ESTA NO SOY YO
Me levanto, me miro en el espejo –con desgana-, me soporto la mirada con esfuerzo –porque lo que me apetece al verme es salir corriendo- y acabo diciendo: “Esta no soy yo”.
Echo la vista atrás, me pongo a recordar, me comparo, veo lo que soy y lo que fui, soporto como puedo la vergüenza, y digo: “Esta no soy yo”.
Me doy cuenta de mi presente, de esta mi realidad, y compruebo que no estoy haciendo lo que tengo que hacer, lo que quiero hacer, lo que necesito hacer, y cómo no hago nada por salir de donde estoy estancada, y me digo: “Esta no soy yo”.
Y casi todos hemos pasado por alguna situación similar a cualquiera de estas, con mayor o menor duración, con más o menos tragedia, pero nos hemos visto así, víctimas de algo que nos aquieta, que nos roba la vida o la energía y nos deja clavados a una incapacidad aparentemente invencible que se hace cargo de nuestra vida y nuestra mente condenándonos a una quietud indeseada que se convierte en nuestra feroz enemiga.
Algo desde dentro pide socorro, auxilio, porque sabe que la situación no es deseada, porque quiere salir del pozo negro, del caos profundo, de ese estancamiento imbatible, pero parece que no hay nadie escuchando la llamada, que no hay nadie que pueda tomar el mando.
La situación es más o menos conocida, los sentimientos de desesperación los hemos compartido con otros que han estado en similar situación, pero también nos quedamos estancados en la misma pregunta que parece no encontrarse con su respuesta: ¿Cómo se sale de esto?
Hay ciertas cosas que son imprescindibles. Sin ellas, cualquier intento es tiempo perdido.
AMARSE. Esta es innegociable. Sin Amor Propio, amor a una misma, esto no va a funcionar. Ante el mínimo contratiempo, o la primera exigencia de una renuncia o un esfuerzo, la rendición está asegurada. Rendición que cuenta con el apoyo incondicional de ese enemigo que todos asilamos dentro a pesar de las zancadillas que nos pone y las frustraciones que nos aporta. Si una se estanca en la auto-rabia y los auto-reproches, no avanza.
ACEPTAR Y ASUMIR. Lo que haya pasado –sea lo que sea- ha pasado, es cierto, es innegable e imborrable como hecho histórico, pero… si ha pasado, pertenece al pasado y ese es su sitio. No es conveniente mantener ciertas cosas del pasado fuera de su sitio. Allí es donde se tienen que mantener y no hemos de permitir que se perpetúen repitiéndose en todos los presentes de ahora y en los futuros. Hay que aceptarlo –lo que no quiere decir que haya que estar de acuerdo-, pero una vez que se acepte comienza la desaparición de esa actitud permanente de mantenerlo candente y presente para seguir castigándonos por aquel error.
PERDONARSE. Aunque cueste trabajo. Aunque una se crea merecedora de un castigo que ha de ser eterno y que hay que mantener vivo para no volver a repetirlo. No somos tan torpes: si hemos comprobado que algo no es bueno o no está bien no vamos a seguir reincidiendo en lo mismo. PERDONARSE TODO, SEA LO QUE SEA. Perdonarse es imprescindible para seguir adelante. Siempre adelante.
BORRÓN Y CUENTA NUEVA. O pintar una raya imaginaria en este momento y dejar al otro lado todo el pasado y todo lo que pertenece al pasado, y comenzar de nuevo con ilusión, con esperanza, con auto-confianza por la lección aprendida, con el propósito firme de recuperar a esa que una era antes de que las cosas tomaran este cariz y una se viera abocada a esta tristeza de querer huir de sí misma.
CREER EN UNA MISMA. Sí, eso es necesario. ¿Qué es imposible? No es imposible. Es trabajoso, sobre todo si una ha conseguido con el tiempo convertirse en su más leal y fiera enemiga. Pero a pesar de los antecedentes, hay que reactivar la fe, darse un voto de confianza, saber que está aprendida la lección y no se volverá a ser reincidente.
HACER. Pasar de los pensamientos a los hechos. Porque con pensarlo y darse cuenta solamente no es suficiente. Conviene tener un propósito contundente, una decisión con fortaleza, las ideas sin fisuras y una firmeza inquebrantable.
DAR TODOS LOS DÍAS POR LO MENOS UN PASO. Para salir de esta situación, cualquier paso que se dé es útil: nos aleja del pasado y nos acerca al nuevo destino. Cualquier pequeño paso es en realidad un gran paso. Cualquier buen paso te acerca a ti para que puedas decir: “Esta SÍ soy yo”.
Como siempre, tú decides.
Te dejo con tus reflexiones…