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CÓMO SER DISCIPLINADO.

Este artículo trata de traer disciplina a la vida en general. La disciplina no debe restringirse únicamente a los niños, ya que cuando una persona llega a la adultez no se vuelve automáticamente disciplinada. De igual forma, la disciplina no es sinónimo castigos, imposición o un ambiente estricto. Cualquier persona puede ser disciplinada con los siguientes consejos.

PUEDE VER EL ARTÍCULO EN ESTE ENLACE:

https://es.wikihow.com/ser-disciplinado

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COLABORACIONES: ARTÍCULOS INTERESANTES / QUIEN TE ENFADA, TE DOMINA.
« Último mensaje por lena en Marzo 13, 2024, 05:49:30 am »
QUIEN TE ENFADA, TE DOMINA.

“Quien te enfada, te domina”… Piénsalo bien, o ¿no es verdad? Cuando algo no ha sucedido como queríamos o alguien no ha respondido como esperábamos, cuando nos ha molestado el comportamiento de una persona o lo que nos ha dicho, solemos expresar lo que sentimos con expresiones como “me has hecho enfadar”, “me has hecho daño”, “me has cabreado…”
Si nos paramos a reflexionar sobre ello y decidimos profundizar, la traducción de nuestros mensajes viene a ser algo tal como “tú eres el culpable de cómo me siento”, “tú eres el responsable de que yo esté así” o “tú me has perjudicado”, es decir, yo estoy mal por tu culpa.

NO CONCEDAS EL PODER SOBRE TI A LOS DEMÁS

Si alguien nos enfada es porque le hemos concedido el permiso para hacerlo, pues en realidad cuando alguien nos enfada, lo que internamente resuena en nuestro interior es “lo que tú piensas sobre mí, es más importante que lo que yo pienso sobre mí”. Piénsalo.
En estos casos, la responsabilidad de cómo nos sentimos, la dirigimos hacia los demás, es decir hacia afuera. Por lo que dependiendo de los demás, así nos encontraremos nosotros.
Resulta que en lugar de hacernos cargo de nuestras emociones y sentimientos, de dirigirnos hacia dentro y asumir la responsabilidad de lo que sentimos, otorgamos el poder o el consentimiento a los otros. Porque nadie te enfada sin tu consentimiento ¿o no?
Y es cierto, que asumir todo el peso que conlleva un enfado o una molestia es algo complicado y que cuesta… y más si estamos acostumbrados a poner nuestro foco fuera. Sigue siendo más fácil, culpar al compañero y que sea el quien intente lidiar con nuestro cabreo, que nosotros mismos… pero así nunca llegaremos a conectar con nuestro interior.

SI NO ACEPTAMOS EL REGALO, SEGUIRÁ SIENDO DE LA OTRA PERSONA

En ocasiones, echar balones fuera o culpar a los demás de cómo nos sentimos sucede porque nos encontramos movidos por nuestro ego, el cual, a modo de resumen consiste en identificarnos con lo que tenemos, lo que hacemos y cómo nos valoran.
Una vez que nos hemos alejado del ego y lo hemos dejado aparcado, comenzamos a tomar más responsabilidad tanto de nuestros pensamientos y comportamientos, como de nuestras emociones, y nadie nos puede hacer daño; porque consideramos que aquello que somos está mucho más allá de los bienes materiales, nuestros actos o de la opinión ajena.
Para ello podemos ayudarnos pensando que cuando alguien nos insulta o hace algo que no nos gusta es como si nos estuviera ofreciendo un regalo. Si no lo aceptamos, el regalo seguirá siendo de la persona, mientras que si lo aceptamos lo recogeremos. En última instancia, la decisión será nuestra.
Así, los insultos, las provocaciones o incluso las acciones de otros, son como esos regalos, que nosotros elegimos si aceptar o no; por lo que no podemos culpar a nadie de nuestra decisión, tan solo podemos responsabilizarnos de nuestra actitud, de nuestra elección.

NO PODEMOS CAMBIAR A LOS DEMÁS, PERO SÍ NUESTRA ACTITUD

Tenemos que tener en cuenta que el choque de las expectativas que nos hemos formado con la realidad, también puede ser un detonante de nuestra molestia, pues las cosas no han pasado como imaginábamos.
No podremos controlar las circunstancias ni tampoco a las personas, pero sí que podemos controlar nuestra respuesta. Por lo que no podemos cambiar lo que alguien dice de nosotros o lo que hace y nos molesta, pero por supuesto que podemos cambiar la actitud con la que enfrentamos la vida.
La responsabilidad asusta, pero es la que nos permite ser dueños de nuestra vida. Reconocer nuestras emociones y sentimientos y hacerse cargo de ellos, nos otorga la libertad de conocernos y elegir nuestra actitud ante la vida.

“Reconocer que ” yo soy el que elige” y que ” yo soy el que determina el valor que una experiencia tiene para mí ” es algo que enriquece pero también atemoriza.”
-Carl Rogers-

https://lamenteesmaravillosa.com/quien-te-enfada-te-domina/

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COLABORACIONES: ARTÍCULOS INTERESANTES / LA TIRANÍA DE LOS "DEBERÍA".
« Último mensaje por lena en Marzo 13, 2024, 05:48:39 am »
LA TIRANÍA DE LOS DEBERÍA.

Los debería son una de las distorsiones cognitivas más frecuentes; muchas veces los usamos pensando que nos motivan para conseguir un objetivo o realizar un cambio en nuestra vida. Pero, ¿realmente nos animan a cambiar?
Al proponernos alcanzar alguna meta, podemos hacerlo desde dos planteamientos muy distintos: la elección o la imposición.
Cuando optamos por la vía de la elección los cambios suelen realizarse con fluidez; tenemos la sensación de control porque somos nosotros los que elegimos según nuestras preferencias o deseos. Sin embargo cuando nos imponemos un cambio desde los “debería”; sin darnos cuenta convertimos esa preferencia en una obligación; en algo que tenemos que conseguir a toda costa.

El pensamiento “debería” se refiere a la transformación de elecciones personales, deseos o preferencias en absolutos universales e irreales.

Los debería son considerados una distorsión cognitiva porque consisten en un mal hábito en nuestra forma de pensar; hacen que mantengamos reglas rígidas y exigentes sobre cómo tienen que ser las cosas; juzgando como intolerable cualquier desviación a esas normas; lo que termina generándonos un gran malestar emocional.
Algunos ejemplos de este tipo de pensamientos son: «no debería cometer errores», «debo ser bueno en lo que hago», «todos deberían tratarme con respeto», «debo de dejar de hacer esto», «debo de ser un buen padre», etc.

Quizás después de leer hasta aquí, pienses que estoy exagerando un poco con el tema de los debería, total es sólo una palabra, una forma de hablar, pero…

Piensa por un momento cómo te sentirías si otra persona (tu jefe, tu pareja, un amigo…) estuviera todo el día diciéndote: «deberías hacerlo mejor» «deberías caer bien a todo el mundo», «no deberías comportarte así», etc. ¿Cómo reaccionarías? ¿Te sentirías enfadado, culpable, frustrado, triste, ansioso…?
Pues bien, así es cómo nos sentimos cuando usamos los debería en nuestro dialogo interno; estamos constantemente comparando lo que deberíamos ser o hacer con lo que se es o se hace en realidad; y las consecuencias emocionales que sufrimos por mantener esta forma de hablarnos son tremendas.

Las enunciaciones “debería” generan muchos problemas emocionales innecesarios en nuestra vida diaria.

Podemos encontrar tres tipos de “debería” en función de hacia qué o quién se dirigen:


1.- Los debería dirigidos hacia uno mismo. «Debo hacer bien todo lo que me propongo». Cuando actuamos siguiendo a este tipo de “debería” podemos sufrir un gran desgaste emocional y físico para conseguir nuestros objetivos; ya que sólo hay una forma de alcanzarlos: «la que debe ser»; y un único resultado posible, todo lo demás no sirve. Esta forma de pensar puede llevar a que nos sintamos ansiosos, culpables, inseguros y deprimidos; a creer que no valemos para nada; e incluso a odiarnos a nosotros mismos cada vez que no consigamos los objetivos que nos habíamos propuesto. Dentro de este tipo también se incluirían aquellos “deberías” que responden a lo que los demás esperan de mí: «debo ir, él espera que lo haga», «debo llamarle»; y los que van encaminados a satisfacer las necesidades de los demás: «debo agradar», «debo caer bien a todo el mundo».

2.- Los debería dirigidos contra otras personas. Se tratan de las expectativas que tenemos sobre los otros: «los demás deben de ayudarme a conseguir lo que quiero» o «los demás deben de quererme y darme su aprobación». Esta forma de pensar nos conduce a la rabia, ira, furia, violencia, etc.; y suelen ser el origen de la mayoría de los enfados con los demás («no debería haberme tratado así»; «si le importo debería hacer esto por mí»).

3.- Los debería dirigidos contra el entorno o las condiciones vitales. Este tipo de pensamientos nos producen baja tolerancia a la frustración, depresión, tendencia a posponer las cosas, adicciones y otro tipo de consecuencias negativas. Nos desilusionamos y nos sentimos fracasados cuando la realidad no es como “debería” de ser («la vida no debería tratarme así»; «el mundo no tendría que ser tan injusto conmigo»).

Es el momento de que te preguntes: ¿Quién dice que tú deberías….?; ¿Dónde está escrito que los demás deberían….? ; O que ¿la vida debería ….?.
Éste es el primer paso si deseas deshacerte de la tiranía de los debería: toma conciencia de que te estás machacando y amargándote innecesariamente.
Decide sobre la utilidad de seguir una orden determinada. Pregúntate: ¿Por qué debería?; ¿Cuáles son las ventajas y desventajas de aplicarme esta regla a mí mismo?. Recuerda que eres tú quién formula tus propias normas. Revísalas, y si ya no te son de utilidad corrígelas o libérate de ellas. Da un paso más allá y reescribe tus reglas, no se trata de que renuncies a tus creencias si consideras que de alguna forma te son útiles, pero sí de que las flexibilices.
Atrévete a cambiar los “debería” por “podría”, o mejor aún por “me gustaría”; y observa cómo te sientes. No es lo mismo decir «debo ayudar siempre a los demás» que «me gusta ayudar a los demás»; ni tampoco te hace sentir igual pensar «debo de conseguir el ascenso» que «me gustaría conseguir el ascenso»; usando «me gustaría” no sientes que sea una obligación, la presión disminuye, y eso permite que tu motivación se mantenga, y que centres tus recursos en alcanzar aquello que deseas.
Muchas veces, sin darnos cuenta desperdiciamos nuestro tiempo y energía criticando y condenando a la persona o cosa que está quebrantando la norma, ya seamos nosotros, los demás o la mala suerte.

Al reducir la tiranía mental de los debería te sentirás mejor porque no te harás recriminaciones; en lugar de sentirte culpable, podrás emplear esa energía en realizar los cambios necesarios que te ayuden a alcanzar tus metas.

Se trata de aceptar que las cosas pueden ser diferentes a cómo desearíamos. Cuando esto ocurra, es verdad que sentiremos cierto malestar emocional; es normal, y sano, sentir tristeza, frustración e incluso enfado cuando deseamos algo y no lo conseguimos; pero si somos flexibles, esas emociones nos nos paralizarán, seguiremos adelante, y buscaremos las estrategias más adecuadas para adaptarnos a la nueva situación.
Sin embargo, cuando creemos que nosotros mismos, los otros o las circunstancias impiden que cumpla con mi “deber” las emociones suelen ser tan intensas que terminan por bloquearnos, impidiéndonos actuar.
Recuerda que para realizar cambios positivos en nuestras vidas es necesario partir de una elección y no desde una imposición. Tener la sensación de que somos nosotros quienes elegimos nos devuelve nuestro poder; y nos motiva a seguir adelante; aunque las cosas no sean tan perfectas como nos gustaría.

https://albamarpsicologia.com/la-tirania-de-los-deberia/

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¿POR QUÉ SE MANTIENE LA CULPA DESPUÉS DE UN ABUSO SEXUAL?
Por Kika Muñoz

La culpa es uno de los muchos sentimientos que nos cuesta validar y comprender, sobre todo cuando surge sin que hayamos hecho algo “malo”. Es como el dolor, nos es difícil caminar en compañía de este. Sin embargo, como muchos sabemos, este trae las mayores enseñanzas y los crecimientos más profundos

Se nos suele olvidar que cada una de las cosas que sentimos tiene una función, una razón de ser…
Por eso escribo este artículo. Porque sé que somos muchos a los que nos cuesta vivir cuando tenemos este sentimiento constante de culpabilidad que nos encadena y aprisiona. El punto es… que esto no debería ser así, sino que deberíamos permitirnos vivir entendiendo la culpa; no ahogándonos en ella.
Hoy vamos a hablar sobre una temática en específico frente a la cual surge la culpa. El abuso sexual. Puede que les sorprenda el tópico a hablar, pero es que una de las consecuencias más frecuentes de este es el sentimiento de culpa en las víctimas. ¿Por qué? Las razones son infinitas.
“Fue mi culpa por haberme quedado callada tanto tiempo”
“Me debería haber defendido, yo dejé que esto pasara”
“Fui cómplice, mantuve el secreto”
“No debería haber mantenido una relación normal con él o ella frente a toda mi familia o amigos”
“Me pasa por ser muy cariñosa y coqueta”
“Me lo merecía, fui muy ingenua”
“No debería haber contado, ahora mi familia está en crisis por mi culpa”
Y existe un sinfín de argumentos que apuntan a la “culpabilidad” de la víctima…
Sí, es fuerte e impactante… ¿Cómo puede ser que la víctima tenga este tipo de pensamientos cuando fue a ella o él que se le infligió un daño y a quien se le quebrantaron sus derechos?
Ahora… más allá de la variedad de justificaciones que existen por parte de la víctima para sentirse culpable, más allá de lo irreal o incomprensible que suene…Entendamos de dónde y por qué surge este sentimiento en estas personas. ¿Cuál es su función?
Recordemos que nuestro cerebro es lo suficientemente sabio para saber qué necesitamos para sobrevivir y en qué minuto. Puede que no lo entendamos en el momento, pero el sentimiento SIEMPRE está ahí por algo. Tiene una función adaptativa, quiere que vivamos a pesar de cualquier daño.
Entonces…Por el momento, hemos aprendido que todo sentimiento existe por una razón ¿verdad? Pero antes de seguir aproximándonos a la respuesta de nuestra interrogante, demos unos pasos hacia atrás para definir ciertos conceptos relevantes.
¿Qué es considerado trauma? Y aún más importante, ¿Qué comportamientos son considerados abuso sexual en Chile y en el mundo? Necesitamos comprender el panorama general primero, para así romper con ciertas creencias, mitos y estigmas que existen en torno a la temática. De esta forma, adentrarnos con cierto conocimiento en el sentimiento de auto-culpabilidad que se presenta en situaciones abusivas por parte de la víctima.
El trauma es definido como “el resultado de un acontecimiento al que la persona no encuentra significado, y que experimenta como algo insuperable e insufrible”.
Pueden ser variadas las situaciones traumáticas, desde experiencias de bullying, maltrato físico y psicológico, negligencia hasta divorcios, accidentes, entre otros. El abuso sexual también está considerado dentro de estos tipos de acontecimiento. Sin embargo, cabe destacar que este tipo de trauma involucra más conductas que las que uno cree y sabe. Es por esto, que es relevante conceptualizar qué es.
El abuso sexual es “la ejecución de un acto sexual o la presión para ejecutarlo sin llegar a la cópula, en ausencia del consentimiento de la otra persona.
Este incluye: tocamientos, exposición a niños, niñas y adolescentes a actividades sexuales no acordes a su nivel evolutivo, cognitivo o social (exposición a genitales, masturbación o pornografía) que pueden afectar sus genitales, ano o boca. También se consideran como abuso la introducción de objetos o animales por vía anal, bucal o vaginal. Por último, también es parte de esta categoría el child grooming o abuso sexual online”.
Ufff, sí. La definición es larga y muuuuy dura. Podemos incluso tener dificultades para leerla de corrido. Nos puede costar aceptar que existan personas que ejecuten tales acciones. Es difícil de internalizar, pero es necesario realizarlo; ya que el abuso sexual es una realidad frecuente e invisibilizada, que la mayoría de las veces se mantiene en secreto y en silencio dentro de las cuatro paredes de un hogar.
Ahora que ya entendemos un poco más sobre las experiencias de trauma abusivas. Volvamos a nuestro tópico inicial. ¿Por qué las víctimas se sienten culpables de vivir una situación que les fue provocada? ¿Por qué se responsabilizan de una realidad que no podrían haber evitado?
El sentimiento de culpa surge generalmente cuando uno se siente responsable sobre una acción o evento que trajo consecuencias negativas. ¿Por qué aparece, entonces, en las víctimas?
Debido a dos razones principales. Al ser el abuso sexual una de las realidades que más nos cuesta entender, seamos víctimas directas, indirectas o ajenos a ese evento; la culpa surge como una función psicológica de protección. ¿De "protección"?, se estarán preguntando, ¿pero cómo? Esto se debe a que la auto-culpabilidad nos permite adaptarnos hacia una experiencia traumática que crea grandes montos de disonancia en nuestros esquemas cerebrales.
El sentimiento de culpa nos permite tener una sensación de control frente a situaciones inciertas e inconcebibles. Nos permite explicar lo que vivimos, justificarlo de alguna forma. Responde a una necesidad de creer que todo podría haber sido distinto, controlado y por lo tanto, evitado.
Esa culpa surge como un mecanismo de sobrevivencia, como un mediador esencial para la recuperación. Donde tenemos la ilusoria sensación de que culpándonos podemos controlar de mejor manera no solo lo que vivimos, sino que las consecuencias que eso trae. Pero en algún minuto esa ilusión se rompe… dándonos cuenta que no tenemos responsabilidad alguna. Fuimos VICTIMAS.
Sin embargo, reconocerse como víctima, y por ende, como alguien “inferior” jerárquicamente y con menos poder (adulto-niño, jefe-empleado, hombre-mujer), cuesta. Cuesta, porque es una forma de aceptar que no había nada que pudiéramos hacer para frenar ese círculo abusivo. Es soltar toda sensación de control. ¿Y a quién le gusta realmente hacerlo?
Ahora, ¿Cuál es la segunda razón? Esta última se relaciona directamente con las acciones realizadas por el agresor, ya que estos de alguna manera a través de la manipulación, las amenazas y las mentiras, logran trasladar SU culpa a las víctimas; sintiéndose estas cómplices, lo que hace que se mantenga el silencio impuesto por el agresor. Es por esto, que la culpa es una alteración cognitiva esperable en base a los altos niveles de manipulación que hay dentro del vínculo abusivo.
Ejemplifiquemos cada una para entender mejor cómo funciona. Cabe destacar que esto no significa que no existan casos en donde se dé la culpa por ambas u otras razones o que hay ocasiones en donde no surge el sentimiento de culpabilidad.
*¡OJO! Son ejemplos que pueden sonar exagerados, que pueden hablar solo de hombre a mujer o de relaciones heterosexuales, pero es solo para ejemplificar. Evidentemente hay abusos en niños hombres, dentro de relaciones homosexuales y donde las mismas mujeres abusan a otros.
1.   Veamos primero un ejemplo de auto-culpabilidad como función psicológica de adaptación y protección. Pongámonos en el caso de un abuso por parte de un mejor amigo a su mejor amiga. Una situación que suele darse mucho es que la mejor amiga tuvo un problema en su casa o con el pololo, por lo que le habla a su mejor amigo y decide ir a tomarse un par de tragos a su casa para “pasar las penas”.

Entre copa y copa, y la vulnerabilidad emocional en que se encuentra la víctima, las cosas empiezan a subir de tono. Un abrazo pasa a un beso, una caricia en la espalda pasa a un leve contorneo del trasero. Una vez pasado esto, la niña dice: “oye me tengo que ir a mi casa que es tarde, estamos hablando”.
2.   Ella no dice nada, no le cuenta a nadie. Se comienza a culpar, porque lo dejó hacerlo; piensa que tal vez le dio señales, lo justifica con “no debería haber tomado tanto”, entre otras cosas. Todo para sentir que no es posible que ella cuando necesitaba ser protegida por su mejor amiga, hubiera sido abusada por este.
3.   En cuanto a la auto-culpabilidad como efecto de la manipulación del vínculo abusivo, puede ser en el caso de una pareja. Se encuentran en su pieza como cada noche y se van a dormir. Como a las 3 am ella se despierta con él encima de ella, habiéndole sacado toda la ropa y masturbándose mientras la mira.

Ella se queda en shock pensando: “esto no es la primera vez que pasa, pero nunca había sido así. No entiendo”. Le dice en voz alta: "¿pero qué estás haciendo?" A lo que él responde: “mi amor lo que pasa es que te vi ahí tan tranquila que no te quise despertar, pero tenía ganas de mirar tu cuerpo. Si al final somos pareja, no hay nada de malo”.
4.   Aquí el vínculo amoroso se ve distorsionado y usado como excusa para normalizar conductas que son abusivas. Se manipula al otro para obtener un beneficio propio y no sufrir las consecuencias.
5.   En cuanto a un ejemplo con ambos “tipos” de auto-culpabilidad, pensemos en el caso de un abuso sexual infantil intrafamiliar:

Ya van más de 2 años de abusos de parte de un abuelo a su nieta. Ella se culpa debido a que ha mantenido el secreto por mucho tiempo. Está constantemente pensando en contar, pero ahí recuerda que igual quiere a su abuelo, aunque le haga daño. Además, piensa en lo que él le dice: “si cuentas nadie te va a creer, mejor dejarlo en secreto. Así seguirás siendo mi nieta favorita”.

La niña al no entender las conductas sexuales que se le están cometiendo decide seguir en silencio. Sabe que no puede huir de la situación, porque es su abuelo, así que aguanta el daño y evade la realidad para así sobrevivir.
Acá se ve que la complicidad que genera el vínculo familiar, al igual que la cantidad de tiempo que ha pasado sin hablar la niña, producen un sentimiento de culpabilidad que la paraliza aún más a actuar.
La realidad abusiva es infinitamente multivariable tanto en su cronicidad, efectos, duración, tipo de vínculo con el agresor, uso de violencia o no, personalidad de la víctima y del agresor, validación o negación del relato por parte de la familia, cantidad de tiempo que pasa antes de la develación o si no han contado todavía, entre otras variantes que hacen de cada caso único y complejo a su manera.
Entonces, ¿para qué les escribo si cada caso es tan diferente? Porque como toda cosa en la vida, existen similitudes, sentimientos en común. Y eso es lo que nos une…
La culpa es un sentimiento poco agradable…pero es necesario. Es gracias a este que seguimos funcionando a pesar de haber vivido una realidad horrible, es gracias a este que nos proponemos crecer y mejorar como personas.
La auto-culpabilidad en el caso de las víctimas y sobrevivientes te protege mientras no estás preparado para aceptar la realidad vivida. Funciona como tu escudo para que no colapses al no tener palabras para explicar lo que sientes y experimentaste.
Por eso te escribí… porque cuando nos damos el espacio de comprender la culpa, nos permitimos vivir. La culpa no está para encadenarnos o perseguirnos, está para cuidarnos y darnos protección frente a un realidad inadmisible. Permítete caminar de la mano de esa culpa. Y confía en que cuando estés preparada/o, llegarás a la bifurcación de ese sendero, donde seguirás tú propio baile sin la compañía de la culpa, porque ella ya va a haber cumplido su misión. Ya no necesitarás que te proteja ni te cuide, porque ya podrás soportar y sobrevivir por tu cuenta a la realidad que viviste.
Kika Muñoz @soy_vulnerabilidad
en colaboración con  @mipacareu

https://mipacareu.com/por-que-se-mantiene-la-culpa-despues-de-un-abuso-sexual-por-kika-munoz

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PAREJA, FAMILIA Y RELACIONES / 10 ERRORES QUE COMETEMOS AL BUSCAR PAREJA.- Borja Vilaseca.
« Último mensaje por dona en Marzo 13, 2024, 05:45:02 am »
10 ERRORES QUE COMETEMOS AL BUSCAR PAREJA.
Borja Vilaseca

CHARLA de 36 minutos

https://www.youtube.com/watch?v=PKrXwZebUwg
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¿CÓMO SALIR DE TU ZONA DE CONFORT? 7 CLAVES PARA LOGRARLO.

Jonathan García-allen

Si estás estancado en una vida gris, es posible que vivas en una burbuja llamada "zona de confort".

Disfrutar de bienestar emocional es u proceso que pasa por proponernos retos y demostrarnos a nosotros mismos de qué somos capaces; si no lo hacemos, nos sentimos estancados. Por eso es tan importante el concepto de salir de la zona de confort, una idea fundamental dentro del ámbito de la Psicología Positiva y que es uno de los pilares del desarrollo personal.
Si te interesa saber cómo conseguirlo, sigue leyendo, porque aquí daremos un repaso a varias de las claves acerca de cómo salir de la zona de confort. Pero antes, veamos en qué consiste exactamente dicha experiencia.

¿QUÉ ES LA ZONA DE CONFORT?

A grandes rasgos, la zona de confort es un estado mental que no permite el crecimiento personal y todos aquellos fenómenos vinculados con el aprendizaje de conductas que nos hacen lograr un alto grado de satisfacción con el modo en el que se vive la vida.
Aunque esta zona de confort pueda parecer agradable (ya que nos permite seguir siempre con el "piloto automático" puesto), no es un lugar suficientemente estimulante y a la larga no salir de ella puede hacer que nos sintamos vacíos y se caiga en la apatía o en ciertas dinámicas de comportamiento relacionadas con la depresión.
Entre tú y yo… ¿qué es lo que te mantiene ahí anclado? Seguro que has deseado dar un paso al frente, ser valiente y comerte el mundo, pero no lo has hecho. Puedes estar sufriendo pero no mueves un dedo porque estás en tu zona de confort. Si te da miedo y te produce ansiedad abandonar el pasado para luchar por lo que siempre has soñado, no seas tan duro contigo mismo y sal de la zona de confort. ¡Verás que un mundo nuevo e ilusionante te espera!

MOTIVOS POR LOS QUE DEBES SALIR DE TU ZONA DE CONFORT

¿Quieres más motivos para abandonar la rutina gris y salir ahí fuera a perseguir tus objetivos? Aquí te dejo seis motivos por los que deberías plantearte salir de la zona de confort.

1. Te hará más fuerte como persona
Es posible que salir de la zona de confort te asuste o te produzca ansiedad, pero plántale cara al miedo y verás que no era para tanto. Sentir inseguridad es algo natural e incluso nos advierte de que no será fácil el camino. Pero cuando el miedo te inmoviliza, entonces se convierte en un problema que no te va a dejar desarrollar tu verdadero potencial. Empieza reconociendo que te asusta el futuro incierto, pero adopta una mentalidad positiva al respecto.
Permítete caer de vez en cuando y míralo como una parte más del crecimiento como persona. Si sales de la zona de confort y disfrutarás del aprendizaje, con el tiempo podrás mirar atrás y sentirte orgulloso de ti mismo. Tu desarrollo personal empieza aquí, así que piensa en eso que te motiva, ¿realmente no merece la pena dar un pasito al frente y luchar por tus sueños?

2. Te hará ser más creativo
Salir de la zona de confort estimula la creatividad al conocer nuevas posibilidades y romper con lo que es rutinario. Un estudio publicado en Applied Cognitive Psychology (2012) demostró que los estudiantes que pasaron un semestre fuera de su país tuvieron puntuaciones más altas en dos pruebas de creatividad que aquellos sujetos que no habían estudiado fuera.
Por otro lado, otro estudio reveló que el rasgo de personalidad de “apertura de a la experiencia”, uno de los 5 grandes, es el mejor predictor de logro creativo. Este rasgo de personalidad es característico de los individuos que suelen asumir riesgos, que se desafían a sí mismos o que prueban cosas nuevas constantemente.

3. Te permitirá ganar autoconfianza
Salir de la zona de confort y dar los pasos necesarios para conseguir tus objetivos va a tener efectos positivos en tus creencias de autoeficacia (o autoconfianza), es decir, en la percepción que tienes sobre si serás capaz de alcanzar tus metas. Este concepto lo introdujo el canadiense Albert Bandura, uno de los psicólogos más reconocidos y que elaboró la Teoría del Aprendizaje Social: que explica la regulación de la motivación y la acción humana.
Por tanto, salir de la zona de confort y ponerte a prueba te hará ver con tus propios ojos que dominas ciertas habilidades que te van a permitir salir airoso de situaciones que pueden parecer complicadas a priori. Una percepción de autoeficacia positiva está asociada a pensamientos y aspiraciones positivas acerca de una conducta exitosa, menor estrés, ansiedad y percepción de amenaza, junto con una adecuada planificación del curso de acción y anticipación de buenos resultados.

4. Te ayudará a seguir con tu desarrollo personal
De jóvenes somos más propensos a arriesgarnos, pero a medida que nos hacemos mayores aprendemos a temer al fracaso, pudiendo llegar a la indefensión aprendida y a la paralización (¿conoces la "parálisis del análisis"?). Esto puede suponer un coste emocional serio si no cambiamos la manera de pensar, pues puede ser un impedimento para seguir con nuestra transformación hacia un mayor bienestar.
En su libro “Auto-renovación”, el escritor John Gardner afirma: *“Pagamos un precio muy alto por nuestros fracasos y es un obstáculo enorme en nuestro crecimiento. Esto provoca que nuestra personalidad no se desarrolle y no permite la exploración y la experimentación. No hay aprendizaje sin algo de dificultad. Si quieres seguir creciendo, debes superar el miedo al fracaso”.

5. Conocerás a gente nueva y vivirás nuevas experiencias gratificantes
Salir de la zona de confort te permite tener nuevas experiencias, hacer actividades que no estaban dentro de tu agenda y conocer a gente nueva. Esto te va a permitir tener una vida más placentera y te va a permitir hacer nuevas amistades. Incluso puede que conozcas al amor de tu vida por salir de la zona de confort.

6. Los nuevos retos pueden hacerte envejecer mejor
Un estudio llevado a cabo en 2013 encontró que aprender nuevas habilidades mientras se mantiene una red social fuerte nos ayuda a conservar una buena agudeza mental a medida que envejecemos.
La directora del estudio Denise Park, investigadora de la Universidad de Texas en Estados Unidos concluyó: “Parece ser que salir a realizar actividades no es suficiente. Es importante salir y realizar actividades que no sean familiares y que sean mentalmente desafiantes, pues proporcionan una gran estimulación tanto a nivel mental como social. Cuando estas dentro de la zona de confort es posible que estés fuera de la zona de mejora”.

CONSEJOS PARA SALIR DE LA ZONA DE CONFORT

Desde luego, es muy fácil decirlo pero bastante más complicado hacerlo. Sin embargo, y aunque salir de la zona de confort sea complicado por la propia definición de este concepto, no es misión imposible. Si necesitas algo de ayuda o claves para salir de la zona de confort, puedes seguir estas pautas de comportamiento.

1. Desafíate y rinde al máximo
Salir de la zona de confort es un aspecto importante en el crecimiento personal, pues es no es posible pensar que llegaremos al lugar que queremos llegar haciendo lo justo y necesario y estando inmersos en la misma rutina de siempre.
Alcanzar nuevas cimas supone el riesgo de hacer cosas que no se nos dan tan bien o que nos provocan cierto miedo o inseguridad (al menos al principio). Según un estudio llevado a cabo por un grupo de psicólogos, un poco de ansiedad puede ser positivo para mejorar nuestro rendimiento y nos permite seguir creciendo profesionalmente. Por tanto, convierte esas situaciones que te provocan ansiedad en situaciones estimulantes y que nadie te pare los pies. No le llames nervios o inseguridad, llámale "emoción".

2. Piensa en tu estilo de hacer las cosas... y actúa en el sentido opuesto
Busca las situaciones que puedan obligarte a salir de tu zona de confort. Experimenta con estilos de baile que nunca asociarías con tu manera de ser, involúcrate en proyectos creativos que te fuercen a pensar de manera diferente, para experimentar contextos desafiantes a los que adaptarte. Si te propones gestionar estos cambios, y estos no son excesivamente extremos, esto hará que te vuelvas más flexible y asumas mejor la variabilidad y los cambios.

3. Busca cambios materiales en las cosas que te rodean
Para hacer cosas nuevas a las que no se está acostumbrado, nada como exponerse a ambientes nuevos. Físicamente novedosos, literalmente. La clave está en proponerte el objetivo de exponerte a situaciones novedosas haciendo que los espacios en los que te encuentras sean otros.
Anímate a cambiar tu manera de vestir o la decoración de tu casa, muévete por entornos distintos y, por supuesto, viaja todo lo que puedas o incluso vete a vivir a otro lugar, aunque sea durante un tiempo. Esto conseguirá en ti un efecto similar al del consejo anterior, sólo que en este caso, en vez de variar las situaciones cuyo significado no asociarías con tu persona, harás lo mismo con espacios físicos.

4. Anticipa todas las excusas que te vas a poner
Sé consciente de que, cuando te fijes metas que te resulten incómodas dentro de tu zona de confort, inconscientemente vas a estar buscando un montón de excusas para no hacerlo. Juzga estas excusas como lo que son: invenciones cuyo único objetivo es racionalizar la aceptación de la comodidad.

5. Exponte más a conocer gente nueva
¿No te gusta hablar con la gente? Oblígate a hacerlo, aunque el cuerpo no te lo pida. No hace falta que el diálogo sea perfecto, ni que las personas se lleven la mejor imagen de ti. Actuando con naturalidad todo fluirá como debe, y será divertido comprobar con qué facilidad pueden funcionar las interacciones con los demás si no se piensa muy bien lo que es está diciendo.

6. Haz que tus amigos y familia cooperen
Si las personas de tu entorno cercano saben que quieres salir de tu zona de confort, te ayudarán a lograrlo y quizás te preparan alguna "sorpresa". Del mismo modo, cuando tomes la iniciativa y emprendas proyectos nuevos y excitantes, te apoyarán y, probablemente, te mostrarán signos de apoyo o admiración, lo cual te servirá como refuerzo.

7. Dale una oportunidad a tu faceta espiritual
¿Conoces los beneficios de la meditación o de la filosofía Mindfulness? Hay hábitos que consiguen mejorar nuestro estado de ánimo y nos liberan de muchas creencias que nos anclan en nuestra zona de confort. Desarrollar un yo espiritual es una de las maneras más prácticas de conseguir un bienestar emocional capaz de acabar con la vida rutinaria.

https://psicologiaymente.com/coach/salir-zona-de-confort-claves
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TODO SOBRE LA DEPRESIÓN / CÓMO SALIR DE LA DEPRESIÓN.
« Último mensaje por elisa en Marzo 12, 2024, 05:52:55 am »
CÓMO SALIR DE LA DEPRESIÓN.
Coescrito por Trudi Griffin, LPC, MS

Si estás lleno de sentimientos de inutilidad, tristeza y falta de esperanza, entonces es posible que tengas un cuadro de depresión. Esta es una condición diferente del simple hecho de estar triste o de tener una mala semana, pues resulta debilitante y puede impedirte disfrutar la vida. Si bien puede serte difícil imaginar que es posible recobrar los anteriores sentimientos de felicidad, puede controlar tu depresión y enrumbarte hacia la senda de la recuperación al aumentar tu red de apoyo social, modificar tu manera de pensar, mejorar tu salud física y lidiar con esta condición de manera saludable.

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« Último mensaje por elisa en Marzo 12, 2024, 05:51:31 am »
CLAVES PARA AFRONTAR EL MIEDO.

El miedo es una de nuestras emociones primarias; se trata de un mecanismo de defensa innato que se activa ante la percepción de un peligro o amenaza.

Aunque las sensaciones que provoca son muy intensas y desagradables; la función principal del miedo es la de avisarnos de un peligro para que podamos ponernos a salvo; es decir, sentir miedo nos hace ser conscientes de que existe un riesgo, y de que tenemos que tomar medidas para protegernos.
Cuando nos encontramos ante lo que consideramos una amenaza nuestro cuerpo se prepara y sufre una serie de cambios: el corazón palpita con más velocidad para enviar sangre a las extremidades y al cerebro; las pupilas se dilatan; nuestra respiración se hace más rápida y los músculos se tensan. Nuestro metabolismo se acelera y aumenta la presión arterial, la adrenalina y los niveles de glucosa en la sangre; el sistema inmunológico se detiene; así como todas las funciones no esenciales en el cuerpo. Estas reacciones fisiológicas nos preparan para actuar frente al peligro, ya sea a través de la huida o de la lucha.

A pesar de su función protectora, el miedo puede convertirse en una emoción negativa cuando toma el control de nuestra vida y afecta a nuestro funcionamiento.

Cuando el miedo nos limita en nuestro día a día y no nos deja avanzar en la consecución de nuestros objetivos, se convierte en un problema.
A lo largo de nuestra vida enfrentamos diferentes situaciones cargadas de incertidumbre que nos provocan miedo; si no tenemos las herramientas necesarias para manejarlas adecuadamente, es posible que desarrollemos diferentes tipos de temores: al fracaso, al rechazo, a las pérdidas, a la muerte y, sobre todo, a los grandes cambios.
Todos estos miedos nos obligan a mantenernos en nuestra “zona de confort”; no nos permiten avanzar y desarrollarnos; nos mantienen bloqueados, limitan nuestras metas, nuestras acciones y nuestras decisiones. Pueden llegar a generarnos tanta inseguridad que es posible que nos paralicen y terminemos por abandonar algún proyecto mucho antes de comenzarlo. En estos casos el miedo deja de ser un mecanismo de alerta ante los posibles peligros para transformarse en una actitud ante la vida que nos impide vivirla plenamente.
Aunque no podemos, ni sería recomendable, eliminar el miedo de nuestras vidas, ya que como hemos visto es una emoción que nos avisa de cuando estamos en peligro; sí es necesario, aprender a convivir con él, a manejarlo y sobretodo a evitar que bloquee nuestra vida o nos paralice.

Para superar el miedo, es muy importante aceptarlo, en vez de luchar contra él o negar que nos sentimos asustados.

Todos sentimos miedo y no es un síntoma de debilidad; al contrario, sentir miedo indica que estamos ante una situación que para nosotros es amenazante; si reconocemos e identificamos nuestro temor estaremos en mejor posición para hacerle frente; ya que eso nos permitirá movilizar nuestros recursos para afrontar la situación temida.
Cuando se trate de un temor irracional, el primer paso será comprender que nuestra reacción es desproporcionada y que no existe una base lógica para ese miedo; en este sentido, la terapia cognitivo-conductual puede ser de mucha utilidad.
Muchos miedos están basados en creencias falsas o pensamientos catastróficos; identificar estos patrones de pensamiento y empezar a cuestionarlos, nos posibilitará comprender y diferenciar entre el peligro real y el percibido; se trataría de tener una visión lo más realista posible, para no desvirtuar y complicar más la situación.
Por otra parte, la persona que tiene miedo tiende a evitar las situaciones en las que no se siente a la altura de las circunstancias; pero de esta manera, a largo plazo, lo único que consigue es acrecentar su miedo y limitar, cada vez más, su vida.
Una alternativa mejor, y más efectiva, es actuar aún a pesar de él; para hacerlo, será necesario que aprendamos estrategias que mitiguen, por una parte, las reacciones fisiológicas del miedo (como por ejemplo técnicas de relajación) y a la vez, nos permitan exponernos a la situación temida.

Con la exposición gradual y continuada de aquello que nos causa temor, conseguiremos que el miedo vaya desapareciendo, ya que con el tiempo aumentará la confianza en nuestra capacidad y en nuestros recursos para afrontar la situación de forma efectiva.

Vivir sin miedo no es posible, el miedo es necesario; si no lo sintiéramos en ocasiones actuaríamos de forma temeraria; pero afrontar esos temores que nos impiden avanzar, que nos bloquean y no nos dejan decidir libremente, es una de las mejores formas de crecer como personas y de alcanzar una vida más plena.

https://albamarpsicologia.com/afrontar-el-miedo/

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