HORROR: YA HE LLEGADO AL TIEMPO DE LOS ARREPENTIMIENTOS.
(Primera parte)
En mi opinión, ya he llegado a ese momento que tanto he vaticinado y temido. Ya me paso un tiempo cada día en el remordimiento, en ese pesar interno que queda cuando uno se da cuenta de que no todo lo que ha hecho ha sido correcto o que no ha cumplido con todas las expectativas que había creado.
Esa pesadumbre es bastante insoportable en algunas ocasiones y totalmente insoportable en otras. Es como un inventario continuo de todo lo que mi memoria recuerda del pasado, pero no se queda en el desfile de los acontecimientos dejándolos pasar limpiamente sino que, desde mis adentros, un inquisidor -demasiado severo- emite juicios continuamente y, además, no es nada agradable ni comprensivo sino que es demasiado riguroso. Casi cruel. No perdona ni una y no aplica la comprensión y la presunción de inocencia antes de juzgar. De modo que me he convertido en mi principal enemigo, en un agresor sin conciencia que me ensaño en maltratarme por cada una de las cosas que no he hecho bien. Y son muchas.
Llegar a esta abultada edad que tengo en este momento, además de sus cosas malas y sus achaques también tiene cosas interesantes que valorar. Cosas que uno se ha ido dando cuenta. Compruebo entre la gente de mi edad que a casi todos nos entra una especie de necesidad de contar a los que han llegado después lo que es la vida, lo que se va a encontrar más o menos, lo que es recomendable que haga y lo que se podría y debería evitar. Y no es que uno se sienta más sabio que los otros, pero sí lo suficiente experto como para atreverse a dar algunos consejos de cosas que se pueden y deben hacer. Por ejemplo…
CANTAR A GRITOS EN EL COCHE
¡Cuántas veces lo he hecho y cuántas me he arrepentido de no haberlo hecho más! Cada vez lo experimento como algo excepcional. Oírme gritar me sorprende. Se me hace extraño tener esa capacidad desusada de sacar gritos del interior sin censura, sin importar lo que digo porque nadie me escucha, sin importar el tono, la desafinación, y sin saberme la letra de lo que canto. Silofviuyeyeye, canto, que se parece a lo que decían The Beatles en She loves you. Hay algo animal en esos gritos, hay algo instintivo, algo que me desahoga. Me hace bien.
SACAR TODO LO QUE MOLESTA O ESTORBA
Sacar, como sea –pero con cuidado y no contra quien no tiene culpa- la energía, la rabia, el odio, la pena, el dolor, o todo aquello que molesta, se convierte en algo necesario para mi salud emocional y psicológica. Las cosas que se quedan en el interior sin resolver se convierten en auto-agresivas. La mente no descansa porque eso le molesta y me molesta; no hay paz, no se avanza porque se retrocede continuamente a mirar eso que se ha convertido en una gran piedra que se ha metido en el zapato.
PELIS Y MÚSICA DE ESAS CLÁSICAS
Hay una serie de películas, algunas en blanco y negro, que son de obligada visión y re-visión. No son las mismas para todos, por supuesto, allá cada uno con sus gustos, pero las tenemos archivadas en la mente por algún motivo: nos hacen reír, nos recuerdan a alguien, traen a nuestra memoria otra etapa de nuestra vida, o nos hacen llorar. No se sabe porqué y tampoco importa. Lo que importa es que al verlas o al escucharlas algo se remueve y eso que se remueve se llama vida. VIDA. Añoranza, amor, infancia, ternura, recuerdos. VIDA.
REGALAR
Tengo que reconocerlo y con dolor. No he manejado bien este asunto de los regalos y no por falta de voluntad de hacerlos, sino porque uso una razón –espero que no sea una excusa- y es que me molesta hacer un regalo al que después no se le vaya a dar uso. Sí, puede parecer una tontería y es posible que sea una tontería, pero… es que he tirado a la basura y sin estrenar regalos carísimos que me habían hecho y que no me gustaban. ¡Qué lástima y qué derroche! Soy más partidario de los regalos consensuados: dime qué quieres o qué necesitas y te lo regalo. Se pierde la parte de la sorpresa –que solo dura un segundo- pero se gana en que el acierto es seguro y se va a poder disfrutar durante muchos millones de segundos.
POCA PACIENCIA
Lo reconozco: en muchas ocasiones no he tenido la paciencia necesaria. Sé el origen de esto: cuando trabajaba tenía que aprovechar muy bien el tiempo y me molestaba mucho que me hicieran perderlo. A veces aclaraba al otro que no es que me hiciera “perder el tiempo”, como si fuese tan banal como perder un clip, sino que realmente me estaba haciendo perder una parte de MI VIDA. No es “el tiempo”, es MI VIDA.
Te recomiendo que no acumules cosas de las que arrepentirte o tendrás que comprobar, cuando ya no tiene remedio, cuánto duelen.
Otro día te seguiré contado más cosas.
Te dejo con tus reflexiones…
