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 DESCUBRIENDO EL NIÑO LIBRE - 2ª parte



Mayo 22, 2013, 06:39:20 am
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Desconectado Francisco de Sales

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DESCUBRIENDO EL NIÑO LIBRE - 2ª parte
« en: Mayo 22, 2013, 06:39:20 am »
Mi descubrimiento de la existencia del NL tuvo lugar hace unos cuatro años, en una sesión, cuando la nueva terapeuta con la que había comenzado, de repente, me presenta un modelo sobre el ser humano que me deja fascinada… Sin embargo, mi conexión con él era puramente cognitiva al principio. El motivo por el que esto sucedía se debe a mi tipo adaptación de personalidad base. Mi adaptación de personalidad obsesiva –o pensadora, si la defino desde el Modelo de Proceso- tiene como estado del yo más presente el Padre Crítico, y un guión de vida con una fuerte presencia del impulsor “sé perfecto” y los mandatos “no disfrutes”, “no seas niño”, “no sientas”, entre otros. Observando esta panorámica, es fácil caer en la cuenta de que llegar a conectar con el NL supone una salida de ese guión, con una redefinición de tales mandatos. Para ello, ha sido fundamental en mí realizar un trabajo con mi estado Niño que, en este caso, han estado dirigidos fundamentalmente a la integración de permisos centrados sobre todo en el disfrute o en la posibilidad de equivocarme. Esto sucede así porque, como bien sabemos, cada estructura de personalidad tiene una puerta de entrada diferente y un tipo de guión de vida. Sin embargo, en todas ellas, conectar con el estado del yo Niño más genuino y auténtico (el NL), tiene sus beneficios y su momento. El estilo de personalidad donde son más evidentes los beneficios de conectar con el NL del paciente para poder desarrollar un buen trabajo terapéutico, es la pasivo-agresiva. Este tipo de personas se caracterizan por su creatividad, por ser juguetones, espontáneos, originales y divertidos. Por este motivo, invitarles a conectar con tales rasgos permite fortalecer el vínculo y sintonizar con ellos. Desde mi experiencia, observo la potencia de esta estrategia en que, no sólo permite crear complicidad, sino también salir de los juegos que suelen generar personas con esta estructura de personalidad, de una manera muy positiva para el paciente y para el terapeuta.

En el resto de estructuras, con cualquier tipo de persona, también resulta muy beneficioso conectar y ver el Niño del paciente. Quizá el momento de realizarlo varíe en un caso u otro, y los beneficios también sean diferentes. Así, por ejemplo, respecto a la última estructura de personalidad neurótica -la histérica-, este tipo de trabajo permitiría salir de la posición de víctima y del impulsor “complace”, conectando de esta forma con la autenticidad.

En el caso de las estructuras límite, quizá sea necesario variar el procedimiento. Desde mi punto de vista, el beneficio de conectar con este estado del yo en tales casos recae fundamentalmente sobre el proceso de terapia y sobre el terapeuta. Las características de estos tipos de estructuras pueden llegar a generar una contratransferencia de rabia o incluso miedo. En la medida que seamos capaces de “ver” y conectar con el Niño de estas personas (que además está especialmente presente y suele ser “muy pequeño”) es posible descubrir su parte vulnerable y atenderla de la manera que necesiten. En primer lugar, la estructura borderline necesita una gran presencia de un Padre Nutritivo en el terapeuta. Sin embargo, considero que desde aquí sí que puede permitir al paciente que conecte con su NL, especialmente en la etapa en la que ya está neurotizado. En el caso de la estructura narcisista, propongo sintonizar con el NL en el inicio del planteamiento terapéutico como una forma de desarrollar sus talentos. Preguntaría qué le entusiasma hacer, acariciando aquellos aspectos que estimara que realmente son positivos. De este modo, se crearía un buen vínculo. Más adelante, en la fase de trabajo emocional, partiendo de que el paciente está más neurotizado, conectaría con su NL, sobre todo en el proceso de redecisión. Por último, con la estructura antisocial, a pesar de que aquí la clave del proceso terapéutico sea la constancia y la existencia de límites, estimo que el terapeuta puede acompañar su intervención desde un Padre Crítico Positivo acompañado de un NL. El profesional puede canalizar la necesidad de acción y estímulo hacia algo creativo y constructivo, con sesiones divertidas y estimulantes para él. En otras ocasiones, el trabajo con el NL pasará por poner los límites necesarios que le permita conectar con su vertiente más adaptativa y funcional.

Finalmente, con las estructuras psicóticas, aunque de una manera controlada y cuidada, la conexión con el estado Niño, también puede ser muy beneficiosa, de cara a fortalecer el vínculo y rebajar su miedo.

En definitiva, conectar con el NL genera muchos beneficios para paciente. No obstante, también contiene grandes aportaciones para el terapeuta. En este punto, y volviendo a considerar mi experiencia personal, me gustaría señalar qué contribuciones ha tenido para mí hacer profesional interactuar poniendo una energía consciente en este estado del yo:

Supone una reducción de mi nivel de autoexigencia.
Conecto con el disfrute en relación con mi “ser terapeuta”.
Soy capaz de realizar trabajos que transcienden el nivel cognitivo.
Genero un vínculo más sólido con los pacientes.
Conecto con mi creatividad e imaginación durante el proceso terapéutico.
Favorece mi fluidez y sintonía con el paciente.
Conecto a un nivel más profundo con las necesidades del paciente.
Genero otro nivel de comunicación con el paciente.
Favorece mi espontaneidad y autenticidad.
Me permite estar en mayor contacto con mi intuición.
Por tanto, me aventuro a decir que considero fundamental que cualquier terapeuta haya realizado un trabajo personal a través del cual haya conectado de una manera consciente con su NL. Tanto así que lo estimo imprescindible para realizar una buena intervención.

Por otra parte, también he tenido la oportunidad de observar las aportaciones que realiza una interacción desde este estado en un contexto de trabajo grupal, fundamentalmente entre terapeutas (por ejemplo de supervisión o de intercambio de ideas). De alguna manera, guardan bastante semejanza con las anteriormente señaladas, pudiendo destacar las siguientes:

Favorece la comunicación.
Permite un intercambio a otros niveles más allá del puramente cognitivo.
Genera complicidad.
Favorece la creatividad y la imaginación.
No existe censura en la fluidez de ideas pudiendo llegar a hacer descubrimientos.
Es posible llegar a un planteamiento “original” (diferente, único…).
Propicia un clima agradable de trabajo.
Es posible llegar a una nueva perspectiva y visión de la cuestión tratada.
Por último, y de manera fundamental, me gustaría abordar los beneficios o aportaciones que el uso del NL tiene en el proceso y relación terapéutica, identificadas a partir de mi práctica profesional:

Favorece la creación de un buen vínculo.
Propicia un clima agradable.
Ayuda a desdramatizar y atender desde otro nivel los problemas.
Permite conectar con ciertos aspectos del paciente a los cuales no se puede acceder desde otro estado, dado que aquí puede rebajar su nivel de defensas.
Puede propiciar ciertos insight que a un nivel más Adulto no serían posibles.
Ayuda a salirse de una relación basada en el complace.
Permite salir de los juegos psicológicos.
Propicia un mayor nivel de consciencia encaminado hacia la conformación del Adulto Integrado dentro del cual se insertará.
Con todo lo apuntado, espero haber cumplido mi propósito de justificar y resaltar la relevancia que tiene el NL en terapia para, a partir de aquí, establecer unas condiciones propicias que permitan ofrecer una panorámica acerca las formas y significado de este estado del yo en los distintos planteamientos y contenidos que conforman la Psicoterapia Humanista Integrativa.
El Niño Libre en Psicoterapia Humanista Integrativa

La Psicoterapia Humanista Integrativa se nutre de las ideas de distintos enfoques, buscando la complementariedad entre los mismos a partir de sus puntos de concordancia. Desde esta premisa, se puede intuir que, a pesar de que el NL es un concepto definido desde el AT, está presente de una forma u otra en las cuestiones, técnicas o estrategias abordadas por otros planteamientos, como la Gestalt o el Trabajo Emocional. El propósito aquí es realizar una propuesta de relación entre los distintos contenidos de la Psicoterapia Humanista Integrativa, ofreciendo una perspectiva holística del proceso terapéutico en la que el NL esté presente.

Para empezar, observo muy interesante encontrar algún punto de conexión con la teoría psicoanalítica. Tras un ejercicio de reflexión, he llegado a la conclusión de que el NL podría encajarse en el concepto de sublimación de la pulsión, en la medida que se hace uso de la creatividad y se la dota de utilidad. No se debe confundir impulsividad y espontaneidad. En el concepto de NL que estamos manejando, la impulsividad tiene que ver más con su vertiente negativa (vinculada al guión). Por tanto, toda estrategia que implique un uso de la consciencia y la creatividad para atender la pulsión va a hacer referencia al NL positivo dentro del Adulto Integrado. Partiendo de esta consideración, vuelve a cobrar sentido la energetización del NL positivo como objetivo terapéutico.

Como ya hemos comentado, el NL es un concepto creado y definido por el Análisis Transaccional. Desde este enfoque, se pueden considerar muchos elementos y aspectos del proceso terapéutico donde es posible y significativo contar con el protagonismo del este estado del yo en el paciente y/o en el terapeuta. Uno de los trabajos más significativos de potenciación del NL en el paciente, tiene que ver con aquellos casos donde el paciente tiene un guión de vida con una gran presencia de los mandatos “no disfrutes”, “no seas niño” o “no sientas”. Si bien es cierto, tal y como hemos visto, que conectar con el NL es siempre positivo, en todos los casos y con todas las estructuras de personalidad, parece que en tales circunstancias se convierte en un objetivo de intervención con mucho peso.

Durante el proceso terapéutico definido desde el AT, el NL está presente en muchos de sus procedimientos y estrategias. En primer lugar, se podría hablar del papel que este estado del yo ejerce en relación con un aspecto básico de esta teoría: las transacciones. Berne (1964, p.36) definió la transacción como “la unidad de las relaciones sociales”. Tomando en cuenta esta definición, Stewart y Joines (2007, p.94) la concretaron como “un estímulo transaccional sumado a una respuesta transaccional”. Como sabemos, hay distintos tipos de transacciones -complementarias, cruzadas y ulteriores-, existiendo una ruptura en la comunicación bajo la presencia de las dos últimas. Cuando se produce dicha ruptura pueden generarse situaciones de malestar acompañadas de cierta o gran intensidad emocional. Ante tales situaciones, resulta necesario recuperar el flujo de la conversación, y es en este punto donde el NL puede jugar un papel fundamental.

Karpman en su artículo Opciones: la gama de las veinticuatro respuestas posibles (2001) definió una serie de condiciones como estrategia para recuperar el flujo de la comunicación:

Deben cambiar efectivamente uno o dos Estados del Yo.
La transacción debe ser cruzada.
Debe cambiar el aspecto tratado.
El cliente debe cambiar el aspecto precedente.
Tomando en consideración las dos primeras condiciones, Stewart y Joines (2007, p.95) señalan que “cada vez que te sientas bloqueado en un conjunto de transacciones incómodas, tienes la opción de cruzar desde cualquiera de tus cinco partes de estado del yo funcional. Y puedes dirigirte a cualquiera de estas cinco partes de la otra persona”. En este punto, me planteo ¿qué puede aportar realizar este “desbloqueo” desde el NL? En mi opinión, resulta primordial considerar que en un contexto terapéutico, tal estrategia se desarrolle con un protagonismo de los estados del yo positivos (componentes del Adulto Integrado), dado que existe un propósito de salir del guión y generar autonomía en el paciente. Bajo esta premisa, tiene cabida el uso del NL, cuyo protagonismo aquí permitiría no sólo desbloquear la comunicación sino recuperarla con elementos que orientan hacia el buen humor y el bienestar.

 

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