer a esta última, nos decantamos por la primera aún siendo conscientes de que no es lo adecuado.


TRABAJA TÚ

Le preguntaron a Beethoven lo que quería expresar con la Tercera Sinfonía, y contestó: “Si pudiera expresar con palabras lo que significa, no necesitaría expresarlo con música”.
Me gusta decir que cuando un sentimiento se pone en palabras deja de ser sentimiento para convertirse en un pensamiento razonado.
Los sentimientos son para sentirlos.
Así que no te preocupes de ponerles palabras, de asemejarlos a algo, de darles forma o concepto, de encasillarlos… sólo vívelos. Quédate con la sensación, con la emoción, con el escalofrío…
Vívelos con toda la intensidad. Cuando sientas que es el momento, abandónalo todo, la razón y el control, y quédate en tu totalidad para sacarles el jugo.
Y esto hay que hacerlo con todos. Sí, digo bien: con todos. Incluso los que te parezcan menos agradables, no los rehúyas. Mientras estén, atiéndeles, quédate con lo que te aporten, que será bueno, sobre todo, para tu sentibilidad.


ATENCIÓN

Todas las emociones están ligadas a una sensación corporal. No se pueden sentir emociones sin que nuestro cuerpo nos lo haga sentir mediante alguna sensación: opresión en el pecho, nudo en la garganta, rubor, transpiración, cosquilleo, bostezos, acaloramiento, tensión, cefaleas, etc.
Todos estos síntomas nos están indicando que estamos en presencia de emociones que debemos reconocer y expresar para disminuir el nivel de stress. Sin stress no podemos vivir, pero tienes que conseguir que esté controlado y no te afecte.


RESUMIENDO

En mi caso lo tengo comprobado: gran parte de mi personalidad o de mi forma actual de ser proviene, sin ninguna duda, de mi sentibilidad.
Sin ella, estoy totalmente convencido de que no sería el que soy y tal como soy.
En mi caso, la felicidad ha marcado mi modo de ser. Tratar de ser siempre feliz a pesar y por encima de los contratiempos y los malos momentos. El humor y las risas me han marcado. La felicidad de los otros también me ha marcado. Y sus dolores también. La empatía hacia los sufrientes y los menos afortunados ha trazado de algún modo mi forma de ser y sentir. Sin mi pasión por la ópera yo sería distinto. Tanta belleza musical, tantas voces cargadas de sensibilidad, de ternura, de pasión, hacen que me trasporte a un reino donde sólo existen los sentidos más emotivos y que regrese siendo otro. La poesía también ha alimentado mi sentibilidad.
Cada uno ha de descubrir qué le provoca escalofríos, qué le apasiona, que le lleva a la reflexión y le aporta enseñanza o enriquecimiento personal, y ha de promocionar esas cosas porque son las que le hacen más humano y más persona.


Francisco de Sales



« Última modificación: Junio 23, 2020, 05:39:05 am por francisco de sales »

 

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