¿Reaccionas o actúas?
¿Cuántas veces, al sentirte herido, has reaccionado de mala manera y lo has lamentado después? Es normal reaccionar cuando algo te duele, pero a veces es mejor pararse a pensar en lo que esa reacción puede acarrearte, pues reaccionar no es lo mismo que actuar desde ti mismo.
Darte tiempo es esencial a la hora de evitar reaccionar con ira. Cuando alguien te hace daño, es una provocación y lo que esa persona pretende, aunque a veces lo haga inconscientemente, es que respondas de la misma manera. ¿Qué pretende esa persona? Sencillamente, que entres en su juego. ¿Por qué? Porque busca algo, aunque ni ella misma sabe qué, quizá sentirse impotante al ver que alguien le presta atención, o sentirse fuerte al saberse ganador/a durante unos minutos, y si le das lo que quiere, lo consigue, lo encuentra. Se siente mal y quiere que entres en su círculo de malestar, en el que se suceden las reacciones en cadena y parece que nada las puede parar. Pero no es así. Si te tomas tu tiempo para serenarte, verás que tu forma de responder va a ser muy distinta, más eficaz y profunda, y con mejores argumentos. En lugar de responder como lo habrías hecho en un primer momento, desde la ira que sentías, (la cual te llevaba a quedarte sólo con lo superficial, aquello que más daño te había hecho) serás capaz de responder desde la parte más profunda de ti mismo, donde se encuentran las auténticas razones que te llevan a pensar como realmente piensas y no condicionada por tus emociones negativas.
Si crees que no tienes tiempo antes de reaccionar, porque el agravio ha sido de palabra y tienes frente a ti a la persona que lo ha hecho, estás muy equivocado, siempre hay una manera de tomarte el tiempo que necesitas. Aquí van algunas ideas: Respira y cuenta hasta tres; date la vuelta y vete; di claramente que no vas a contestar en ese momento porque no te sientes bien y que prefieres pensar detenidamente sobre esa situación; silénciate y deja que sea el otro quien se descalifique a sí mismo hablando más de la cuenta; mantén tu silencio aunque a tu alrededor se despierte una vorágine de reacciones anexas; sé firme y exige el tiempo que te hace falta, antes de responder. Evitar que te arrastren las emociones es algo realmente difícil, pero puedes llevar a cabo alguno de estos trucos para ponértelo más fácil y si ves que te cuesta demasiado, sal corriendo, cualquier cosa es mejor que permitir que sean los otros (y no tú) quienes digan cuándo y cómo tienes que reaccionar a los agravios.
Y por último, para conseguir ese tiempo que te dé la serenidad necesaria para saber responder eficazmente, lo mejor es dedicarte a otra cosa. Continúa con tus responsabilidades diarias, tu trabajo, tus estudios, etc. Sal de casa, date un paseo. Esto puede ser muy bueno porque te ayudará a pensar y a permitir que afloren las emociones, antes de decidirte a responder. Sal con amigos y cuéntales lo ocurrido. Sincerarte con alguien te ayudará a vaciarte de negatividad y de la cólera que sientes, compartirás tu dolor y además, esa persona puede darte su opinión y siempre es bueno tener en cuenta otros puntos de vista y comparar el tuyo con otras experiencias ajenas a ti. Ve la televisión o lee un libro, nunca se sabe donde vas a encontrar una nueva respuesta o una nueva lección que aprender, antes de reaccionar del mismo modo que quien te ha dañado.
"Si yo tuviera un corazón, escribiría mi odio sobre el hielo, y esperaría a que saliera el sol", Gabriel García Márquez.
Mar Cantero Sánchez
Escritora, coach y asesora literaria
www.marcanterosanchez.com
