CAPÍTULO 21 - PERDONAR MUY FÁCILMENTE
- LO QUE NO ES APROPIADO -
Este es el capítulo 21 de un total de 200 –que se irán publicando- que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER.
Compruebo, en casi todos los casos de relaciones que han tenido un conflicto serio por culpa de él, que las mujeres, en muchas ocasiones -y sobre todo en los países donde impera el machismo- tienen tendencia a perdonar lo que sea fácilmente.
Cada una sabrá qué justificaciones encuentra para perdonar con relativa facilidad, una y otra vez, sin que se vea en el otro una actitud de mejoramiento o cambio.
Unas pensarán, por ejemplo, que “así son los hombres”, tal vez porque hayan oído esa explicación por parte de su madre o porque lo viera así en casa durante su infancia. Pero esta sería la excusa más pobre y más injustificada. El que la madre lo tolerara no es una razón suficiente para que una lo tenga que tolerar.
“Todos los hombres son iguales y hacen las mismas cosas”, pueden decir otras. Y no es cierto. No todos son iguales, ni ese es un argumento para aceptar lo que en la escala de valores personal eso es inaceptable.
“Todos tenemos nuestros defectos”. Puede ser… pero los “defectos” deben ser corregidos, y si el otro persiste en su “defecto”, y no hay cambios ni voluntad firme de eliminarlo, nada va a cambiar y el precio a pagar es tener una vida sentimental que no cumple las expectativas que una se propuso.
Estoy a favor de la comprensión que lleva al perdón, por supuesto, pero sólo cuando éste sea el inicio de una etapa en la que no se vuelva a repetir lo perdonado.
Creo conveniente dialogar con el otro y averiguar qué es lo que le llevó a hacer eso que ahora necesita ser resuelto. Y ver también si hay algún propósito de enmienda. Porque si al otro le parece bien o natural, y su plan es persistir en ello -ya que no le parece mal-, y no hay ninguna intención firme por su parte de cambiarlo o modificarlo, parece que no quedan otras opciones más que despedirle o acostumbrarse a ello y aceptarlo pero sin resentimiento. Cosa que va a ser muy difícil. Aunque cada caso es distinto.
Lo que no es adecuado es aceptarlo pero protestar porque todo siga igual. En este caso es mejor no aceptarlo. En ocasiones, romper la relación no solo es la mejor solución sino que es la única.
Si a una le ha dolido o molestado algo del otro, debe dejárselo muy claro, explicarle sus razonamientos y sentimientos, comunicarle rotundamente que no quiere que se repita, mostrar su enfado sin tapujos, sin mermarlo ni disimularlo, para que se dé cuenta de que realmente duele, y no perdonar inmediatamente restándole importancia –no hace falta ser “tan comprensiva” y “tan buena”-, ya que eso alentaría al otro a repetirlo a la vista de que volvería a ser fácilmente perdonado y no pasaría nada.
“Te quiero, sí –eso hay que dejarlo claro, pero sin llegar al chantaje emocional de “sólo te quiero si cambias eso”-, te quiero pero no me gusta lo que ha sucedido y no estoy dispuesta a tolerarlo más veces. Te quiero, pero si persistes en esa actitud es muy posible que deje de quererte”. Y ahora no es un chantaje emocional, sino la constancia firme de algo que puede ser cierto.
Francisco de Sales