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Un intento de entendimiento del Ego¿No te pasa que toda la información que recibes sobre el Ego parece estar dirigida para identificar al de los demás, mucho más fácilmente que al tuyo?.
Terminas convencido con la idea de que hay que derrotar al Ego. Así, haces una larga lista de conductas egoicas recopilada de distintas fuentes, e intentas cambiarlas, pensando que cambiando las conductas le cambiarás a él. Pero ¿tenemos claro por qué hay que hacerlo así y no de otro modo?.
Supongo que como tú, también me ví en la necesidad de admitir la existencia de esta peculiar forma de expresión, y, sin negar las ventajas y la influencia del conocimiento adquirido sobre él, se me hizo necesario intentar conocerle.
La primera duda que entendí que había que resolver es si realmente yo soy una persona egoica, ya que siempre me he creído generoso, buena persona y, si miro en mi pasado, veo numerosos acontecimientos y gestos que denotan mi altruismo, mi buen fondo, mi generosidad. Así que es probable que mi ego no sea tan fuerte como el que se describe en los libros, ni tan peligroso. Y ante esta duda surge una especie de gratificante tranquilidad psicológica, ya que a lo mejor lo tengo mucho más fácil de lo previsto. Es curioso que en esto coincida con la valoración que muchas otras personas hacen de sí mismas. En plan broma, podría decirse que el ego sólo existe en los libros ¿verdad?.
Bueno, más que ser así la realidad, el verlo de este modo podría ser la expresión de un deseo, de lo que de verdad me gustaba que me pasara, es decir, estar ya sin ego. Esta percepción puede deberse a un filtrado de los acontecimientos del pasado, que con el paso del tiempo son recordados de diferente forma a como realmente pasaron, un tanto distorsionados o, tal vez, sin tener en cuenta todas las variables que realmente tuvieron lugar. Es decir, una percepción distorsionada.
Pero, por otra parte, también puede darse el caso de que realmente tuviera pinceladas, actuaciones, gestos y motivaciones realmente exentas de ego. Es decir, de Amor. ¿Y esto cómo podría entenderse?.
Para responderme a estas primeras preguntas, partí en su momento en concederle al ego la misma naturaleza de lo que existe en la tierra. Así que, intentando conocer la esencia de las cosas terrenales, tal vez podría entender algo mejor al ego.
Partí de que la mente, los sentimientos, el ego mismo, dependen del funcionamiento de nuestro cerebro. Tal vez una idea nos pueda parecer algo inmaterial, igual que un sentimiento. Pero creo que se pueden explicar desde la biología, bioquímica o la neurofisiología perfectamente, y, por tanto, consecuencias de nuestro cerebro “terrenal” y material. Así pues, y pidiendo mis más sinceras disculpas a los biólogos por si las cosas no son así, me dejo mucho en el tintero o mi enfoque peca de subjetivo , veamos qué propiedades acierto a encontrar en el mundo material y que tal vez podrían reconocerse y regir en el funcionamiento de nuestro cerebro, si es que éste no fuera más que una evolución de ese mundo.
Primero, la relación y la dependencia con la
dimensión temporal. Todo está ligado al paso del tiempo, desde el nacimiento de un ser, un amanecer, una marea, una vuelta de la tierra alrededor del sol, la propia vida del sol,… Dicho de otro modo, depende del tiempo para su existencia.
En segundo lugar, la apariencia de
lo bipolar, lo dual. La noche y el día, arriba y abajo, vida y muerte, frio y calor, luz y oscuridad, y así un largo etcétera. Como la mente maneja conceptos, abstracciones o símbolos, parece lógico que de acuerdo con esta tendencia a la dualidad y atendiendo a su propia naturaleza de funcionamiento, nos facilite el entendimiento de la realidad haciéndonos creer que las cosas, los hechos, los acontecimientos, incluso nosotros mismos o parte de nosotros, son bipolares o duales. Así, en todo lo concerniente al amplio mundo de los valores morales, y por simplificación, manejamos mucho la escala única bueno-malo. Sin olvidar el condicionamiento en este sentido que hemos recibido desde pequeños por nuestros padres, pasando por la escuela, los amigos y la propia sociedad.
En tercer lugar, y sin duda, la
tendencia de la vida a perpetuarse mediante la adaptación al medio. Si se adapta a las nuevas circunstancias, sobrevivirá.
En cuarto lugar, una de las leyes que también podemos descubrir en la naturaleza es la de
la supervivencia del más apto. Los machos rivalizan entre sí para que sólo el más fuerte sea el que transmita sus genes a las siguientes generaciones.
Así, desde la dimensión temporal es como he llegado a entender lo tan repetido del Aquí y el Ahora. La mente, asociada y ligada al paso del tiempo, no concibe que se pueda estar sin él, por lo que suele tener presente el tiempo, el antes y el después, el pasado y el futuro. Juega con la dimensión temporal, basándose en la experiencia acumulada en la memoria sobre el pasado, para proyectar ilusiones y acciones en el futuro. Debe ser por esto que en el aquí y en el ahora, simplemente no está.
E igualmente, como consecuencia de su ligazón al tiempo, le encanta predecir. No por nada, sino porque la predicción aporta seguridad, control. Da igual que no sepas algo, con decir “yo creo que”, ya has obtenido un símil de la certeza sobre ese algo y, por tanto, seguridad, tranquilidad. Quedas tranquilo porque te mueves en la certidumbre.
Desde la dimensión temporal, a mi me parece como si algo en nosotros fuera temeroso, como si no soportara el no saber qué va a pasar, como si tuviera miedo de la incertidumbre. Proyectamos deseos, ilusiones,…. Predecimos o nos encantar suponer, dar por hecho, planear,…… necesitamos control, porque ello da seguridad. Y no sabemos siquiera el día de nuestra muerte, ni lo que nos va a ocurrir en el instante siguiente al que ahora estamos. Paradójico ¿verdad?.
Respecto a la dimensión de lo dual, bueno, no me extenderé mucho, pero creo que en mayor o menor medida tendemos a clasificar las cosas en buenas o malas. Así, lo bueno nos atrae, y lo malo intentamos evitarlo. Si de niño hacías algo que los mayores querían, te decían que eso estaba bien, o que eras bueno. Pero el día y la noche, por poner un ejemplo sencillo, se complementan, formando juntos lo que llamados un día; no es que sean opuestos, solamente lo parecen. Así, el día sólo cobra su sentido en tanto formando parte de algo más amplio, lo mismo que la noche. Es la cuestión de los complementarios. Y soy de la opinión que también existen los amaneceres y los atardeceres como forma de hacernos entender que no todo es o blanco o negro. Incluso dentro de cada día, hay algo de oscuridad, lo mismo que en la noche hay algo de luz.
Y en el tema que nos ocupa, también creo, hoy por hoy, que ni estamos completamente dominados por el ego con ausencia completa de nuestro Ser esencial, ni que cuando hipotéticamente llegáramos a vivir según Él, estaríamos totalmente exentos de dificultades. Estaré equivocado, pero creo más en un desplazamiento progresivo hacia la Luz, que de estar completamente en la oscuridad, se pase a estar en la completa y plena Luz.
Sobre la supervivencia del más apto, explica aquellas acciones en las que intentamos obtener supremacía sobre el prójimo. O, si esto no es posible, restándole mérito, ya sea con el desprestigio, el cotilleo, resaltando sus defectos o minimizando sus logros.
Respecto a la tendencia de la vida a perpetuarse y de adaptarse al medio cuando éste cambia, es muy fácil de detectar en el ego. Un riesgo en el campo espiritual, por poner un ejemplo de contraste y muy al caso, es precisamente ése, ya que el ego puede adornarse con las ropas de lo religioso, de lo transcendente, utilizando su supuesto elevado grado de espiritualidad para seguir marcando diferencias con el resto. Puede sentirse ya un maestro, en posesión de verdades que sólo él conoce, creerse en posesión de la Verdad y muchas otras particularidades más.
Bien, repasemos qué tenemos hasta ahora y que, aunque sea escaso, pueda permitirnos entender un poco más a nuestro ego, no a ese al que se refieren los libros, que se nos queda como muy impersonal, algo indefinido en cuanto al entendimiento de su propia existencia. Vamos a dar por bueno que está sujeto a las leyes de la vida en la tierra, y que su funcionamiento, ese que nos parece tan horrible para el desarrollo de nuestra espiritualidad, si fuéramos un observador neutral, diríamos, con toda la comprensión del mundo, que no es nada que no funcione más o menos como el resto de la vida en la tierra.
De ser así, y formando entonces parte de nosotros en tanto que seres vivos, no parece que puedan ser verdad ideas como eliminar el ego, suprimirlo, eliminarlo o incluso matarle. ¿Qué pasaría con nosotros, si aún seguimos vivos?.
Ampliemos todavía un poco más lo que nos vamos encontrando, antes de abanderar la lucha contra el ego. Veamos cómo su existencia puede, por otra parte, resultarnos beneficiosa.
Cuando luchas por un empleo que conceden al opositor que mejor nota saque y lo consigues, has luchado con el prójimo, intentando ser el mejor. Sólo que no ha sido una lucha a muerte. Y perseguías un beneficio para ti y los tuyos, lo que parece que te ennoblecería, aún sabiendo que otros opositores tal vez lo necesitaban más que tú. Pero pusiste en marcha todas tus cualidades, todas tus potencias, como si te fuera la vida en ello,……… y lo conseguiste. ¿Es acaso esto malo?. ¿Cuántos de los méritos personales que nos han definido y acompañado en el trabajo, en la familia, en la ayuda al prójimo, en la mejor educación para nuestros hijos, no han estado impulsados por ese “click” que nos hacía desear ser los mejores?. En mi caso la respuesta es un rotundo sí. Así que yo no estoy tan convencido de que porque pueda resultar un “mal chico”, sobre todo el chico.
Pero…… ¿y que pasaría si pudiéramos prescindir, en nuestro cerebro, de aquella parte en la que se localiza todo el proceso de identificación?. El siguiente video es muy aclaratorio y responde perfectamente a esta pregunta:
http://www.youtube.com/watch?v=lZKDP_Tm9zoEntonces……. ¿Es tan malo el ego como podríamos suponer?. Es más ¿Podríamos vivir sin él, sin experimentar merma en el funcionamiento de nuestra vida normal?.
... SIGUE ...