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 DIEZ CLAVES PARA DEJAR DE SENTIRTE CULPABLE.



Noviembre 20, 2022, 06:04:18 am
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DIEZ CLAVES PARA DEJAR DE SENTIRTE CULPABLE.
« en: Noviembre 20, 2022, 06:04:18 am »
DIEZ CLAVES PARA DEJAR DE SENTIRTE CULPABLE.
Vanessa Carreño Andrés


¿Cuántas veces al día te sientes culpable por algo? Por algo que tendrías que haber dicho de otra forma, por algo que tendrías que haber hecho de otra forma, por un comportamiento tuyo que no te gustó…
Sin duda, la culpa es el patrón emocional que más trabajo en mis programas de Coaching. Y tiene sentido, porque es el más relacionado con una falta de autoestima.
Muchas de las personas que vienen a trabajar conmigo se sienten culpables por (casi) todo lo que pasa a su alrededor. Si algo no va bien, es culpa mía. Si alguien se siente mal, es culpa mía. Si algo no funciona, es culpa mía. Si alguien está enfadado, es culpa mía. Y así todo el día.
La culpa, la maldita culpa por todas partes.

CÓMO APRENDEMOS A SENTIRNOS CULPABLES

Cuando somos pequeños muchas veces nos cargan con responsabilidades que no son nuestras. Por ejemplo, “si haces eso mamá se va a enfadar”.
O llegas a casa contando que te enfadaste con una niña en el patio del colegio y tu madre te responde: “bueno, algo le harías”.
También es muy habitual que tus padres te hayan reñido por no satisfacer sus expectativas, por no adaptarte a lo que esperaban de ti. Por ejemplo, cometías un error y tus padres se enfadaban porque no eras perfecta, sin darse cuenta de que eras una niña que simplemente estaba aprendiendo y se equivocaba, ¡como todos!
Como los niños lo absorben todo, y además suelen creer que todo lo que pasa a su alrededor tiene que ver con ellos, así es como aprendiste a sentirse culpable.
“Si mis padres me dicen que no soy buena, es que soy mala. Así que soy culpable”.
Lo mismo que si tus padres no te valoraban, no te decían cosas buenas y no te trataban con cariño, pensabas que era culpa tuya, que algo no estabas haciendo bien.
Y así comenzaste a castigarte de la misma forma que te castigaban ellos, con las mismas palabras, echándote a ti misma las mismas broncas que ellos te echaban.
¿Resultado? Que de mayores nos sentimos culpables por todo lo que pasa a nuestro alrededor y asumimos responsabilidades que no son nuestras. Nos hacemos responsables de todo lo que no sale como querríamos que saliera y nos culpamos por ello. Tenemos esa culpa tan interiorizada que, si no le ponemos luz y consciencia a de dónde viene y cuándo es irracional, seguiremos sintiéndonos culpables siempre.
Por ejemplo, como me decía el otro día una coachee, “si alguien está raro o hace algún gesto extraño me siento mal y me bloqueo. En cambio, si el otro está bien conmigo yo estoy bien, estoy tranquila”.

CÓMO DEJAR DE SENTIRTE CULPABLE: DIEZ CLAVES

¿Cómo resolver entonces el sentimiento de culpa? ¿Cómo distinguir cuándo la culpa es racional, y por lo tanto útil, de cuándo es irracional, y por lo tanto inútil y muy tóxica?
Te voy a dar diez claves para dejar de sentirte culpable. No para que las uses todas, sino para que elijas la que mejor se adapta a esa situación por la que estás sintiendo culpa:

1.Deja de responsabilizarte de lo que no es tu responsabilidad.
Si te sigues haciendo responsable de lo que no es tuyo SI o SI vas a sentirte culpable, ¡cuando no lo eres!
Proteger tu autoestima implica saber hasta dónde llega tu responsabilidad personal y poner límites a lo que no es responsabilidad tuya.
No todo lo que va mal es por ti, no todo depende de ti y no está en tu mano que todo funcione.
Tú eres responsable de ti, de lo que piensas, de lo que haces y de lo que dices.
No eres responsable de cómo se siente el otro. Ni de lo que piensa, ni de lo que hace, ni de lo que dice. No eres responsable de cómo se comportan los demás ni tampoco de cómo responden. Como nada de esto depende de ti no eres responsable de ello, y por lo tanto no tiene sentido que te culpes.
Por ejemplo, si alguien está deprimido no es culpa tuya. Tú no tienes el poder de destruir la vida de nadie, ese poder sólo lo tiene uno mismo.
Lo mismo que si alguien se enfada por que le dices que no a algo, es su elección enfadarse. Y si después hace algo diciendo que fue porque tú le habías dicho que no, es su responsabilidad eso que ha hecho. Nada de esto es tu culpa ni tu responsabilidad.
Es decir, lo mío es mío y lo tuyo es tuyo. Tú no eres responsable de mí y yo no lo soy de ti. Cada uno es responsable de sí mismo.

2.Haz uso de tus derechos como persona.
Nunca me cansaré de repetir esto. Tienes todo el derecho a pensar en ti, precisamente esto es la autoestima (por supuesto, siempre que reconozcas que los demás también tienen ese derecho y que no hagas daño de forma consciente a otra persona).
Tienes todo el derecho del mundo a satisfacer tus necesidades por delante de las de los demás.
Tienes todo el derecho del mundo a satisfacer tus expectativas por delante de las de los demás.
Y tienes todo el derecho del mundo a ser como eres, sin sentirte mal por ello ni permitir que otros te hagan sentir mal por ello.
Porque nadie tiene derecho a hacerte sentir culpable por decir que no, por pensar en ti, por expresar lo que piensas, por pedir lo que quieres, por equivocarte, por cambiar de opinión, por perseguir tus objetivos o por ser como eres.
Tú decides sobre ti. Tú decides con qué te sientes bien y con qué no te sientes bien. Tú decides lo que te gusta y no te gusta de ti.
Así que hazte responsable de ti desde la adulta que eres, no desde la niña que aprendió a sentirse culpable. Y date permiso para escucharte, para respetarte y para hacer caso a tu voz interior.

3.Deja de castigarte.
Cuanto más dura, autoritaria y moralista seas contigo, cuanto más te exijas esto y aquello, cuanto más pienses en términos de “tendría que” y “debería”, más culpable te sentirás y mas se resentirá tu autoestima.
Por favor, ¡vale ya de críticos internos tóxicos y maleducados! Dile a la tuya que no tienes que ser perfecta, ni tienes que hacerlo todo muy bien, ni tienes que poder con todo. Que no tienes que darte prisa, ni (mal) vivir con una agenda llena de obligaciones, ni complacer a todo el mundo, ni ir con la lengua fuera a todas partes.
Por ejemplo, si te sientes culpable por descansar, dile que te mereces descansar. Lo mismo que te mereces disfrutar, priorizarte o pedir ayuda. Y punto.
Así que deja de machacarte y empieza a comprenderte, a cuidarte y a tratarte con cariño.

4.Ponte en tu lugar.
Para que la culpa sea racional tiene que haber habido responsabilidad y una elección consciente. Es decir, conocer las circunstancias, saber las consecuencias y tener las herramientas para haberlo hecho diferente en ese momento.
Cuando no ha habido responsabilidad ni una elección consciente, la culpa es irracional.
Así que pregúntate si supiste hacerlo mejor. ¿Supiste? No lo creo, porque de haber sabido hacerlo mejor lo habrías hecho.
Por ejemplo, si te sientes culpable por haber dejado de querer a tu pareja, ¿lo hiciste de forma consciente y con mala intención? ¿Podrías haberlo controlado? ¿Podrías haberlo hecho mejor y conscientemente elegiste no hacerlo? ¿Acaso tenemos un botón para no dejar de amar a alguien?
Lo mismo que una coachee que el otro día me contaba que se sentía culpable por desear a alguien que no es su pareja. ¿Acaso es responsable de sentir eso? ¿Las personas podemos controlar hacia quien nos sentimos atraídos? No. Somos responsables de lo que hacemos con eso que sentimos, pero no de lo que sentimos.

5.Aprende a renegociar contigo misma.
Puedes tener claras unas prioridades o una forma de actuar, pero eso no significa que no puedas cambiar de opinión.
Por ejemplo, si antes tus hijos eran tu prioridad y ahora quieres que lo sea tu trabajo, necesitas renegociar contigo y, cada vez que te sientas culpable por no estar tanto con tus hijos como antes, recordarte que “ahora mismo, en este momento, mi prioridad es el trabajo. Yo lo he decidido y está bien así”.
O, como le pasaba ayer a un coachee. Resulta que uno de sus valores es la sinceridad, y se siente culpable porque no está siendo sincero con una persona. Es una elección consciente y elegida, de la que se hace responsable porque ha decidido que ahora mismo es lo mejor para los dos. ¿Solución para la culpa? Renegociar y aprender a ser flexible consigo mismo.

6.Entiende que tú no eres tus comportamientos.
Una cosa es la persona y otra cosa son los comportamientos. Las personas NO somos nuestros comportamientos.
Por ejemplo, puedo responderle mal a alguien y no por eso soy una antipática.
O puedo negarle mi ayuda a alguien y no por eso soy una mala persona.
Simplemente he tenido un comportamiento puntual.
Todos tenemos comportamientos que podrían etiquetarse de “buenos” y otros que podrían etiquetarse de “malos”, pero no por ello somos buenas o malas personas (esto lo somos por nuestra intención de hacer daño a alguien, de forma consciente y elegida).
Además de que “buen” y “mal” comportamiento es algo tan subjetivo como discutible.

7.¿Cuál es el beneficio de sentirte culpable?
Muchas veces la culpa nos aporta un beneficio. Es decir, inconscientemente pongo el parche de la culpa para conseguir algo.
¿Algo como qué? Que los demás me quieran, demostrar que soy una persona ética y moral, autocompadecerme y sentir alivio, no salir de mi zona de confort…
Por ejemplo, alguien que se siente culpable por todo lo que ha conseguido porque así los demás le perdonarán y no le dejarán de querer por haber tenido éxito.
O, como veo a menudo en mis coachees, cuando alguien les pide algo que no quieren o no pueden hacer. Como muchas veces tienen miedo a no satisfacer las expectativas de esa persona, puede ser que en vez de decir que no de una forma asertiva, su primer impulso sea sentirse culpables. ¿Para qué? Para que el otro les siga queriendo. Es decir, me siento culpable porque tengo miedo a que me dejes de querer.

8.Ten muy claros tus valores.
Nuestros valores nos indican nuestro camino, y es lógico que si no los honramos nos sintamos culpables.
El problema es cuando los valores que te están generando culpa no son tuyos, sino que son aprendidos.
Por ejemplo, que no me permito decir que no porque me han enseñado a decir siempre que sí y a complacer a todo el mundo. Así que un día digo que no y me siento culpable. Si me paro a pensarlo tal vez no desapruebo mi comportamiento, de hecho me gusta, pero transformo ese miedo a tu rechazo en culpa.
Otra vez más, y es que esto es muy frecuente, que me siento culpable para que me sigan queriendo.
¿Solución? Autoafirmarte, respetar lo que tú piensas y respetarte a ti mismo, por encima del miedo a que te dejen de querer.

9.Distingue cuando te están manipulando para que te sientas culpable.
Claro, si tiendes a sentirte culpable, eres un blanco fácil para las personas manipuladoras que culpan a los demás de lo que hacen y nunca asumen su propia responsabilidad.
Por ejemplo, cuando dices algo con respeto y el otro se lo toma mal. Y realmente lo negativo no está en eso que has dicho, sino en cómo reacciona el otro, que se pone en la posición de víctima y te hace sentir culpable a ti. Hasta el punto de que dejas de escucharte y empiezas a sentirte bien o mal en función de responde el otro. Ojo con esto, que es una señal muy clara de manipulación.

10.Si te das cuenta de que la culpa es racional, resuélvela.
Si a pesar de todo, siendo consciente de tus valores y de que son tuyos, te sientes culpable por algo, resuelve esa culpa.
Cuando la culpa es consecuencia de no haber prestado atención a uno de tus valores, entonces es una culpa sana, que te avisa de algo que es importante para ti (otra cosa es que lo haga desde un crítico interior tóxico, en vez de hacerlo desde un guía interior sano).
Por ejemplo, alguien que se siente culpable por haber mentido o engañado a su pareja. ¿Qué tiene esto de malo? ¡Si simplemente te está informando de algo que sientes! ¿Qué crees que resuelves con juzgarte por lo que has hecho o rechazar lo que sientes? ¿No sería mucho más sencillo aceptar y reconocer esa culpa racional, para que después puedas responder en base a ella?
¿Qué cómo se resuelve la culpa racional? Reflexiona sobre lo que has hecho, date cuenta de que te has equivocado y aprende para que no te vuelva a pasar. ¡Así sí!
Puedes desear haberlo hecho de otra forma, pero lo elegiste así. Gracias a que tienes esta capacidad de ser consciente de ti y de las consecuencias de tus actos, puedes aprender y crecer como persona. ¡Y es estupendo que sea así!
Así que acepta lo que hiciste y comprende por qué lo hiciste desde la compasión. Si ha afectado a alguien más, reconócelo ante esa persona y dile que comprendes cómo se ha sentido. Repara el daño y comprométete contigo misma a no repetirlo en un futuro.
La mejor manera de sanar la culpa cuando es real es asumiéndola y compensándola. Es decir, haciendo algo bueno siempre que sea posible, algo que aporte y equilibre a los dañados. No martirizándote, ni sacrificándote ni poniendo demasiada energía en los lamentos, sino cambiando lo que todavía sea posible cambiar.
La sensación de culpa no te libera de nada, tan solo te hace sufrir, y es un sufrimiento inútil. En caso de que sea una culpa racional, lo que te libera es actuar para resolverla. Porque si me siento muy culpable, pero no hago nada, me seguiré sintiendo culpable siempre.
Es decir, cuando el sentimiento de culpa es consecuencia de haber fallado a tus valores, la única manera de resolverlo es volver a honrar esos valores que has fallado.
Y en caso de que la culpa sea irracional, que es lo más frecuente, espero que los nueve puntos anteriores te hayan servido :-).

https://coachingtobe.es/diez-claves-para-dejar-de-sentirte-culpable/


 

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