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CÓMO HAGO PARA PERDONARME.

El perdón propio es un viaje intrincado y profundamente personal, un proceso esencial para la sanación emocional y el crecimiento personal. A menudo, somos nuestros críticos más severos, aferrándonos a errores pasados y permitiendo que la culpa empañe nuestro presente y futuro. Sin embargo, liberarnos de este peso es fundamental para alcanzar la paz interior y avanzar con ligereza. Este artículo explora las múltiples facetas del perdón propio, ofreciendo una guía amplia para aquellos que buscan liberarse de la auto-recriminación.

EL PRIMER PASO: RECONOCER Y ACEPTAR.

El punto de partida en el camino hacia el perdón propio es la honestidad brutal con uno mismo. Implica reconocer las acciones o decisiones que lamentamos, sin excusas ni justificaciones defensivas. Aceptar nuestra responsabilidad, incluso cuando el error fue involuntario o las circunstancias fueron complejas, es crucial. Esta aceptación no significa revolcarnos en la culpa, sino más bien reconocer la realidad de lo sucedido. Es un acto de valentía mirarse al espejo y decir: "Sí, esto pasó, y yo tuve un papel en ello".

EXPLORANDO LAS EMOCIONES:

Junto con el reconocimiento viene la necesidad de explorar las emociones que rodean nuestros errores. La culpa, la vergüenza, el arrepentimiento, la tristeza e incluso la ira pueden estar presentes. Permitirnos sentir estas emociones plenamente, sin juzgarlas ni reprimirlas, es un paso vital. Estas emociones son mensajeros, indicándonos que algo no está en armonía. Ignorarlas solo las hará persistir y, potencialmente, intensificarse. La práctica de la atención plena (mindfulness) puede ser una herramienta valiosa para observar estas emociones sin quedar atrapados por ellas.

LA AUTOCOMPASIÓN COMO BÁLSAMO:

La autocompasión es un ingrediente esencial en el proceso de perdón propio. Implica tratarnos con la misma amabilidad, comprensión y paciencia que ofreceríamos a un amigo que ha cometido un error. Significa reconocer nuestra humanidad compartida: todos cometemos errores, todos tropezamos. En lugar de castigarnos con dureza, podemos practicar la gentileza hacia nosotros mismos. Pregúntate: "¿Qué le diría a un ser querido en esta situación?" Intenta ofrecerte esas mismas palabras de consuelo y comprensión.

DESAFIAR EL DIÁLOGO INTERNO NEGATIVO:

A menudo, la dificultad para perdonarnos radica en la persistencia de un crítico interno implacable. Este diálogo interno negativo puede estar lleno de acusaciones, juicios y recriminaciones constantes. Es crucial identificar estos patrones de pensamiento y desafiarlos activamente. Pregúntate si estas creencias sobre ti mismo son realmente verdaderas y si te están sirviendo de alguna manera. Reemplaza las autocríticas severas con afirmaciones más compasivas y realistas.

HACER LAS PACES CON EL PASADO:

El perdón propio no significa olvidar lo sucedido, sino más bien dejar de permitir que el pasado controle nuestro presente. Implica aprender de nuestros errores, extraer las lecciones valiosas que puedan ofrecernos y luego liberarnos de la carga emocional que conllevan. Podemos reflexionar sobre lo que haríamos diferente ahora, cómo hemos crecido a partir de la experiencia y qué podemos hacer en el futuro para evitar errores similares.

BUSCAR LA REPARACIÓN CUANDO SEA POSIBLE:

Si nuestros errores han afectado a otras personas, buscar la reparación puede ser una parte importante del proceso de perdón propio. Esto puede implicar disculparse sinceramente, asumir la responsabilidad de nuestras acciones y, si es posible, tomar medidas para corregir el daño causado. Ofrecer una disculpa genuina, sin esperar nada a cambio, puede ser liberador tanto para nosotros como para la otra persona.

ESTABLECER LÍMITES Y AVANZAR:

Perdonarnos a nosotros mismos no significa justificar o minimizar nuestras acciones. Significa reconocer que somos seres humanos imperfectos capaces de cometer errores, pero también capaces de aprender y crecer. Una vez que hemos procesado nuestras emociones, aprendido de la experiencia y, si es necesario, buscado la reparación, es importante establecer límites con el pasado. No permitas que la culpa te paralice o defina tu futuro. Enfócate en el presente y en las acciones que puedes tomar para construir un futuro más alineado con tus valores.

BUSCAR APOYO:

El camino hacia el perdón propio a veces puede ser difícil de recorrer solo. Buscar el apoyo de amigos, familiares o un terapeuta puede ser invaluable. Compartir nuestros sentimientos y experiencias con alguien de confianza puede ofrecer una nueva perspectiva y brindarnos el apoyo emocional que necesitamos. Un profesional de la salud mental puede proporcionar herramientas y estrategias específicas para trabajar en el perdón propio de manera saludable y efectiva.

EL PERDÓN COMO UN PROCESO CONTINUO:

Es importante recordar que el perdón propio no es un evento único, sino más bien un proceso continuo. Habrá momentos en los que las viejas heridas puedan resurgir, y es fundamental abordarlas con la misma compasión y comprensión que hemos cultivado. Ser pacientes con nosotros mismos y reconocer que el crecimiento personal lleva tiempo es clave.
En última instancia, perdonarnos a nosotros mismos es un acto de amor propio. Es liberarnos de las cadenas del pasado para poder vivir plenamente en el presente y construir un futuro más brillante. Al abrazar nuestra humanidad imperfecta y ofrecernos la misma gracia que extendemos a los demás, abrimos la puerta a la sanación, la paz y la posibilidad de un crecimiento continuo.

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CÓMO QUITARME LA IDEA DE QUE NO PUEDO CAMBIAR.

Una de las creencias más paralizantes que una persona puede tener es la idea de que no puede cambiar. ESTA CREENCIA, AUNQUE MUCHAS VECES SE SIENTE VERDADERA, NO LO ES. NO ES UNA REALIDAD, SINO UNA INTERPRETACIÓN QUE SE HA INSTALADO CON EL TIEMPO, REFORZADA POR MIEDOS, FRACASOS PASADOS O EXPERIENCIAS DOLOROSAS. Cambiar es posible, pero para lograrlo, lo primero que hay que transformar es precisamente esa idea de que el cambio no es posible.

1. RECONOCE QUE ESA CREENCIA ES UNA VOZ, NO UN HECHO
Cuando te dices “yo no puedo cambiar”, ¿de dónde viene esa afirmación? ¿Quién la está diciendo? Muchas veces, esa idea es una voz heredada: de un entorno crítico, de fracasos repetidos o de un diálogo interno negativo. No es una verdad absoluta.
Aprender a ver esa frase como una creencia —y no como una sentencia— es el primer paso. Pregúntate: ¿Qué pruebas reales tengo de que no puedo cambiar? La mayoría de las veces, descubrirás que son miedos disfrazados de certezas.

2. CAMBIA TU LENGUAJE INTERNO
Las palabras que usas contigo mismo crean tu realidad. Decir “no puedo cambiar” refuerza la parálisis; en cambio, empezar a decir “me cuesta, pero estoy aprendiendo a cambiar” abre una puerta. Es un lenguaje más honesto y, al mismo tiempo, más esperanzador.
Empieza a usar frases como:
•   “Estoy en proceso de…”
•   “Todavía no lo logro, pero puedo aprender.”
•   “He cambiado antes, puedo volver a hacerlo.”

Este tipo de lenguaje no niega la dificultad, pero la enfrenta desde una perspectiva de posibilidad.

3. IDENTIFICA LOS MIEDOS DETRÁS DEL “NO PUEDO”
Muchas veces, decir “no puedo cambiar” es una forma de protegerse. Cambiar implica salir de lo conocido, asumir riesgos, enfrentar incomodidades. Es natural que eso genere miedo. Pero cuando reconoces que tu resistencia al cambio no es incapacidad, sino miedo, puedes empezar a trabajar con ese miedo.
Pregúntate: ¿A qué le tengo miedo si cambio? ¿Qué parte de mí se siente amenazada? Tal vez temas fallar, ser rechazado, o dejar atrás una identidad cómoda. Esos temores necesitan ser escuchados con compasión, no reprimidos.

4. RECUERDA QUE YA HAS CAMBIADO ANTES
Haz un repaso de tu vida. ¿Eres exactamente la misma persona que hace 5 años? ¿Piensas lo mismo, sientes igual, actúas igual? La verdad es que todos cambiamos, constantemente. Lo que ocurre es que no siempre somos conscientes de ello.
Haz una lista de cambios que ya hayas logrado: hábitos superados, relaciones que has sanado, decisiones difíciles que tomaste. Reconocer tus propios pasos previos rompe la ilusión de que eres inmóvil.

5. RODÉATE DE INSPIRACIÓN REAL
A veces creemos que no podemos cambiar porque estamos atrapados en entornos donde nadie cambia, donde se premia la resignación. Cambia eso.
Busca personas, lecturas, historias o incluso películas que muestren procesos de transformación auténticos. No idealizados, sino reales: con tropiezos, dudas, y también conquistas. Ver que otros lo han hecho no es una comparación; es una prueba de posibilidad.

6. PEQUEÑOS CAMBIOS, GRANDES PRUEBAS
No necesitas empezar con un cambio radical. Empieza con algo pequeño y concreto: levantarte más temprano un día, decir que no cuando sientes que debes, hacer una caminata si nunca haces ejercicio, escribir lo que sientes si nunca lo expresas.
Esos pequeños actos rompen el mito de la imposibilidad. Cada acción cuenta como evidencia de que tú sí puedes modificar tu vida, paso a paso.

7. ACEPTA QUE CAMBIAR DUELE… Y ESO ESTÁ BIEN
El cambio auténtico incomoda. Toca heridas, desarma viejos patrones, te enfrenta contigo mismo. No es fácil, pero eso no significa que no sea posible. De hecho, la incomodidad es una señal de crecimiento.
Permítete sentir esa incomodidad sin interpretarla como un fracaso. No necesitas hacerlo todo perfecto: necesitas persistir, aun con dudas, incluso con miedo.

8. BUSCA AYUDA SI ES NECESARIO
A veces, las creencias negativas están muy arraigadas y no se pueden mover solo con fuerza de voluntad. En esos casos, la ayuda profesional puede ser una herramienta clave. Un terapeuta, un mentor, un guía espiritual o un buen acompañante de vida puede ayudarte a ver lo que tú solo no alcanzas a ver.
Pedir ayuda no es debilidad: es inteligencia emocional.

CONCLUSIÓN

La idea de que no puedes cambiar es solo eso: una idea. No es tu destino, no es tu identidad. Tú no eres tus pensamientos más oscuros ni tus fracasos del pasado. Eres un ser en proceso, capaz de aprender, crecer, transformarse.
Cambiar comienza por cuestionar esa voz interna que te dice que no puedes. Se trata de pasar de la resignación a la curiosidad, del miedo a la acción, del juicio a la compasión contigo mismo.
La transformación real no ocurre de un día para otro, pero cada paso, por pequeño que parezca, te acerca a una versión más libre y plena de ti mismo.

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CÓMO RESTAR EL DOLOR POR MIS ERRORES Y FRACASOS: Un Camino Hacia la Resiliencia y el Aprendizaje.

Los errores y los fracasos son inevitables en la travesía de la vida. En lugar de ser señales de derrota, son peldaños en el camino del crecimiento y el aprendizaje. Sin embargo, el dolor emocional que a menudo los acompaña puede ser intenso y paralizante. Aprender a restar ese dolor, a disminuir su impacto en nuestra psique, es fundamental para cultivar la resiliencia, mantener la motivación y seguir avanzando. Este artículo explora estrategias efectivas para procesar y mitigar el sufrimiento causado por nuestros errores y fracasos.

COMPRENDIENDO LA NATURALEZA DEL DOLOR POR ERRORES Y FRACASOS

El dolor que sentimos ante nuestros errores y fracasos es una respuesta emocional compleja que puede involucrar sentimientos de vergüenza, culpa, decepción, frustración e incluso tristeza. Esta reacción es natural, ya que nuestros errores pueden tener consecuencias tangibles y pueden desafiar nuestra autoimagen y nuestras expectativas.
Sin embargo, la intensidad y la duración de este dolor pueden variar significativamente. A menudo, lo que agrava el sufrimiento no es el error o el fracaso en sí, sino nuestra interpretación y reacción ante ellos. La autocrítica severa, la rumiación constante y la percepción de que somos inherentemente defectuosos pueden intensificar y prolongar el dolor emocional.

ESTRATEGIAS PARA DISMINUIR EL DOLOR EMOCIONAL

Aprender a restar el dolor por nuestros errores y fracasos implica un cambio de perspectiva y la adopción de estrategias de afrontamiento saludables. Aquí te presento algunas claves:

1.   Permítete sentir el dolor: Intentar reprimir o negar el dolor emocional solo lo intensifica a largo plazo. Permítete sentir la tristeza, la frustración o la decepción sin juzgarte por ello. Reconoce que estas emociones son una respuesta natural a la experiencia.
2.   Practica la autocompasión: En lugar de recurrir a la autocrítica severa, trátate con la misma amabilidad y comprensión que ofrecerías a un amigo que ha cometido un error o ha fracasado. Recuerda que todos somos humanos y que equivocarse es parte del aprendizaje.
3.   Reencuadra el error o el fracaso: Intenta cambiar tu perspectiva sobre lo sucedido. En lugar de verlo como una prueba de tu ineptitud, considéralo como una oportunidad de aprendizaje y crecimiento. Pregúntate: ¿Qué puedo aprender de esta experiencia? ¿Qué puedo hacer diferente la próxima vez?
4.   Concéntrate en el proceso, no solo en el resultado: A veces, el "fracaso" es simplemente un resultado no deseado a pesar de haber puesto esfuerzo y dedicación. Valora el aprendizaje y el crecimiento que obtuviste durante el proceso, independientemente del resultado final.
5.   Separa tu identidad de tus acciones: Un error o un fracaso no definen quién eres como persona. Son eventos aislados que no disminuyen tu valía intrínseca. Recuerda tus fortalezas y tus logros pasados.
6.   Busca el apoyo de los demás: Hablar con amigos de confianza, familiares o un terapeuta puede ayudarte a procesar tus emociones y obtener diferentes perspectivas. Compartir tu experiencia puede aliviar la sensación de aislamiento y vergüenza.
7.   Practica el mindfulness: La atención plena te ayuda a observar tus pensamientos y emociones sin quedar atrapado por ellos. Permite que el dolor fluya sin aferrarte a él ni juzgarlo.
8.   Toma responsabilidad, pero evita la culpa paralizante: Asume la responsabilidad por tu parte en el error o el fracaso, pero evita caer en una culpa excesiva y paralizante. La culpa constructiva te impulsa a aprender y mejorar; la culpa tóxica te estanca.
9.   Establece límites de tiempo para la rumiación: Es natural reflexionar sobre lo sucedido, pero la rumiación constante puede prolongar el dolor. Dedica un tiempo limitado a analizar la situación y luego intenta dirigir tu atención hacia otras actividades.
10.   Busca el lado positivo o la lección oculta: A veces, incluso de los errores y fracasos más dolorosos pueden surgir oportunidades inesperadas o lecciones valiosas que no habríamos aprendido de otra manera.
11.   Perdónate a ti mismo: El perdón es un acto liberador que te permite dejar ir el peso del pasado. Reconoce que hiciste lo mejor que pudiste con la información y los recursos que tenías en ese momento.
12.   Cuida tu bienestar físico y emocional: Durante momentos de dolor emocional, es fundamental mantener hábitos saludables como dormir lo suficiente, comer bien y hacer ejercicio. También dedica tiempo a actividades que te brinden alegría y relajación.
13.   Recuerda que el fracaso no es el final: Muchos éxitos notables han surgido de una serie de fracasos previos. Considera tus errores y fracasos como parte del proceso hacia tus metas.
14.   Visualiza un futuro diferente: Una vez que hayas procesado el dolor, enfoca tu atención en el futuro y en cómo puedes aplicar lo aprendido para evitar errores similares o para alcanzar tus objetivos de manera diferente.
15.   Celebra tu valentía al intentarlo: Incluso si el resultado no fue el deseado, reconoce tu coraje al haberte arriesgado y haber intentado algo. La valentía de intentarlo es en sí misma un logro.

TRANSFORMANDO EL DOLOR EN FORTALEZA

El objetivo no es evitar el dolor por completo, ya que es una parte natural de la experiencia humana. El objetivo es aprender a procesarlo de manera saludable y a transformarlo en resiliencia y sabiduría. Al restar el poder paralizante del dolor, nos abrimos a la posibilidad de aprender de nuestros errores, adaptarnos a los desafíos y seguir adelante con mayor fortaleza y comprensión.
Cada error y cada fracaso son oportunidades disfrazadas para conocernos mejor, para refinar nuestras habilidades y para acercarnos a nuestros objetivos con una perspectiva más informada. Al adoptar una actitud de aprendizaje y autocompasión, podemos convertir el dolor en un catalizador para el crecimiento personal y la resiliencia. El camino hacia el éxito a menudo está pavimentado con los restos de nuestros errores y fracasos, siempre y cuando aprendamos a restarles su poder destructivo y a extraer de ellos valiosas lecciones.

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PAREJA, FAMILIA Y RELACIONES / CUANDO TE ESTÁN TRATANDO MAL Y TÚ NO TE DAS CUENTA.
« Último mensaje por Irene Zambrano en Junio 18, 2025, 07:39:52 am »
CUANDO TE ESTÁN TRATANDO MAL Y TÚ NO TE DAS CUENTA.
•   Vanessa Carreño Andrés

¿Alguna vez has sentido que tu pareja te trata mal? Y digo pareja porque es con quien más suelen darse las situaciones de las que te voy a hablar, pero también podría ser un familiar, un jefe o un compañero de trabajo.
¿Crees que es posible dejar de sentirte mal cuando tu pareja te trata mal y aceptarle como es? No, no es posible. Al menos, no si quieres que te quede algo de dignidad y de autoestima.
La ceguera y el autoengaño que padece alguien que está en una relación de maltrato psicológico es bestial. Lo sé porque lo he vivido. Como los golpes no son físicos, sino emocionales, te resulta mucho más difícil identificar lo que está ocurriendo: que tu pareja te trata mal y tú no te estás dando cuenta.

DIEZ SEÑALES DE MALTRATO PSICOLÓGICO EN UNA RELACIÓN DE PAREJA

Por eso, porque el maltrato psicológico es muy sutil e invisible para los demás, incluso para ti misma, es fundamental que si te sientes mal en una relación pares un momento y te hagas preguntas que te ayuden a darte cuenta de si es que la otra persona te está tratando mal.
Aquí tienes diez señales muy claras… Sin duda tu pareja (o quien sea) te está tratando mal si…

1.Si te desprecia, si te humilla, si te insulta, si te responde mal, si te grita, si se burla de ti, si le quita valor a tus opiniones, si se ríe de lo que dices, si se pone por encima de ti…
Por ejemplo, si te juzga y te dices que eres débil, que eres demasiado lenta o que eres infantil…
O si te dice que tu opinión no es válida, que “tú no tienes ni idea”, que “quita de ahí que no sabes hacer las cosas”, que “vaya tonterías dices”.
Expresiones como “calla que no sabes de lo que hablas”, “calla que no sabes lo que dices”, “sólo a ti se te ocurren esas cosas” o “a ti nadie te ha pedido opinión”.
Por ejemplo, algo que le pasó a una coachee: su pareja le preguntó si quería hacer algo y ella se quedó pensando unos segundos. Y de repente él se enfadó: “¡Contigo es imposible! ¡Se me quitan las ganas de todo!”.
Ejemplos como estos son señal de que tu pareja te trata mal.
Y ojo porque todo esto puede ser tan sutil que tú ni te des cuenta de lo que está pasando.

2.Si no puedes expresar lo que sientes, lo que piensas, ni lo que te disgusta. Si has llegado a un punto en el que te da miedo decir las cosas porque temes la reacción del otro.
Como me decía una coachee: “si estoy callada todo va bien, pero en cuanto hablo se estropea”.
Es decir, el otro puede traspasar tus límites todo lo que quiera, y tú tienes que dejar que lo haga si quieres que estéis bien. Porque en cuanto te quejas o en cuanto pones un límite, él se enfada. Y tú, cuanto más miedo tienes a esas reacciones, más te vas callando.
“Me quedo callada pensando en que así, si conseguimos estar varios días sin discutir, volveremos a estar bien. Y él volverá a ser el mismo de antes”, me decía esa misma coachee.
Y da igual lo asertiva o lo respetuosa que seas, ni con esas eres capaz de expresar algo que te ha dolido o molestado sin que el otro se enfade.

3.Si sientes que no eres libre, que no puedes tomar tus propias decisiones y que la otra persona intenta controlarte, también es señal de que tu pareja te trata mal.
Esto le pasa a una de las mujeres que está haciendo ahora mi programa de autoestima. Y cuando le decía a su pareja que no se sentía libre para hacer lo que ella quería, él le respondía que no había sido para tanto, que era una exagerada y que cómo se lo tomaba todo. Hasta el punto de que terminaba dudando de sí misma y pidiéndole perdón.

4.Si sientes que no puedes ser tú, que tienes que mutilarte a ti misma para que estéis bien.
Si piensas en uno de esos momentos en los que tu pareja te ha criticado y se ha metido contigo y con cómo haces las cosas, te das cuenta de que estabas siendo tú misma más que nunca, de que era algo muy tuyo, muy auténtico de ti.
Por ejemplo, si le parece mal que seas amable y simpática con un desconocido, y te das cuenta de que es que tú eres así. Pero tienes que dejar de serlo para que a él no le moleste.
O si estáis haciendo turismo y a ti te sale preguntarle a alguien de la zona por un buen sitio para cenar, y a él le parece mal.
O si no te gusta el plato que te ponen en un restaurante y pides que te lo cambien, porque eso encaja con tu forma de ser. Y él se enfada y te menosprecia por ser así.
Es decir, si tu pareja no te deja ser tú misma, si te desprecia por ser como eres y pierdes tu esencia al lado de esa persona, te está tratando mal.

5.Si te deja en ridículo delante de otras personas, como si fueras tonta o no supieras hacer las cosas.
Este es uno de los comportamientos que hace que en una relación de este tipo nos vayamos aislando, dejando de ver a otras personas, y sintiendo que cada vez dependemos más de nuestra pareja. Que es justo lo contrario de lo que necesitaríamos sentir…

6.Si es una de esas personas que va de un extremo al otro. Que un día es encantador y al día siguiente es cruel y agresivo. Con cambios de humor muy bruscos, que se enfada de repente, sin control, que en cuestión de segundos pasa de cero a cien.
Con este tipo de personas tienes la sensación de estar como en un campo de minas, siempre tensa, siempre pendiente de cómo va a reaccionar. Cada vez mides más tus palabras hasta que llega un punto en el que dejas de expresarte para evitar un conflicto.

7.Si te miente, por supuesto, también te está tratando mal.
Y ojo con creer que miente a los demás, pero a ti no. Quien tiene la mentira en su cajón de herramientas habitual es porque no se siente mal mintiendo, y lo puede hacer con cualquiera.

8.Si te dice o te hace sentir que la que lo haces mal eres tú, que lo que os pasa es culpa tuya, y además te castiga por ello.
Por ejemplo, dejando de hablarte o enfadándose porque no has adivinado lo que quería y haciéndote sentir culpable por ello.
Este tipo de manipulaciones también son muy frecuentes, y enganchan muy bien si eres una persona que tiende a sentirse culpable (de éstas era yo).
¿Cómo funciona? Pues si tienes culpa crónica y te sientes culpable por todo, ¿crees que sabrás diferenciar cuándo algo no es culpa ni responsabilidad tuya? ¿Crees que pondrás límites fácilmente? ¿Qué dirás “hasta aquí”? Pues no. Al revés, dudarás de ti, pensarás que tal vez él tenga razón y que esto es porque tú no lo estás haciendo lo suficientemente bien.
“Esto que nos ha pasado hoy es porque yo no hice tal”, “claro, fue culpa mía que tendría que haber sido más cual”, “igual es que no sé decir las cosas”, “me tengo que esforzar más”, “voy a ser más flexible”, “voy a tener más paciencia”…
Así es como se tejen las relaciones manipuladoras basadas en la culpa.
El otro tergiversa las cosas, les da la vuelta, y donde empezaste quejándote por algo, terminas pidiendo perdón.
Por ejemplo, recuerdo a una coachee que tuve hace tiempo y que lo acababa de dejar con su pareja porque él le había sido infiel. Ella quería sacar sus cosas del piso que compartían y él no le dejaba entrar. Le decía que si se llevaba sus cosas se podía despedir de él para siempre, que así no le estaba demostrando que le quisiera. O sea, que él era el que le había puesto los cuernos y casi era ella la que le tenía que pedir perdón por querer llevarse sus cosas.
¿Te das cuenta? Sí, este tipo de manipulaciones se ven muy claras cuando estás fuera, pero no tanto cuando estás dentro de ellas.
9.Si tiene conductas que sabe que te hacen daño y las sigue manteniendo.
Y da lo mismo que un día parezca que sí que lo siente si al día siguiente vuelve a hacer eso que sabe que te hace daño.
Por ejemplo, que se vaya y desaparezca cuando discutís. O que te haga el vacío y te deje de hablar cuando se enfada, aunque sepa cuánto te duele que lo haga.
Que cada vez que tenéis una discusión te diga que no te soporta más, que te amenace con alejarse o con romper la relación.
Que haga comentarios irónicos y bromas que sabe que te molestan.
O que vuelva a sacar una y otra vez un error que cometiste hace tiempo.
Y, de nuevo, como se te ocurra quejarte, terminas pidiendo perdón tú.

10.Si no conecta con tu malestar y cuando le dices que te sientes mal parece que no le importara, sin duda tu pareja te trata mal.
¡Esto es fundamental! Porque es cierto que cuando estás en una relación de este tipo muchas veces no sabes si es que tú eres demasiado sensible y te molestan demasiado las cosas. ¿Te ha pasado?
Bueno, pues para salir de esa confusión algo que nunca falla, la prueba del algodón, es darte cuenta de si el otro te siente mal cuando tú le dices que te ha hecho daño con algo.
Es decir, puede ser que te haya hecho daño sin querer. Pero si cuando le dices cómo te has sentido no es capaz de conectar con tu malestar y sientes que no le importa, que no te quepa duda de que tu pareja te está tratando mal.
¿Qué puedes esperar de alguien que sabe que te hace daño y no se siente mal por ello? Cuando alguien te quiere de una forma sana le dolerá hacerte daño y lo evitará por todos los medios.
En cambio, si tú te sientes mal por cómo te trata esa persona y esa persona no se siente mal por tratarte así, ¡eso no es amor. ¡Eso es maltrato!

CUALQUIERA PUEDE ACABAR EN UNA RELACIÓN DE MALTRATO

Antes de terminar, y pensando en las dudas que suelen tener las mujeres que hacen mis programas de Coaching cuando se dan cuenta de que están en una relación de maltrato, me gustaría aclarar tres puntos muy importantes:
Primero: Lo normal es que la relación al principio fuera perfecta. ¡Claro! Una persona maltratadora no se muestra el primer día, sino no te enamorarías de ella.
Lo habitual es que al principio todo sea maravilloso (o al menos que tú lo recuerdes así). Después, poco a poco, va surgiendo algún conflicto, al principio pequeños y poco a poco más grandes. Empiezan a alternarse los días muy buenos en los que estáis muy bien con los días horribles en los que estáis fatal y eso es un infierno. Y a medida que la relación avanza los días maravillosos van siendo menos y los horribles van siendo más.
Hasta que llega un día en que ya no hay momentos maravillosos. Pero para entonces estás tan enganchada que crees que eres incapaz de dejarlo.
Y sí, ese día en el que ya no hay momentos maravillosos siempre llega.
Segundo: Esto le puede pasar a cualquiera, cualquiera puede acabar en una relación de maltrato psicológico. No tiene nada que ver con tu educación, tu cultura o tu autoestima.
Sí, puedes tener una buena autoestima y, por otros motivos, quedarte enganchada en una relación de maltrato.
Lo que es seguro, sí o sí, es que una vez que te quedas enganchada dentro de la relación tu autoestima se desmorona. Eso precisamente es lo que hace que sigas ahí.
A menos confías en ti, más inútil te sientes, y a más inútil te sientes, menos confías en ti.
Como no pusiste un límite la primera vez que pasó algo, cada día que pasa te resulta más difícil.
¿Y esto cómo se resuelve? Pues solo hay una manera: que recuperes tu autoestima y la confianza en ti.
Porque, que te quede claro, en cualquier relación sana tu autoestima se fortalecerá. Si en una relación tu autoestima se debilita, si te sientes menos desde que estás con esa persona, sin duda es que es una relación tóxica.
Y la última aclaración: Si alguien te trata mal es que no te quiere. Así que si te has sentido identificada con lo que has leído, por favor date cuenta de que ESO NO ES AMOR.

https://coachingtobe.es/cuando-te-estan-tratando-mal-y-tu-no-te-das-cuenta/

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EN LA VEJEZ, APRENDE A SER FRÍO, NUNCA RESPONDAS A ESTAS 7 PREGUNTAS.

ESTOICISMO para la vejez.

vídeo de 43 minutos

https://www.youtube.com/watch?v=CQa1vDlksDY


🛡? Estoicismo en la vejez 🛡? Sabiduría estoica +60 🛡? Envejecer con serenidad 🛡? Fortaleza emocional +60 🛡? Resiliencia en la tercera edad 🛡? Calma interior en la madurez 🛡? Filosofía estoica para mayores 🛡? Cómo afrontar la vejez 🛡? Paz mental después de los 60 🛡? Hábitos estoicos +60 🛡? Claves estoicas para envejecer bien 🛡? Envejecimiento y felicidad 🛡? Bienestar emocional en la madurez 🛡? Mentalidad positiva +60 🛡? Estrategias estoicas para la tercera edad 🛡? Reflexiones para mayores 🛡? Cómo vivir sin miedo a la vejez 🛡? Serenidad y aceptación +60 🛡? Control emocional en la madurez
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¿CUÁNDO VAS A EMPEZAR A SER REALMENTE TÚ MISMO?

Vivimos en una era donde las expectativas externas nos rodean como una niebla constante. Desde pequeños aprendemos a complacer, a adaptarnos, a encajar. Nos enseñan qué es “correcto”, qué se espera de nosotros, cómo debemos vestirnos, hablar, comportarnos, incluso qué sueños deberíamos perseguir. Pero, en medio de todo ese ruido, ¿dónde quedas tú? No el tú fabricado para agradar o sobrevivir, sino el tú auténtico. Ese que nace del silencio, del coraje y de la verdad personal.
La gran pregunta que titula este artículo es incómoda: ¿Cuándo vas a empezar a ser realmente tú mismo? Porque implica que aún no lo eres del todo. Y asumir eso puede doler. Pero también puede liberarte.
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El disfraz cotidiano

Muchos caminamos la vida con máscaras. No por maldad, sino por miedo. Miedo al rechazo, al fracaso, a decepcionar. Nos moldeamos según la opinión de los demás, el grupo social, la familia, las redes sociales. Con el tiempo, el disfraz se vuelve tan pesado que ya no recordamos cómo se siente estar desnudos emocionalmente, siendo sinceros, transparentes, sin filtros.
¿Cuántas veces has callado lo que realmente piensas por miedo a parecer distinto?
¿Cuántas veces has seguido una carrera, una relación o un estilo de vida que no te representa, solo porque “era lo que se esperaba”?
¿Cuántas veces te has traicionado a ti mismo en nombre de la comodidad o del afecto de otros?
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Ser tú mismo no es fácil (pero es necesario)

Ser auténtico no es una moda ni un eslogan inspiracional. Es una revolución interna. Una ruptura. Porque implica desobedecer las expectativas heredadas, mirar adentro y atreverte a nombrar tus deseos más profundos, incluso si incomodan.
Ser tú mismo implica:
•   Decir “no” aunque el otro se enfade.
•   Apostar por lo que amas aunque te tachen de loco.
•   Elegir un camino menos popular.
•   Mostrar tu vulnerabilidad, aun sabiendo que podrías salir herido.
No se trata de imponer tu verdad al mundo, sino de vivir en coherencia con ella. Y eso requiere valentía. La valentía de decepcionar a otros para no decepcionarte a ti.
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¿Cómo se empieza?

No hay una fórmula mágica, pero sí hay decisiones que pueden encender la chispa del cambio. Algunas de ellas podrían ser:
1.   Escucha tu voz interna. En el fondo, sabes quién eres. Pero a veces hay que aprender a escuchar en medio del ruido. La meditación, la escritura personal o el silencio pueden ayudarte a reconectar contigo.
2.   Haz una lista de lo que ya no resuena contigo. Personas, rutinas, creencias, hábitos. ¿Qué partes de tu vida sientes que ya no te representan?
3.   Pregúntate: “¿Esto lo hago por mí o por otros?” Una pregunta honesta, aplicada a decisiones grandes y pequeñas, puede revelar mucho sobre tu grado de autenticidad.
4.   Abraza tu diferencia. Lo que te hace raro es lo que te hace único. No temas ser "demasiado" sensible, intenso, creativo, callado, rebelde. En un mundo que premia lo uniforme, ser distinto es un acto de resistencia.
5.   Rodéate de personas que te acepten tal como eres. La autenticidad florece mejor en un entorno que no exige máscaras.
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¿Y si te juzgan?

Te juzgarán. Sin duda. Porque vivir con autenticidad es un espejo que incomoda a los demás. Pero también atraerás a quienes resuenen con tu verdad, no con tu fachada. Y esos vínculos serán más reales, más profundos, más nutritivos.
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El precio de no ser tú

Seguir interpretando un papel puede darte aprobación momentánea, pero te roba energía, paz y sentido. Hay pocas cosas más dolorosas que llegar al final de una etapa —una relación, un trabajo, una vida— y darte cuenta de que fuiste todo, menos tú mismo.
La autenticidad tiene un precio, sí. Pero la falsedad también. Y el precio de esta última es mucho más alto: se paga en ansiedad, en cansancio existencial, en vacío.
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Ser tú es tu mayor acto de amor propio

La autenticidad no es un destino, es un proceso. Una forma de vivir. Un compromiso diario contigo. Habrá días en los que retrocedas, en los que vuelvas a actuar por miedo. No te juzgues. Solo recuerda que mereces ser tú. Sin permisos. Sin excusas. Sin maquillaje.
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ENTONCES… ¿CUÁNDO VAS A EMPEZAR?

La respuesta es simple: cuando tú decidas.
No cuando el mundo te dé luz verde. No cuando te sientas completamente listo. No cuando todos te entiendan.
Sino cuando te canses de fingir, cuando empieces a elegir la verdad aunque duela, cuando comprendas que el único lugar donde vas a vivir toda tu vida… eres tú mismo.
Y ahí, justo ahí, empieza la libertad.

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¿DE DÓNDE PUEDO SACAR MOTIVACIÓN PARA HACER LO QUE QUIERO HACER?

La motivación es ese motor interno que nos impulsa a perseguir nuestros sueños, metas y deseos. A veces, la tenemos a raudales, pero otras, parece que se esconde y no sabemos dónde encontrarla. No es un recurso inagotable que aparece por arte de magia; más bien, es una combinación de factores internos y externos que podemos aprender a cultivar y aprovechar. Si te preguntas de dónde puedes sacar esa chispa para hacer lo que realmente quieres, aquí tienes algunas fuentes poderosas:
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1. Conecta con tu "porqué" profundo
La motivación más duradera y potente surge de tener claro el propósito detrás de lo que quieres lograr. No se trata solo de la meta final, sino de la razón subyacente que te mueve. Pregúntate:
•   ¿Qué significa esto para mí? ¿Qué valores personales o principios satisface?
•   ¿Cómo mejorará mi vida o la de otros? Visualiza el impacto positivo.
•   ¿Qué pasaría si no lo hiciera? A veces, el miedo a la inacción puede ser un gran motivador.
Cuando tu "porqué" es lo suficientemente fuerte, te servirá como una brújula en los momentos de duda y como un recordatorio constante de tu compromiso.
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2. Establece metas claras y alcanzables (pero inspiradoras)
La ambigüedad es un enemigo de la motivación. Si no sabes exactamente qué quieres lograr o cómo llegar allí, es fácil sentirse abrumado y perder el interés.
•   Define tus metas con especificidad: En lugar de "quiero estar en forma", piensa en "quiero correr 5 km en menos de 30 minutos en 3 meses".
•   Divídelas en pasos pequeños: Un gran objetivo puede parecer intimidante. Desglosarlo en tareas manejables y celebrar cada pequeño avance te dará una sensación de progreso y te mantendrá en el camino.
•   Que sean desafiantes, pero realistas: Las metas demasiado fáciles no motivan, y las inalcanzables generan frustración. Busca el equilibrio.
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3. Busca inspiración en otras personas y experiencias
No estamos solos en la búsqueda de nuestros objetivos. Las historias de éxito (y fracaso, si se aprenden de ellas) de otros pueden ser una fuente inagotable de inspiración.
•   Modelos a seguir: Identifica personas que hayan logrado lo que tú quieres hacer. Investiga sus caminos, sus desafíos y cómo los superaron. No para copiar, sino para aprender y ver que es posible.
•   Comunidades y grupos de apoyo: Unirte a personas con intereses similares puede proporcionarte un ambiente de apoyo, intercambio de ideas y responsabilidad mutua. Saber que otros están en el mismo barco puede ser muy motivador.
•   Libros, documentales y podcasts: Consume contenido que te nutra, te enseñe y te exponga a nuevas perspectivas. Las historias de superación y las lecciones de expertos pueden encender tu fuego interno.
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4. Cultiva un entorno que te impulse
Tu entorno físico y social juega un papel crucial en tu nivel de motivación.
•   Elimina distracciones: Identifica qué te desvía de tus objetivos y busca formas de minimizarlas. Esto puede ser desde silenciar notificaciones hasta reorganizar tu espacio de trabajo.
•   Rodéate de positividad: Pasa tiempo con personas que te animen, te crean capaz y te ofrezcan apoyo. Aléjate de quienes te desmotivan o te transmiten negatividad.
•   Crea un espacio inspirador: Si tu objetivo es escribir, tener un rincón tranquilo y ordenado puede hacer una gran diferencia. Si es hacer ejercicio, preparar tu ropa deportiva la noche anterior puede ser un pequeño empuje.
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5. Celebra los pequeños triunfos y aprende de los reveses
El camino hacia cualquier objetivo está lleno de altibajos. La forma en que manejas estos momentos es clave para mantener la motivación.
•   Reconoce tu progreso: Es fácil centrarse solo en lo que falta. Tómate un momento para mirar hacia atrás y ver lo lejos que has llegado. Cada paso adelante, por pequeño que sea, merece ser celebrado.
•   Aprende del fracaso: Los errores no son el final del camino; son oportunidades de aprendizaje. Analiza qué salió mal, ajusta tu enfoque y sigue adelante. La resiliencia es una fuente inestimable de motivación.
•   Recompénsate: Establece pequeñas recompensas para cuando alcances hitos importantes. Esto refuerza el comportamiento positivo y te da algo que esperar.
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6. Cuida tu bienestar físico y mental
Es difícil sentir motivación cuando tu cuerpo o mente no están en óptimas condiciones.
•   Descanso adecuado: La falta de sueño puede agotar tu energía y tu capacidad de concentración. Prioriza un buen descanso nocturno.
•   Alimentación saludable: Una dieta equilibrada proporciona la energía necesaria para mantenerte activo y con la mente clara.
•   Ejercicio regular: La actividad física no solo es buena para el cuerpo, sino que también libera endorfinas que mejoran el estado de ánimo y reducen el estrés.
•   Manejo del estrés: Encuentra técnicas que te ayuden a gestionar el estrés, como la meditación, el mindfulness o hobbies relajantes.
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La motivación no es un interruptor que se enciende y apaga. Es un músculo que se fortalece con el uso y el cuidado. Al aplicar estas estrategias, no solo encontrarás la motivación para hacer lo que quieres, sino que también construirás hábitos y una mentalidad que te permitirán mantenerla a largo plazo. ¿Qué pequeño paso puedes dar hoy para acercarte a lo que realmente quieres hacer?

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CÓMO PERDER EL MIEDO AL AUTOCONOCIMIENTO: Un Viaje Valiente Hacia Uno Mismo.

El autoconocimiento, esa profunda inmersión en nuestro ser interior, se presenta como un faro que guía hacia una vida más auténtica y plena. Sin embargo, para muchos, este faro proyecta sombras de temor e incertidumbre. La idea de confrontar nuestras propias verdades, desenterrar inseguridades ocultas y reconocer aspectos de nosotros mismos que preferiríamos ignorar puede generar una resistencia palpable. Pero, ¿cómo podemos superar este miedo paralizante y abrazar el poder transformador del autoconocimiento?

COMPRENDIENDO LA RAÍZ DEL MIEDO

Para desmantelar cualquier temor, es crucial comprender su origen. El miedo al autoconocimiento a menudo se nutre de diversas fuentes:

•   Miedo al juicio propio: Tememos descubrir aspectos de nosotros mismos que consideramos negativos, defectuosos o socialmente inaceptables. La autocrítica severa nos paraliza ante la posibilidad de revelar nuestras "imperfecciones".
•   Miedo al juicio ajeno: Nos preocupa que al comprendernos mejor, tengamos que realizar cambios que no sean comprendidos o aceptados por nuestro entorno. El temor al rechazo o la incomprensión puede ser un freno poderoso.
•   Miedo a lo desconocido: El interior de nuestra mente y nuestras emociones puede parecer un territorio inexplorado y potencialmente turbulento. La incertidumbre sobre lo que podríamos encontrar puede generar ansiedad.
•   Miedo al cambio: El autoconocimiento genuino a menudo impulsa la necesidad de realizar cambios en nuestra vida, ya sean hábitos, relaciones o perspectivas. Este proceso de transformación puede resultar intimidante.
•   Experiencias pasadas: Vivencias dolorosas o traumáticas pueden generar un mecanismo de defensa que nos impulse a evitar la introspección para no revivir el sufrimiento.

Reconocer estas raíces es el primer paso para comenzar a desenterrar el miedo y allanar el camino hacia una exploración interior más serena.

ESTRATEGIAS PARA DESAFIAR EL MIEDO Y ABRAZAR LA EXPLORACIÓN INTERIOR

Superar el miedo al autoconocimiento requiere un enfoque gradual, compasivo y valiente. Aquí te presento algunas estrategias efectivas:

1.   Comienza con pequeños pasos: No es necesario sumergirse de golpe en las profundidades del ser. Empieza con ejercicios sencillos de introspección, como dedicar unos minutos al día a reflexionar sobre tus emociones o escribir brevemente sobre tus experiencias. La familiaridad gradual disminuirá la sensación de amenaza.
2.   Cultiva la autocompasión: Recuerda que todos somos seres humanos imperfectos. Aborda tu exploración interior con amabilidad y comprensión hacia ti mismo. En lugar de juzgar lo que descubras, obsérvalo con curiosidad y aceptación. Imagina que estás acompañando a un amigo en este proceso.
3.   Enfócate en el crecimiento, no en la perfección: El autoconocimiento no se trata de encontrar una versión "perfecta" de ti mismo, sino de comprender tu realidad actual para poder crecer y evolucionar. Considera cada descubrimiento como una oportunidad de aprendizaje y desarrollo.
4.   Busca herramientas de apoyo: La meditación mindfulness puede ayudarte a observar tus pensamientos y emociones sin apegarte a ellos ni juzgarlos. Llevar un diario personal te permite externalizar tus reflexiones y patrones. Explorar recursos como libros de autoayuda o podcasts puede ofrecerte nuevas perspectivas.
5.   Considera el apoyo profesional: Un terapeuta o consejero puede proporcionar un espacio seguro y guiado para explorar tus miedos y patrones de pensamiento. Su experiencia puede ser invaluable para navegar por emociones complejas y facilitar el proceso de autoconocimiento.
6.   Reencuadra el "fracaso": Percibe los desafíos y los errores no como pruebas de tu valía, sino como oportunidades de aprendizaje. El autoconocimiento te ayuda a comprender tus reacciones ante estos eventos y a desarrollar estrategias más efectivas para el futuro.
7.   Celebra los pequeños avances: Reconoce y valora cada paso que das en tu viaje de autoconocimiento, por pequeño que parezca. Esto reforzará tu motivación y te ayudará a mantener la perspectiva.
8.   Recuerda los beneficios: Mantén presente los valiosos frutos del autoconocimiento: una mayor autenticidad, relaciones más profundas, una toma de decisiones más alineada con tus valores y una mayor paz interior. Estos beneficios pueden actuar como un poderoso motivador para superar el miedo.
9.   Crea un espacio seguro: Dedica un tiempo y un lugar donde te sientas cómodo y sin interrupciones para realizar tu introspección. Este entorno tranquilo y protegido puede ayudar a reducir la ansiedad asociada con la exploración interior.
10.   Sé paciente contigo mismo: El proceso de autoconocimiento es un viaje continuo, no un destino. Habrá momentos de claridad y momentos de confusión. Sé amable y paciente contigo mismo a lo largo del camino.

EL PODER LIBERADOR DE CONOCERSE

Perder el miedo al autoconocimiento no es un camino fácil, pero es profundamente liberador. Al enfrentar nuestros temores y aventurarnos en la exploración de nuestro ser interior, nos abrimos a la posibilidad de vivir una vida más consciente, auténtica y plena. El autoconocimiento nos empodera para tomar decisiones alineadas con nuestros verdaderos deseos, establecer límites saludables, cultivar relaciones significativas y, en última instancia, construir una vida que resuene con nuestra esencia más profunda.
El miedo puede ser un guardián formidable, pero la curiosidad y el deseo de crecimiento son armas aún más poderosas. Atrévete a mirar dentro, a conocerte verdaderamente, y descubre la fortaleza y la belleza que residen en tu interior. El viaje hacia el autoconocimiento es un acto de valentía que te recompensará con una comprensión más profunda de ti mismo y del mundo que te rodea.

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CÓMO LOGRAR SALIR DE LA DESESPERACIÓN.

La desesperación, ese manto pesado que oscurece la visión y paraliza el espíritu, no es un destino ineludible. Aunque en sus garras la salida parezca un espejismo distante, existen caminos tangibles y estrategias poderosas para reconectar con la esperanza y reconstruir una vida plena. Escapar de la desesperación requiere valentía, autocompasión y un compromiso activo con el propio bienestar. Este artículo explora diversas vías para navegar este laberinto oscuro y encontrar la luz al final del túnel.

1. Reconocer y Aceptar la Oscuridad:
El primer paso crucial para salir de la desesperación es reconocer su presencia sin juicio. Negarla o intentar ignorarla solo la fortalece. Permítete sentir el dolor, la tristeza y la frustración. Identifica los desencadenantes y las manifestaciones de tu desesperación. Llevar un diario puede ser una herramienta valiosa para rastrear tus emociones y patrones de pensamiento. Aceptar la realidad de tu estado emocional es el preludio necesario para iniciar el camino hacia la sanación.

2. Buscar Apoyo y Conexión Humana:
La desesperación a menudo se alimenta del aislamiento. Romper este ciclo buscando el apoyo de seres queridos es fundamental. Habla con familiares, amigos de confianza o incluso considera unirte a grupos de apoyo donde puedas compartir tus experiencias con personas que comprenden tu situación. La conexión humana genuina puede ofrecer consuelo, perspectiva y un sentido de pertenencia que contrarresta la sensación de soledad abrumadora. No tengas miedo de pedir ayuda; es un signo de fortaleza, no de debilidad.

3. Priorizar el Cuidado Personal:
En momentos de desesperación, el autocuidado a menudo se descuida, lo que perpetúa el ciclo negativo. Sin embargo, atender tus necesidades básicas es esencial para recuperar la energía física y mental. Esto incluye:
•   Nutrición: Mantener una dieta equilibrada, incluso si el apetito es escaso. Los alimentos nutritivos pueden mejorar el estado de ánimo y los niveles de energía.
•   Sueño: Establecer una rutina de sueño regular y crear un ambiente propicio para el descanso. La falta de sueño puede exacerbar los sentimientos de desesperación.
•   Ejercicio: Realizar actividad física regular, incluso si son caminatas cortas. El ejercicio libera endorfinas, que tienen efectos positivos en el estado de ánimo.
•   Relajación: Incorporar técnicas de relajación como la meditación, la respiración profunda o el yoga para reducir el estrés y la ansiedad.

4. Desafiar los Pensamientos Negativos:
La desesperación a menudo se acompaña de un diálogo interno negativo y autocrítico. Aprender a identificar y desafiar estos pensamientos distorsionados es un paso crucial. Pregúntate si tus pensamientos se basan en hechos o en interpretaciones pesimistas. Intenta reformular los pensamientos negativos en afirmaciones más realistas y positivas. La terapia cognitivo-conductual (TCC) puede ser especialmente útil para desarrollar estas habilidades.

5. Establecer Metas Pequeñas y Alcanzables:
La magnitud de la desesperación puede hacer que cualquier intento de cambio parezca abrumador. Dividir los objetivos en pasos más pequeños y manejables puede generar una sensación de logro y progreso. Celebra cada pequeña victoria, por insignificante que parezca. Esto ayuda a reconstruir la confianza en tu capacidad para influir en tu vida.

6. Reconectar con tus Valores e Intereses:
La desesperación puede hacer que te desconectes de las cosas que antes te brindaban alegría y significado. Intenta recordar tus pasiones, tus valores fundamentales y las actividades que te hacían sentir vivo. Dedica tiempo a reconectar con estos aspectos de tu identidad, incluso si al principio no sientes motivación. Participar en actividades placenteras puede gradualmente reavivar la chispa interior.

7. Practicar la Gratitud:
Aunque pueda parecer difícil en medio de la desesperación, intentar enfocar tu atención en las cosas positivas, por pequeñas que sean, puede cambiar gradualmente tu perspectiva. Llevar un diario de gratitud o simplemente tomarte unos minutos cada día para reflexionar sobre lo que aprecias puede ayudar a contrarrestar la negatividad.

8. Buscar Ayuda Profesional:
Si la desesperación persiste o se intensifica, buscar la ayuda de un profesional de la salud mental es un paso valiente e importante. Un terapeuta o consejero puede ofrecerte un espacio seguro para explorar tus sentimientos, identificar patrones de pensamiento dañinos y desarrollar estrategias de afrontamiento efectivas. La terapia puede proporcionarte las herramientas y el apoyo necesarios para superar la desesperación y construir una vida más significativa.

9. Cultivar la Paciencia y la Autocompasión:
Salir de la desesperación no es un proceso lineal y puede llevar tiempo. Sé paciente contigo mismo y permítete tener días buenos y malos. Practica la autocompasión, tratándote con la misma amabilidad y comprensión que le ofrecerías a un amigo en una situación similar. Reconoce que estás pasando por un momento difícil y que está bien buscar ayuda y tomarte el tiempo necesario para sanar.

10. Mantener la Esperanza:
Aunque parezca paradójico en medio de la desesperación, aferrarse a la creencia de que las cosas pueden mejorar es fundamental. Recuerda momentos en el pasado en los que superaste desafíos. Visualiza un futuro en el que te sientas mejor. La esperanza actúa como un faro que guía tus esfuerzos y te impulsa a seguir adelante, incluso cuando el camino parece oscuro.


Salir de la desesperación es un viaje que requiere compromiso y esfuerzo. Sin embargo, al adoptar estas estrategias y buscar el apoyo necesario, es posible romper las cadenas de la oscuridad y redescubrir la luz y la alegría en la vida. Recuerda que no estás solo y que la esperanza siempre puede renacer.

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CÓMO HACER QUE TUS MIEDOS SE TRANSFORMEN EN TU MOTOR: la estrategia de Alex Rovira.

Entrevista de 41 minutos

https://www.youtube.com/watch?v=g34beixeduo
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